jueves, 12 de enero de 2012

82 Geopolítica (Argentina)

Año I – Primera Edición – Editorial: 00000082 [1]

El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Domingo 27 de Noviembre de 2.011.


Cosecharás Tu Siembra
Por Rubén Vicente

En 1945 sobrevino el nacimiento de una niña católica apostólica romana que fue bautizada bajo el nombre de Susana Bártoli. Hizo la primaria y la secundaria en su ciudad natal bonaerense de La Plata. A los dieciocho años de edad (1963), Susana empezó a trabajar como meritoria en un juzgado de primera instancia en lo criminal y correccional provincial. Siendo ya una mujer adulta (33), Susana se casó con un tipo de apellido Santos, con el que tuvo una hija en 1982, que fue bautizada bajo el nombre de Bárbara Santos Bártoli, que fue a la escuela primaria y al colegio secundario en La Plata.

En 1996, luego de sólo siete años de matrimonio (7), el tal Santos se separó de su mujer (ups) y, desde entonces, Susana (41) empezó a vivir en el quinto departamento de un pequeño edificio de cinco unidades habitacionales de propiedad horizontal (léase: la casa chorizo) del barrio platense de La Loma, con su hija Bárbara (14). [3]

Cuatro años más tarde (2000), mientras cursaba el quinto año, Bárbara (17) quedó embarazada (ups y ups = dos ups) de quien después se convertiría en su marido, Dn. Daniel Galle (a) El Ferretero (31), siendo los felices padres de una niña, que fue bautizada bajo el nombre de Macaela Galle Santos (a) Micu. [4]

Meses más tarde, Bárbara (18) comenzó a trabajar como empleada pública dependiente del tribunal electoral bonaerense (¿¿??), contratando los servicios de nurse de una tal Ana María. Sólo seis años después (2006), Daniel (37) y Bárbara (24) se separaron (ups, ups y ups = y ya van tres ups), yéndose él a vivir a otro lado, mientras Micaela (6) seguía siendo cuidada por Ana María, y comenzaba la escuela primaria en el Colegio San Cayetano, dependiente de la parroquia de La Loma.

Dos años más tarde (2008), Bárbara (26) inició una relación sexo-afectiva con cama afuera (léase: la amistad con derecho a roce) con un joven de la vecina localidad de Melchor Romero, que era operario o empleado administrativo de la destilería de YPF de Ensenada  y que practicaba karate, llamado Osvaldo Emir Martinez (a) El Oso (24). [5]

Con el consentimiento de Susana (63), El Oso comenzó a visitar su hogar diariamente (¿¿??) y, meses más tarde, convirtió a Micaela en beneficiaria de su obra social petrolera. [6]

Sin embargo, al año siguiente (2009), El Oso (25) empezó a cuestionar a Bárbara (27) que salga tanto con sus amigas (¿¿??), dejando a Micaela (9), como siempre, al cuidado de Ana María (¿¿??).

La cosa empezó a ponerse densa cuando El Oso (26) comenzó a someter a Bárbara (28) a brutales golpizas (ups, ups, ups y ups =  y ya van cuatro ups en la vida de Bárbara), que fueron objeto de las correspondientes denuncias policiales radicadas por Susana (64), ya dispuesta en ese entonces a inciar los trámites jubilatorios. [7]

Los vecinos del barrio dicen que Susana era una mujer muy elegante (sic); que Bárbara siempre se la veía con una sonrisa en los labios (sic) y que no parecía ser una chica que tuviera problemas serios en su vida (sic), mientras que de Micaela dicen que era una niña muy educada y muy buena alumna en la escuela (sic), y de El Oso refieren que no pueden creer (sic) que las haya matado a las tres (Susana, Bárbara y Micaela), junto a la amiga de la joven (Marisol Pereyra – 30), el sábado pasado, inmediatamente después de la medianoche, cuando Bárbara y Marisol estaban por irse a bailar (sic = ups, ups, ups, ups y ups = cinco ups), usando un palo de amasar y una cuchilla, en el marco de lo que posiblemente pasará a la historia policial con el nombre de El Cuádruple Crimen de La Loma.

Después de leer detenidamente los diarios de hoy, mi primer pensamiento fue igual al que tuve cuando me enteré lo de La Masacre de Cromagnon, y es que cosecharás tu siembra, y nada más, claro está.

Como decía El General, el que quiera entender que entienda.

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.



[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).

[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.

[3] Los matrimonios se separan por infinidad de razones, pero las más comunes son de índole sexual, sentimental o material. No creo que Don Santos y Susana tuvieran problemas materiales. Por ende, mi hipótesis era que no se llevaban bien en la cama, y que él o ella hayan descubierto alguna infidelidad intolerable para el otro, o peor aún, que haya existido algún problema con la hija adolecente, pero no me atrevo a avanzar más, porque no dispongo de elementos de juicio que me permitan esbozar ni siquiera una hipótesis. Lo único concreto es que la información disponible permite suponer que Susana jamás rehízo su vida de manera estable y formal. Ello me lleva a pensar que Bárbara pudo haber culpado a su padre de haberse separado de su madre, lo cual, inconscientemente, bien pudo haberse traducido en un odio reprimido hacia los hombres mayores, a los que pudo haber visualizado como autoritarios, lo cual, ciertamente, pudo haber sido una vivencia traumática, que dejó secuelas en su alma y pudo haber modificado su conducta, en términos de volverse una chica paradógicamente rebelde y reprimida a la vez (léase: ambigua y contradicoria = incoherente). No sé, digo… Mejor sigo:

[4] En mi modesta opinión, Daniel debe haber representado para Bárbara algo así como el hombre adulto, serio, responsable, exitoso y paternal en sentido positivo (léase: una elección de pareja analítica), que la compensó por la pérdida de la odiada figura paterna. Pero ya se sabe muy bien en la psiquiatría en qué pueden terminar las parejas donde la mujer ha hecho una elección analítica, y es en la ruptura de la dinámica que sobreviene cuando ella siente que ha crecido lo suficiente como para no necesitar más la guia de su esposo, mutando su conducta hacia una nueva de tipo narcisista, en la cual, la mujer siente que ella es alguien igual o superior al hombre, empezando a necesitar a su lado a otro hombre que sea de igual o menor talla espiritual que ella. Eso es independiente de si ese matrimonio entra o no efectivamente en crisis, o si el tercero (el amante) es efectivamente o no igual o menor a ella, subjetivamente considerado, pues es sabido que el amor es ciego, y muchas veces percibimos lo que queremos percibir, sobre todo, si tenemos una personalidad básicamente insegura, por alguna vivencia traumática que hayamos tenido.

[5] No es inusual, para nada, que una chica de veintiseis años de edad, tenga un chico dos años menor que ella, lo cual, para mi, es evidencia de que Bárbara quería estar con al quien que no pretendiera mandarla ni controlarla, llevando a cabo una elección de pareja narcisista, claro está. La psiquiatría dice que las parejas conformadas por dos narcisistas suelen atravesar muchas crisis, pues establecen relaciones de poder que, en la práctica, son juegos de suma cero, donde uno gana todo y el otro pierde todo.

[6] Santos no sé que obra social tendría, pero Susana  y  Bárbara contaban con la obra social del poder judicial bonaerense, y Daniel, como pequeño empresario de la ferretería, podía estar afiliado a Osecac o, mejor aún, a Medicus o a Osde. Sin embargo, la nena recibía atención médica vía la obra social de YPF o bien, de la obra social del SUPE. Eso a mi me hace mucho ruido.

[7] La cosa venía onda dejame tranquila, vos a mi no me mandás, y el planteo de él era acá mando yo y vos vas a hacer lo que yo digo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario