lunes, 23 de enero de 2012

130 Geopolítica (Mundial)

Año I – Primera Edición – Editorial: 00000130 [1]

El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Miércoles 17 de Enero de 2.012.




La Bicefalía Esotérica Trunca
Por Rubén Vicente

El mundo entero (orbis) está gobernado por un yin y por un yan que pugnan entre si pero que, paradógicamente, se necesitan recíprocamente, pues el uno es la razón de existir del otro.

Son o representan el poder masculino y solar, y el poder femenino y lunar. Están en combate perpétuo para controlar, en forma exclusiva y excluyente, cada cuerpo y cada alma, de cada individuo (varón, mujer, niño o anciano) que pueble nuestro planeta, pero también, cada entidad de la que formen parte (las organizaciones criminales, las familias, las entidades civiles, los sindicatos, las empresas, los bancos, las universidades, los medios masivos de comunicación social, las comunidades religiosas, las fuerzas armadas, los gobiernos y los organismos internacionales).

Nada, pero nada, ni nadie, pero nadie, escapa a sus ambiciones ilímitadas de dinero y de poder (el paroxismo de la codicia), porque su meta es el control absoluto del mundo entero (orbis).

A través de absolutamente todos los medios e instrumentos, habidos y por haber, ellos sienten y creen que, realmente, son capaces de controlar a voluntad este planeta, incluyendo a la totalidad de los estados miembros de la comunidad internacional.

Verdaderamente muy, pero muy pocos, quedan fuera de su control, directo o indirecto, desembozado o solapado, feroz o civilizado, lo mismo da. En la nómina de los elegidos podríamos incluír a tipos como Set, Siddarta, Lao Tsé, Confucio, Moisés, Jesús o Muhammad, que les rompen los esquemas y los hacen perder mucho, pero mucho dinero y mucho, pero mucho poder, por la sencilla razón de que los esclavos dejan de ser sumisos ante sus amos y se rebelan, transformándolo todo, pero todo, de la noche a la mañana, acompañando la revolución espiritual, que precede a la material que, en definitiva, esos númenes iniciaron.

Tarde o temprano, absolutamente todos y cada uno de los demás mortales, si no cayeron en sus redes invisibles de manipulación, terminaremos cayendo en ellas, y si nos liberáramos, muchas, por no decir todas, serían las posibilidades de volver a caer en sus trampas.

La primera (el yin) es conocida como La Hermandad de la Santa Cruz, que es la hermana mayor de la francmasonería universal (la venerable hermandad roja = la masonería colorada = la masonería católica = la masonería papista = la masonería sagrada = la masonería divina), que lucha por el éxito de El Plan Divino de Salvación.

La otra (el yan) recibe el nombre de La Hermandad de los Hospitales (los hospitalarios), que es la hermana mayor de la masonería mundial (la venerable hermandad azul = la masonería inglesa = la masonería anticatólica = la masonería antipapista = la masonería diabólica = la masonería satánica), que brega por el fracaso del Plan Divino de Salvación.

Desde 1870 en adelante, La Hermandad de la Santa Cruz es casi siempre liderada por su santidad, el papa, o en su defecto, por su eminencia reverendísima, el señor primer ministro del gobierno de la ciudad estado del Vaticano, es decir, por el secretario de estado pontificio.

Desde 1534, La Hermandad de los Hospitales (los hospitalarios) es casi siempre liderada por su magestad, el monarca del reino de Anglia o, en su defecto, por su eminencia reverendísima, el señor arzobispo de la arquidiócesis de Canterbury de La Iglesia Cristiana de la Nación Inglesa (La Iglesia de Inglaterra = La Iglesia Anglicana).

Sin embargo, el actual pontífice romano (Benedicto XVI) es el maestre (el rabí) de La Hermandad de la Gracia Plena, que es la rama vaticana de la masonería mundial (los azules); mientras que su magestad, la monarca del reino de Anglia (Isabel II) es la gran maestre de La Hermandad de la Jarretería, que es la rama inglesa de la francmasonería universal (los colorados).

Por eso, en la actualidad, la francmasonería universal (los colorados) es liderada por el secretario de estado del Vaticano, mientras la masonería mundial (los azules) es liderada por el arzobispo de Canterbury.

Eso significa que el máximo jefe del ejército de la luz (la divina providencia = la guerra roja) no es el papa, y que la máxima jefa del ejército de las tinieblas (el destino = la guerra azul) no es la reina inglesa, sino que por el contrario, la divina providencia (los colorados) es comandada por el secretario de estado del Vaticano, Msr. Dr. Dn. Tarcio Bertoni, y que el destino (los azules) es comandado por el arzobispo de Canterbury, Msr. Dr. Dn. Rowan Williams. [3]

En clave esotérica, ello implica una suerte de bicefalía truncada, causando ello el total desquicio de las estretegias desarrolladas por la masonería mundial (el destino = los azules) y por la francmasonería universal (la divina providencia = los colorados), habiendo margen objetivo para la llegada de El Cristo del Futuro (tá paracletos = de paraclitus = el paráclito), que yo creo que ya está entre nosotros, porque estamos transitando, nada más ni nada menos, que los últimos tiempos que, obviamente, son y serán terribles (el hambre, la peste, la guerra y la muerte = los cuatro jinetes del apocalipsis), claro está.

Entonces yo digo que, si ya está entre nosotros El Paráclito, necesariamente, debe estar por llegar a este mundo, si es que ya no ha llegado, su archienemigo mortal, es decir, Lucero del Alba (Lucifer = Satanás = El Angel Caído) que, antes del combate final (el armagedón), se apoderará del control, exclusivo y excluyente, de la santa madre iglesia católica apostólica romana, bajo la forma de el último papa (Petrus Romanus), que gobernará en medio de la destrucción de la ciudad del Tiber (Roma) y de las tribulaciones de toda la humanidad.

Si usted quiere saber para quién lo están haciendo jugar a usted, lo quiera o no, fíjese cuál de los dos axiomas podría ser el que se corresponde más con su conducta en la vida. El axioma de la masonería mundial (los azules) es divide y reinarás (divide et impera), y el axioma de la francmasonería universal (los colorados) es que todo debe cambiar, pero para que nada cambie en realidad (omnes esse mutare, sed ut quod nihil mutare in verus).

En otras palabras, si usted es un alma azul, su sentimiento básico es el deseo de destruir, aunque para ello le resulte necesario construir algo primero, y si usted de un alma roja, su sentimiento básico es el deseo de transformar, aunque para ello deba construir, destruir y reconstruir, espaciada o permanentemente.

Y obvio, usted se alineará con la entidades azules o rojas, según sea quien lo esté manipulando, repito, lo quiera usted o no. Salvo que usted sea uno de los ciento cuarenta y cuatro elegidos (144), de Dios o de Satanás, pues en ese caso, la misión para la cual usted ha nacido, serán grandemente contribuyente con El Plan Divino de Salvación, en términos de su éxito o de fracaso, y nada más, claro está.

Una cosa más. Si usted se diera cuenta de que está en el bando equivocado, tendría no obstante la posibilidad de hacer lo correcto (léase: cambiarse de bando), pues para ello contaría con el auxilio espiritual de Dios o de Satanás, pero no se olvide nunca que esa decisión crítica podría costarle su alma, mucho más que su vida, claro está.

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.





[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).

[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.

[3] Véanse las fotos de ambos en Wikipedia.

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