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Año I – Primera Edición – Editorial: 000000037  [1]

El Cisne Negro [2]

El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica

Jueves 13 Octubre de 2.011.

Feliz Aniversario

Por Rubén Vicente

Tengo que renovar el registro. En vez tener que irme hasta la loma del cachilo, dije voy al Automovil Club de la Avenida del Libertador, que para algo soy socio. Y si, porque destinan varias dependencias de la sede paqueta de La Recoleta al funcionamiento de un anexo municipal de la dirección de tránsito de CABA, y hago el trámite ahí.

Van por el 602. Mi número es el 779 (ups). Espera, espera, espera que te espera y me toca. La chica del mostrador me dice no puede hacer el trámite sin el DNI. Le dije tengo cédula, ahí figura el número. Me dijo no, tiene que venir con DNI, para que lo veamos y le saquemos fotocopia a las dos primeras hojas, es por seguridad.

Así que regresé a casa y vuelta otra vez a la carga. Tiene que presenciar la charla de seguridad vial; empieza a las diez en el segundo piso. A las once menos veinte un plomo nos empezó a pasar varios tips gallegos tan instructivos como impracticables, y te dan un papelito con firma y sello de nadie (no figura el nombre de la persona), para presentar en el mostrador del primer piso. Mis lumbares están fatales esta mañana.

La chica me dice vaya al mostrador de allá, que le dicen si debe algo por infracciones. Cartel de control de infracciones. Una por cruzar una luz roja de 2008 y otra de 2010 por  circular por el doble carril en Córdoba al 3400 a la tarde (yo sólo quise doblar en Mario Bravo, pero se ve que no se puede, pensé). Salen impresas.

Juro por la santísima virgen María que yo estaba dispuesto a no reclamar y a pagar voluntariamente la mitad del importe total (creo que es así), con los debidos intereses (moratorios y punitorios), pero nada, porque la segunda chica me dijo tiene que ir a Cerrito a ver al controlador, acá no recibimos pagos. ¡Rayos¡

Taxi… Al efidificio del Mercado del Plata por favor. A las trece todavía luchábamos por llegar al Obelisco, por la manifestación de no sé de qué. Ojalá me toquen el auto, así me bajo con el fierro y me descargo dijo el tachero (¡mamá!), que agregó una reflexión hegeliana: ya me tienen repodrido estos piqueteros HDP. Bello, ¿no?

A las catorce se me acabó el tiempo y dije: por favor, trate de llegar al Banco Nación (¡va fangulo con el jefe de gobierno!). Cuarenta y cinco minutos más tarde, las maravillas monumentales de Alejandro Bustillo me devolvieron el sociego necesario para continuar el día de eme, transportándome a un pesado que ya nunca volverá y por eso es tan amado.

Preguntas: ¿Por qué no aceptan la cédula de identidad, que tiene el número del DNI? ¿Para qué quieren sacar fotocopias, teniendo la pc? ¿Por qué no ponen un funcionario de tránsito en la sede del ACA que reciba pagos voluntarios y seguimos el trámite en paz? ¿Por qué tenemos que ir a Cerrito, que no es Cerrito, sino Bernardo de Irigoyen? ¿Qué tiene que controlar el controlador si no hay que ir con el auto? ¿Por qué tenemos que bancarnos la pérdida de tiempo para llegar ahí? ¿Por qué todo es tan engorroso e insume tanto tiempo al recontradop, nada más que para renovar el maldito registro?

Con todo respeto, me tiene harto CABA y sus idioteces sin sentido ni final, porque no paran, y menos después de que sacaron el 50% (merecías ganar vos pelado, este es un pecho frio). Eso si, el ACA sigue siendo un club como Dios manda. ¡Feliz aniversario¡.

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.  

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[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).

[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.