domingo, 8 de enero de 2012

68 Tecnología

Año I – Primera Edición – Editorial: 00000068 [1]

El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Lunes 14 de Noviembre de 2.011.



Los Monjes Aburridos
Por Rubén Vicente

Si hay algo dificil en una gran isla es matar el tiempo, sobre todo, quinientos años atrás. Por eso, unos monjes dominicos del este de las tierras altas (the eastern high lands) empezaron a pegarle a las piedras del camino con sus cayados, y eso los divirtió sin embromar a nadie. (¡qué dolobus, já!).

Lo hacían cuando tenían tiempo y ganas, hasta que un día los vio el prior de su convento, que era un verdadero personaje. Y si, porque además de ser un abogado y un sacertote, que formuló votos de catidad, pobreza y obediencia, resulta que era un miembro de la alta nobleza escocesa (la grandeza) y tenía un alto grado militar en el cuerpo escocés del ejército sacro imperial (das reich wehrmatch). ¡Guau¡

Se trataba de su alteza, el duque de Link, Tte. Gral. RW ® Dr. sir David Plantagentet, apellido ilustre si los hay en la historia de la Europa medieval, pero todos lo conocían por su modesto nombre eclesiástico de fray George Lambert (49), por su apellido materno, claro está. [3]

El monasterio católico de esa Escocia de dudosa catolicidad tenía el nombre de La Gran Casa de los Conejos (the big house of rabits), y su patrono espiritual era San Andrés de Link, off course. Fray George se asombró de ver la precisión con la que sus monjes subalternos dirigían las piedras desde el camino hasta la orilla del mar que corría a su vera, y pensó en poner a prueba esa destreza, cavando un pequeño pozo, para luego desafiarlos amablemente a que metieran las piedras en esa hendidura, y lo lograron los muy granujas, ja ja já. ¡Wonderfull!

No hay nada que hacerle. El aburrimiento es la madre de todos los ingenios, buenos y malos, claro está, pero en este caso, era una diversión sana, que fray George decidió organizar como Dios manda.

Los largos cayados rectos de encina se convirtieron en cortos palos curvados de roble; las cortantes piedras graníticas del camino se transformaron en los lisos cantos rodados de la accidentada costa marítima; y la hendidura de la tierra fue reemplazada por diez prolijos hoyos, de medidas exactamente idénticas, desplagados a lo largo y a lo ancho de un terreno baldío del monasterio, conocido con el nombre de el viejo curso (the old curse).

Así nació el primer campo de golf de la historia universal, sin que sepa muy bien todavía por qué corno le llama así a ese juego tan divertido, con el que hoy en día se ganan tantos premios y tanto dinero en todo el mundo, off course. [4]

Y pasó el tiempo, y un día del año de Nuestro Señor Jesucristo de mil quinientos cincuenta y seis, a fray George se ve que le hagarró la chiripiorca, o algo por el estilo, porque dijo: esto hay que enseñárselo a la gente (sic), organizando la primera escuela de golf de la historia universal.

Los primeros alumnos fueron los peones rurales que labraban la tierra en el monasterio, quienes empezaron a tomar clases a cambio de cortar el cesped con las hoces, dejando el campito pi pí kú kú. Y claro, porque ya se sabe que los curas no dan puntada sin hilo, pero todo en el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo, claro está, ja ja já.

La cuestión es que, dos años más tarde, fray George hizo valer su condición de duque de Link, para posicionarse como el primer presidente de la comisión directiva de una nueva asociación civil sin fines de lucro, que comenzó a funcionar bajo la razón  social de The Saint Andrews Golf School que, en realidad, fue el primer club de golf de la historia universal, con domicilio legal, justamente, en su pequeña villa ducal ancestral de Link, como no podía ser de otra manera, claro está.

Allí, fray George mando que se construyera un gran campo de unos veinte acres (diez hectáreas) con dieciocho hoyos (18), que fue llamado con el nombre de el nuevo curso (the new curse), en cuyo centro había un bosque y una laguna. Los palos se partían con los cantos rodados, hasta que a un monje instructor se le ocurrió la idea de forrárlas con corcho turco (¿?), y fue un gran éxito, si no fuera porque los cantos se conviertieron en aunténticos proyectiles, que se perdían de vista.

Pero está visto que fray George era un tipo que pensaba en todo, porque entonces organizó un grupo de adolecentes, que eran los hijos de los artesanos de la lindera villa ducal de Link, para que empezaran desde abajo, encargándose de ir a buscar los cantos hasta encontrarlos, llamándolos con el risueño nombre de los muchachos exploradores (the boy scouts). ¿Ajá?

Y el primer torneo de golf lo ganó John Paterson (a) El Zapatero, que venció al capataz del monasterio (campesinos versus burgueses), dejando claro a quíen le pertenció este juego en sus primeros años (la pequeña burguesía), después de ser inventado por los monjes.

Podríamos seguir complicando la cosa, pero con esto ya es más que suficiente para darnos cuenta de que tanto el golf y como el scautismo son dos inventos de los dominicos más aburridos del scotish culis mundis de aquella época, y nada más, claro está.

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, responderia que veremos, veremos y pronto lo sabremos.



[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).

[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.

[3] Luego de La Guerra de las Dos Rosas (1480-1485), los Plantagent, que eran católicos apostólicos romanos, dejaron de usar ese nombre de familia (el apellido), adoptando los nuevos proto protestantes (léase: hussistas) de Lambert (Escocia) y de Spencer (Anglia).

[4] En holandés, la palabra palo se dice kolf. Quizás en ese recóndito monaterio escocés hubiera algún monje nederlandés castigado, posiblemente, por haberle dado duro a los cantos en su patria que tiene hombre de mujer, ja ja já.

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