miércoles, 18 de enero de 2012

112 Historia (El Cristianismo)

Año I – Primera Edición – Editorial: 000000112  [1]

El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Lunes 2 de Enero de 2.012.



Tres Días y Tres Noches
Rubén Vicente

Y murió como un perro, clavado en la cruz, junto a dos ladrones, a uno de los cuales le prometió llevarlo con él al paraiso terrenal (el nirvana). Antes de exhalar el último aliento, había rogado por su primogénito, Eliseus Julios Coatas (a) Elías Barrabás (a) Eliecer Bar Koshba (20), que estaba estudiando hermetismo egipcio, filosofía griega y derecho romano (la sabiduría occidental = la magia blanca) en la Universidad de Roma.

Si, porque los judíos dicen que gritó: “Elói, Elói, ¿Lamah sabajtani?” (Dios mío, Dios Mío, ¿Por qué me has abandonado?), pero se equivocan, porque lo hizo en arameo, que aún hoy día es el idioma de los los árabes del norte de Israel y del sur de Siria y del Líbano (los galileos): “Elí, Elí, iva la sabej tane”, que significa: “Elías, Elías, cumple tu la misión”.

Y en absoluto secreto mortal (la omertá), transportaron su cadaver en La Nave Voladora de Simón El Mago (La Barca de Jesús), hasta la cripta de La Caverna de los Arcanos (Tarot), abierta por la madre naturaleza a orillas de El Arroyo de la Amarga Rebelión (Xé Meriam), situada a setecientos metros al norte de la mansión familiar (La Finca de la Estrella de David = Koshba), distante dos kilómetros de la villa de Bethelem Efratah (Belén del Éufrates = Belén de Galilea), separada por sólo tres kilómetros de la capital de la provincia de Abilene y de la tetrarquía de La Baja Galilea (Canaá), es decir, de  Nazareth.

Pero no lo enterraron, como era la tradición de los escenios de Nazareth (los los nasireos = los nazireos = los nazarenos = los israelitas universalistas = los cristianos = los católicos), sino que lo embalsamaron, como si hubiera sido un egipcio o un judío. [3]

Ya aclaramos en el artículo de ayer (El Juicio de Dios) que no tenemos ni idea de cómo se operó la resurrección de Nuestro Señor Jesuscristo, luego de tres días y de tres noches, pero es evidente que, en ese lapso, en la cripta debe haber habido un durísimo combate espiritual, obviamente entre Jesús de Nazareth, asistido por Dios Padre (Deus Pater) y Lucero del Alba (El Angel Caído = Lucifer = Satanás = El Mal En Si Mismo).

Imagino que debe haber habido una especie de alto el fuego y una negociación, que habría derivado en un armisticio sin tratado de paz, en cuya virtud, Satanás debe haber aceptado la resurrección, a cambio de que se le restituyera el control exclusivo y excluyente sobre El Templo de Jehová de Jesusalén (El Tercer Templo = El Templo de Herodes = El Ex Templo de Satanás), de donde Lucifer había sido expulsado por Jesús en el año ocho de la era cristiana, mientras los esenios y los judíos negociaban la unidad espiritual de la nación palestina, forjando el cristianismo, claro está.

Todo estaba perdido para El Plan Divino de Salvación, menos lo esencial, es decir, la vida eterna de la persona de El Hijo del Hombre (El Hijo de Dios). El templo, la ciudad santa y absolutamente toda Palestina, volvieron a quedar atrapados en las garras de Satanás. Sin embargo, la resurrección completó el proceso de liberación espiritual de la humanidad no judía (los gentiles), del pueblo elegido  (los judíos), de su clase dirigente (los fariseos, los saduceos y los herodianos) y de los cuatro grandes súcubos del infierno (Hircano II, Herodes, Arquelao y Tiberio).

El viejo pacto entre Dios y los hombres se había renovado, generando una nueva alianza, que ya no fue más sólo con el pueblo elegido (los judíos), sino más bien, con la totalidad de la humanidad, judíos incluídos, así convertida en El Pueblo de Dios (De Populum Dei), de modo tal que, de allí en más, el mundo entero (orbis) quedara dividido en amigos y enemigos del gran padre y gobernante del universo.

Obviamente, Theodore Julius Ferer (a) Teodoro Barrabás (a) Toma Bar Koshba (a) El Hermano Mellizo de Jesús (a) Santo Tomás Apostol (a) Diodoro (a) El Evangelizador de la India, no quería terminar como su hermano mayor, y por eso, no tuvo más remedio que zafar de la persecución romana, tomándose el piróscafo (léase: La Nave Voladora de Simón El Mago = La Barca de Jesús), con probable destino Srinagar o bien, Lhasa, haciendo escalas en Adén y en Karachi, claro está.

El segundo hermano, Tadeus Julius Ferer (a) Tadeos Barrabás (a) Jehuda Bar Koshba (a) San Judas Tadeo (a) El Iscariote (a)  El Traidor (48), estaba muerto. Y el tercer hermano, Peter Julius Ferer (a) Simeónidas Barrabás (a) Shimon Bar Koshba (a) La Roca (a) Petros (a) Petrus (a) Pedro (a) San Pedro (46) se hallaba prófugo, sin saber que había sido indultado.

Entonces, también en absoluto secreto mortal (la omertá), los líderes esenios (los apóstoles cristianos) se reunieron en La Conferencia de Emaus, procediendo a la elección de un lider máximo provisional, recayendo el nombramiento en la persona del cuarto hermano de Jesús, es decir, en Stephan Julius Ferer (a) Stephanos Barrabás (a) Efrahim Bar Koshba (a) San Esteban (44), de quien las sagradas escrituras explican perfectamente como terminó.

Por eso desde entonces, El Pueblo de Dios (De Populum Dei), pasó a ser la sumatoria de todos los individuos (varones, mujeres, niño, ancianos, ancestros y descendientes) que integraban la asamblea permanente de los fieles cristianos (tá eclessiam = de iglessia = la iglesia), provisionalmente liderada por San Esteban, que estaba tan fanáticamente loco como los demás zelotes, como San Pedro y como Jesús, y por eso, sencillamente, le temía más a Dios que la propia muerte, creyendo que el martirio es la excelsitud de la fe, mucho más que los votos de castidad, pobreza y obediencia de los sacerdotes escenios (los bautistas), y nada más, claro está. [4]

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.


[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).

[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.

[3] Los egipcios embalsamaban los cadáveres de sus faraones, para conservar el cuerpo del paso del tiempo, no obtente lo cual, creían en la resurrección, en el juicio final y en la absolución o en la condena eterna del muerto. Los judíos tomaron esa creencia de los egipcios y la extendieron a a todos los muertos, gobernantes y gobernados, fueran ricos o pobres, cultos o ignorantes, poderosos o insignificantes, lo mismo daba. Por ello, quizás San José, Santa María Virgen y Santa María Magdalena hayan inaugurado la práctica del embalsamamiento del cadaver de Nuestro Señor Jesucristo entre los escenios (los nasireos = los nazireos = los nazarenos = los israelitas universalistas = los cristianos = los católicos) de La Decápolis de ambas Galileas (Golán y Canaá); lo cual no habría sido compartido ni aceptado por el resto de los cristianos de las otras provincias dependientes de los tetrarcados del proconsulado romano de Palestina (Samaría, Judea, Perea y Neguev, también conocida con el nombre de Idumea). De hecho, los cristianos del conocimiento (léase: los gnósticos) no creían en la resurrección, ni de Jesús de Nazareth ni de nadie, siendo ese punto que pudo haber causado la primera división interna del naciente cristianismo, separando espiritualmente a los cristianos de la religión de la fe (los católicos) de los cristianos de la filosofía del conocimiento (los gnósticos).

[4] La secta de los druídicos budistas (los esenios) estaba conformaba por una mayoría individuos (varones, mujeres, niños y ancianos) de origen celta (los gálatas) o celta-germano (los galileos) de las provincias romano palestinas de Golán y de Canaá. Esa mayoría revistaba en la categoría jerárquicamente inferior de los puros (los cátaros). Por arriba de esa categoría subordinada venía la de los monjes (los bautistas), que formulaban votos de castidad, de pobreza y de obediencia. De esa segunda categoría de los bautistas surgía una minoría de monjes que aprendían el arte de la guerra (los monjes guerreros = los celosos de Dyaus = los celadores = los zelotes = los guerrilleros de Dios = Anzaar Allah). De la misma forma que lo hacían los drúidas de la wika celta y que lo hacen hasta hoy día los miembros de la casta de los brahamanes hinduístas y budistas de La Gran India (Afganistán, Beluchistán, Cahemira, India, Tibet, Bután, Bangladesh y Sri Lanka), Jesús de Nazareth y sus doce hermanos (los apóstoles), formularon votos de castidad, pobreza y obediencia, justamente, después de la coronación de Jesús (47) como monarca de El Segundo Imperio de Jezreell (Israel), en el año treinta de la era cristiana.

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