domingo, 15 de enero de 2012

95 Historia (Europa)

Año I – Primera Edición – Editorial: 00000094 [1]

El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Domingo 11 de Diciembre de 2.011.




Un Tipo con Mucha Suerte
Por Rubén Vicente

Ese tipo del retrato nació en 1429 en Génova. Fue circuncidado bajo el nombre latino de Julius Fader, porque por ser el primogénito de dos padres que eran altos, delgados, blancos, rosados, rubios y de ojos azules (los nórdicos = los arios), él era un judío europeo (el ashkenazí), es decir, un judío de segunda, o algo por el estilo, que no son demasiado ortodoxos en su fe. [3]

Sin embargo, el padre tenía más plata que los ladrones, porque era propietario de una flota mercante de quince buques, que navegaban por los mares Mediterráneo Occidental, Cantábrico, Norte y Báltico, haciendo fletes marítimos para los puertos, los mercados y las ciudades de la vieja liga de la hansa (léase: la liga hanseática).

Después de terminar la escuela primaria en un establecimiento dependiente de la gran sinagoga genovesa, y de recibir su barmitzva, que a los ojos de Jehová, lo conviertía en un yavista adulto, Julius no quiso continuar sus estudios y prefirió empezar a viajar con el padre, aprendiendo en forma relativamente rápida casi todos los secretos del arte de la navegación a vela (la naútica), convirtiéndose en un marinero experto y en un cartógrafo mínimamente aceptable.

Guiado por su progenitor, Julius aprendió a enfrentar las tormentas marinas, pero también, los frecuentes motines de a bordo, y el tipo de negocios que se hacen en los puertos, incluyendo obviamente el contrabando; pero nada le gustaba más que las tabernas, con el vino, los dados y las mujeres, que se transformaron en su obsesión desde entonces y para siempre. ¡Ah pillín, pillín¡

Pero una cosa es aprender todo eso y otra muy distinta es que le muera el padre de una pulmonía, y que él haya debido hacerse cargo de la administración de la flota familiar a los veintitrés años de edad (1452).

Y se ve que Julius no le hacía asco a nada, porque se le ocurrió la peregrina idea de alquilarle sus quince naos, nada más ni nada menos, que al agente marítimo en Génova del sultán de Turquía, que preparaba la armada más grande jamás conocida, con la que organizaría, nada más ni nada menos, que la toma de Constantinopla (1453), que pondría fin a la edad media y daría principio a la edad moderna, convirtiendo al joven Julius Fader en un joven magnate armador de aquellos, con el doble de naos y con diez flamantes grandes naves, construidas en astilleros alemanes y pagadas con el oro turco de su traición subrepticia a la cristiandad.

Fue entonces cuando ese judío, que ya empezaba a ser un prominente comerciante de todos los mares europeos, con excelentes relaciones con los gobernantes musulmanes y cristianos por igual, tomó la decisión, veinte años más tarde (1473), de radicarse en el puerto francés atlántico de Nantes, frente a la boca occidental de El Canal de la Mancha (Le Pais de Calais = The English Channel), porque era el punto estratégico de cuyo control personal dependían sus florecientes negocios de alcance continental.

Y como buen judío, se ve que tenía de su lado a Jehová, porque justo una noche que estaba ganando a los naipes, resulta que el tipo que acababa de desplumar era, nada más ni nada menos, que el hijo pródigo de su alteza, la duquesa de Anjou, Me. Leonor Plantagenet, cuya contabilidad estaba en rojo fluo y, además, había enviudado tristemente, siendo aún relativamente joven y hermosa.

Basta para mi, dijo Julius, y luego de probarla en la cama, le propuso matrimonio católico apostólico romano, levantándole todos los muertos y volviéndola rica otra vez, a cambio de que ella le transfiririera su título de la baja nobleza francesa (la hidalguía). Cant buy my love…

Por respeto a la memoria de su difunto marido, y porque ella lo doblaba en edad lo pensó, y luego aceptó, pero con la condición de que todo se formalizara luego de hacerle un favor muy grande a sus parientes, los duques ingleses de York, que tenían fuertes disputas mercantiles con los Tudor, que eran duques de Lancaster, alquilándoles toda su flota, que participaría en La Guerra de las Dos Rosas (1480-1485). [4]

Luego de concluída la contienda, cuando ya tenía cincuenta y un años de edad y ya era un hombre maduro (51), pero completamente arruinados sus pingues negocios navales por la derrota de los Plantagenet, Julius Fader abjuró de su religión y se bautizó como estaba planeado, justamente, para casarse con la duquesa de Anjou y dejar establecida las condiciones necesarias para que ella le transfiriera su título de higalguía; con tan mala suerte, que la tipa crepó de un bobazo (ups) y, encima, el hijo le echó flit, conminándolo insolentemente a que abandone el castillo al día siguiente, escoltado por la guardia ducal que le hubiera pertenecido en heredad. ¡Te dejaron como Tarzán en el día de la madre Julito, ja ja já!

Ah, sólo falta decir dos cositas. La primera es que la única posesión que conservó Julius Fader fueron unos extraños mapas en papiro que le había obsequiado el sultán turco, que le dijo que a él no le servían para nada. Y la segunda fue que, evidentemente, Julius Fader era un tipo con mucha suerte, pues su nuevo nombre cristiano era el de Christoforus Columbus.

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.



[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).

[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.

[3] Están los judíos asiáticos (los morochos = los semitas = los sefaradíes) y los judíos europeos (los nórdicos = los arios = los ashkenazíes). Dentro del judaísmo, los semitas consideran que los arios son racialmente impuros y, por ende, proclives a la perdición espiritual (la degeneración de la fe). Incluso en la década pasada, hubieron rabinos sefaradíes del viejo continente que se arrogaron el derecho a definir teológicamente quién es y quien no es un verdadero judío. Como puede apreciarse, el racismo no es ajeno al judaismo. Conste.

[4] En agradecimiento, el lider de la dinastía de Los Plantagenet, le otorgó un titulo morganático nulo de hijo de la patria inglesa (el patriciado), pero sin convertirse a la religión verdadera (el catoilcismo apostólico romano), dejándolo en condiciones de ocupar un escaño en el parlamento del ayuntamiento ducal de York (la concejalía municipal), pero también, de contrarer matrimonio católico apostólico romano con un miembro de la baja nobleza europea (una duquesa, una condesa, una barona o una principesa = una hidalga), para que por las venas de su descendencia corriera la sangre sagrada de Adán, de Set, de Noé, de Moisés, de El Rey David y de Nuestro Señor Jesucristo (le saint graal = el santo grial). Pero la verdad, es que la nulidad del título de Julius Fader jamás fue cuestionada ante nigún tribunal de justicia inglés, fundamentalmente, porque él nunca ejerció el cargo de consejal municipal.

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