martes, 3 de enero de 2012

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Año I – Primera Edición – Editorial: 000000036  [1]

El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Miércoles 12 Octubre de 2.011.

El Pastorcito Mentiroso
Por Rubén Vicente

A confesión de parte relevo de pruebas. Este es uno de los principios tradicionales del derecho procesal criminal europeo y latinoamericano, según el cual, si el imputado confieza el delito cuya instigación, autoría, complicidad o encubrimiento se le atribuye, no hacen falta más pruebas para condenarlo a la pena prevista por la ley. Pero ojo, que es sólo un principio, que cae si se comprueba que la confesión no es voluntaria.

En cambio, en el derecho procesal criminal anglo-americano rige una especie de contraprincipio, que recibe el nombre de la inversión de la carga de la prueba, en cuya virtud, si el fiscal cuenta con una serie de indicios graves, precisos y concordantes (léase: la presunción), el imputado deja de ser constitucionalmente tenido como presunto inocente y pasa a ser tenido como presunto culpable hasta que él demuestre lo contrario.

Ahora, a la luz de ambos principios antagónicos (la confesión de parte o la inversión de la carga procesal), juzguemos las palabras del director general del FBI, Robert Moelles, refiriéndose al supuesto complot de Irán contra Israel, Arabia Saudita, los EEUU y la Argentina:

“Este caso ilustra que vivimos en un mundo donde las fronteras son cada vez más irrelevantes… Un mundo donde los individuos de un país conspiran con un narcotraficante de otros país para asesinar a un funcionario en el territorio estadounidense. Y pese a que parece salido de un guión de cine, el impacto sobre la vida de mucha gente hubiera sido muy real”.

Es verdad. Él tiene toda la razón. Por eso, a confesión de parte relevo de prueba, o si se prefiere, ante la presunción de que es un guión de cine escrito por Mr. Moelles, él es autor hasta que se demuestre lo contario. Perdón, no sé si he logrado expresar claramente la idea subyacente.

Ultimo momento. WikiLeaks acaba de publicar un cable en el que se consigna una directiva vociferada por el secretario de justicia a sus colaboradores inmediatos: “Silence that fucking black swan right now!”, ja ja já.

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.


[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).


[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.

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