El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Miércoles 14 de Diciembre de 2.011.
La Provocación
Por Rubén Vicente
En 1550, su alteza, el duque de Venecia, Tte. Gral. RW ® Dr. Dn. Alfredo Dándolo (a) El Dux, emitió un decreto de conversión forzada de todos los judíos del despotado del Véneto. La gran mayoría emigró a Suiza, pero una considerable minoría se bautizó en la religión verdadera (el catolicismo apostólico romano), convirtiéndose en los cristianos nuevos (los marranos), entre los cuales figuraba un rico importador de seda china, llamado Abraham Ben Nathan, cuyo nuevo nombre cristiano fue el de Alfredo Benettoni. [3]
Gracias a semejante sacrificio, fue premiado con la aceptación de la mano de la hija de su alteza, el duque de Minelli, comenzado a residir, justamente, en La Vila Minelli, comenzando además a ocupar una banca en el parlamento de la serenísima república, cuando la misma era uno de los estados más poderosos de toda Europa y del mundo entero (orbis).
Casi cuatrocientos años más tarde y, más precisamente, el trece de mayo de 1935, con el sol en la constelación del toro (tauro - tierra) y la luna en la casa del cerdo, que es el equivalente en el zodíaco caldeo de uso en el occidente al signo solar de piscis (agua), mientras la cristiandad celebraba la festividad de Nuestra Señora de Fátima, sobrevino el nacimiento de su descendiente en novena generación, que fue bautizado bajo el nombre Luciano Benettoni.
Luciano se crió en la Italia monárquica y fascista de Vitorio Emmanuele II Biancamano y de Benito Mussolini. Hizo la escuela primaria y el colegio secundario con los salesianos, para luego estudiar música en un conservatorio de Venecia, graduándose a los veintiún años de edad y empezando a dar clases particulares de piano en su domicilio familiar.
Ese era un destino tradicional para los jóvenes de la pequeña nobleza italiana (la hidalguía) de la Italia de los cincuenta, que emergía de la segunda guerra mundial convertida en una república constitucional alieada con los EEUU en la guerra fría contra el comunismo de la URSS, en el marco geopolítico de la OTAN.
Tenía que casarse y tener hijos, y lo hizo, convirtiéndose en padre de cuatro vástagos, mientras se unía con sus hermanos (Gilberto, Carlos y Giugliana) para conformar el capital de una nueva sociedad comercial, que comenzó a girar bajo la razón social de Benetton SPA, con domicilio legal en la villa de Minelli, cuyo objeto social, era producción y venta de ropa de trabajo. Pocos meses más tarde, Giugliana se graduó como modista y diseñó prendas femeninas para la playa (los trajes de baño = las bikini) y fue un éxito rutundo (1965).
Tanto que dieron el pequeño castillo familiar urbano (el palacete) en garantía de un crédito hipotecario a treinta años (1965-1995), que fue invertido en la organización de una pequeña fábrica de ropa, aprovechando que Carlo también se graduó de ingeniero industrial, comenzando a fungir como gerente de producción.
Desde entonces, la fábrica italiana de mayas femeninas multiplicó la producción y las ventas, posicionándose como la más importante de Minelli; mientras Gilberto viajó a los EEUU, logrando la hazaña de que la firma Victoria Secret Company de Nueva York le concediera una licencia de fabricación de ropa interior, que fue el salto cualitativo que hizo de Benetton una gran empresa veneciana, que comenzó a extender sus negocios a todo el norte de Italia (1975).
Pero a Luciano se le ocurrieron dos ideas. La primera fue poner a Giugliana a diseñar prendas de alta costura; a Carlo a ingeniárselas para organizar su producción en masa a bajos costos y a Gilberto a organizar un desfile de esas prendas, nada más ni nada menos, que en la capital italiana, y fue un éxito mundial, porque las cuatro capitales de la moda global son Roma, París, Londres y Nueva York, porque el resto no existe, obvio (1985).
Desde entonces, la marca Benetton se convirtió en sinónimo de ropa del primer mundo a precios del tercero, costando un vestido de cien mil dólares sólo diez mil dólares, o un traje de caballero de treinta mil dólares, sólo tres mil. Por eso, todas las grandes casas de la moda copiaron el modelo de diseño y producción de Benetton (ej.: Armani, Cristian Dior, Cacharel, Loui Buitón, etc.), obviamente pagando las regalías correspondientes (los royalties); pero además, invirtió esas ganancias en el montaje de propias fábricas en los cinco continentes (Oceanía, Asia, Africa, Europa y América), convirtiéndose en la primera marca mundial (1995).
La cúspide de la riqueza y de la fama convirtieron a Luciano Benettoni en un magnate de la moda excéntrico, que se separó sin divorcio de su mujer y empezó a vestirse como un gran señor italiano del siglo diecinueve, pero usando extraños guantes de cuero permanentes, incluso en veladas de gala en La Scala de Milán.
Hasta ahí, todo relativamente bien, pero no tan bien, porque le agarró la chiripiorca y empezó a financiar campañas publicitarias que él calificaba como provocativas (sic), con el propósito de que la humanidad no discrimine a los enfermos de Sida, comenzando a ser censurado por la sociedad civil italiana y europea (2005).
Y ahora (2011), Benettoni sale con estas imágenes que ilustran el presente artículo, diciendo que el objetivo es fomentar la tolerancia política y religiosa, frente a lo cual su eminencia reverendísima, el señor secretario de estado vaticano, Msr. Dr. Dn. Tarsisio Bertoni, ordenó la emisión de un comunicado en el que expresa que la santa sede la considera inaceptable (sic), anunciando su decisión de iniciar acciones civiles (daños, perjuicios y agravios) y criminales (injurias y difamación) contra su alteza, el duque de Minelli, Dn. Luciano Benettoni.
Verdaderamente, motivos no han de faltarle al Vaticano para reaccionar de ese modo, pero como abogado, a mi me gustaría saber qué argumentos específicos esgrimirán los letrados de la santa sede para sostener la validez del objeto de su demanda civil (el pago de indemnizaciones) y de su querella criminal (la imposición de una pena privativa de la libertad ambulatoria), obviamenente, amparándose en una prueba que es más que indubitable.
Discúlpenme, pero yo sinceramente, no los veo, quizás porque soy un gran pecador, o algo por el estilo, y por eso sólo atino a decir que si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.
[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14), la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).
[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.
[3] Absolutamente todos y cada uno de los apelllidos italianos terminados en i latina son judíos o de origen judío.
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