jueves, 12 de enero de 2012

80 Historia (Alemania)

Año I – Primera Edición – Editorial: 00000080  [1]

El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Sábado 26 de Noviembre de 2.011.


Un Monumento a la Injusticia
Por Rubén Vicente

Esta es la portada de otro libro de mi biblioteca, publicado por Editorial El Ateneo de Buenos Aires en 2005. Se ve que transcurridos más de sesenta y cinco años luego del final del conflicto (65), la propaganda anti hitlerista sigue tan potente como siempre, logrando que todos, pero todos, coincidan, como no lo han hecho en absolutamente ningún otro tema de la historia universal, en que Hitler fue el mal en si mismo y que el nazismo ha sido la peor de todas las calamidades padecidas por la humanidad, pero con particular énfasis en el genocidio del pueblo elegido (el holocausto judío = la shoa), que en Alemania ha enviado a la cárcel por cinco años (5) a un historiador que sólo cometió el pecado mortal de atreverse a escribir que no existen pruebas indubitables de su acaecimiento, ni mucho menos, de las cámaras de gas (tabú).
Es como que estamos en la época de Galileo Galilei, que quién osara desmentir a Ptolomeo, afirmando que la tierra gira alrededor del sol, debía ser declarado hereje y condenado a no poder volver a hablar, ni a escribir, ni a enseñar nunca más en ningún lado esa verdad que hoy nos parece de perogrullo. [3]

Detrás de aquella tremenda injusticia estuvo una entidad muy poderosa, como fue la iglesia católica apostólica romana y, detrás de esta de Hitler, del nazismo y del genocidio judío, está La Hermandad de los Sabios de Sion, cuyo brazo operativo es La Sociedad Lubavich de Moscú, a la que pertenece el actual presidente de Rusia, Dr. Dimitri Medvedev (a) El Muñequito de la Torta, cuyo país es el estado lider de la Comunidad de los Estados Independientes (CEI), que no por casualidad, sino más bien, por causalidad, apoya a Irán en su lucha contra Israel, gobernado por el socialismo nacional yavista (el nacional socialismo hebreo = el nazismo judío = el sionismo), tanto de derecha (el likud) como de izquierda (el laborismo), que no por casualidad, sino también por causalidad, confluyen en la coalición de unidad nacional (kadima), claro está.

Es auténticamente ri-dí-cu-lo que exista tanta censura y oscurantismo sistemáticamente organizados e institucionalmente consagrados sobre un tema tan importante como es la doctrina del socialismo nacional católico (el nacional socialismo germano = el nazismo alemán = el socialismo verdadero = el grünismo) que tiene, como ya hemos visto en otro artículo de El Cisne Negro, su origen en las ideas políticas del filósofo Karl Grün (1807-1873); que es el alma de la declaración de principios de los dos grades partidos políticos alemanes nacidos en el siglo diecinueve (el social demócrata y el social cristiano); que fue la ideología responsable del surgimiento del Segundo Imperio Alemán (La Pequeña Alemania = Das II Reich = 1871-1918); y que fue la responsable de la instauración del Tercer Imperio Alemán (La Gran Alemania = Das III Reich = La Segunda Proto Unión Europea), cuya denegeneración, reconocida expresamente por el autor de la obra sub examine, recibe el nombre de el hitlerismo, que es la desnaturalización fanática, racista y reaccionaria (léase: totalitaria) de la ideología original del nazismo que, en la Argentina, se llama justicialismo (no jodamos).

Este mequetrefe de Philippe Faverjon dedica un capítulo de su libro a la inspección de la Cruz Roja Internacional (CRI), dependiente de la Sociedad de las Naciones (SN´s), liderada por Gran Bretaña, a Alemania, para verificar la autenticidad o la falsedad de las denuncias relacionadas con supuestos tratos inhumanos inflingidos a la minoría judía de todos los territorios europeos integrantes del III Reich, que ni siquiera se sabe dónde, cuándo o cómo se originaron, pero que dieron lugar a un informe que el autor transcribe parcialmente para conocimiento del mundo entero (orbis), en un contexto deliberadamente repleto de afirmaciones que no puede probar de modo fehaciente e indubitable, pero que repite como loro, igual que todos los demás, sin poder evitar que la realidad se lo lleve puesto, de acuerdo con lo dicho por la CRI en la página ochenta y seis:

Podríamos decir que nos asombró enormemente encontrar en el gueto una ciudad que lleva una vida normal. Les dijimos a los oficiales de las SS encargados del lugar que nos sorprendía que hubiésemos tenido dificultades para obtener una autorización de visita. Nuestro informe no cambiará la opinión de nadie. Cada uno es libre de condenar la posición adoptada por el Reich para resolver el problema judío. Si este informe levanta aunque sea una esquina del velo que cubría el gueto, ya es suficiente” (sic).

El propio autor reconoce que ese informe fue publicado en Ginebra, el 22 de junio de 1944, es decir, más de un año después del aplastamiento a sangre y fuego de El Levantamiento de Gueto de Varsovia (1943); sólo dieciocho días después de El Día D (18) y sólo dos días después (2) del fallido magnicidio de Hitler en La Guarida del Lobo de La Selva Negra (léase: la operación walkiria); cuando la contraofensiva soviética sobre Polonia ya era un hecho incontrastable y la derrota del Reich era absolutamente inevitable. [4]

Huelgan entonces todos los comentarios, pues hasta los más furibundos antihitleristas lo reconocen haciendo ver que, sin embargo, contra toda evidencia, Hitler igual fue el mal en si mismo; el nazismo igual fue la peor calamidad de la historia universal, y el holocausto igual existió, aunque todo sea una más que tenebrosa tergiversación de la verdad, y la realidad, fehacientemente documentada, se lo termine llevando puesto a Faverjon y a todos los de su calaña, porque la verdad, tanto en la historia como en todos los demás órdenes del conocimiento humano, es la única realidad, y nada más, claro está. ¿Verdad? [5]

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.



[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).

[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.

[3] Quinientos años más tarde, a modo de reparación de la verdad histórica, su santidad, el papa, Msr. Dr. Dn. Karol Woytila (a) Juan Pablo II, emitió un decreto apostólico (de bulae = la bula) en cuya virtud declaró el perdón de los pecados de Galileo Galilei y su santidad, el papa, Msr. Dr. Dn. Joseph Ratzinger (a) Benedicto XVI, autorizó la erección de una estatua de Galileo Galilei en los jardines de la residencia de verano del santo padre (Castel Gandolfo). Esa es la forma soberbia que tiene la iglesia para decir me equivoqué, lo siento. ¿Verdad?

[4] Ya vimos en otro artículo de El Cisne Negro que en las elecciones generales del cinco de noviembre de 1944, la coalición oficialista, liderada por el Partido Nacional Socialita (PNS) obtuvo el noventa y cuatro por ciento de los votos válidamente emitidos (94%), y que la misma estaba integrada por el Partido Social Cristiano (PSC), liderado por su secretario general, es decir, por el Agte. SS C-3 Dr. Conrad Adhenauer.  

[5] No soy nazi. Soy peronista. Pero me pone loco la mentira sistemática de ciertos mercenarios que se atreven a autocalificarse como historiadores.

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