martes, 17 de enero de 2012

110 Historia (El Cristianismo)

Año I – Primera Edición – Editorial: 000000110  [1]

El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Sábado 31 de Diciembre de 2.011.




Osana En Las Alturas
Por Rubén Vicente

Transcurría el año treinta de la era cristiana. Su majestad, el monarca de El Segundo Imperio de Jezreell (Israel), Emmanuel I Julio Ferer (a) Jesusías Barrabás (a) Yeshua Bar Koshba (a) Nuestro Señor Jesucristo (47), hace su entrada triunfal en la ciudad sagrada de Jerusalén, montado en un burro blanco, para ser oficialmente coronado y empezar a gobernar, pero a través de su hermano mellizo y primer ministro, Theodore Julius Ferer (a) Teodoro Barrabás (a) Toma Bar Koshba (a) El Mellizo (a) Diodoro (a) Santo Tomás Apostol (a) El Evangelizador de la India.

Luego de ceñir la corona imperial israelita, que le fue puesta en su cabeza por el nuevo sumo sacerdote del gran sanhedrín (el caifás) de El Templo de Jehová de Jerusalén (El Tercer Templo = El Templo de Herodes = El ex Templo de Satanás), Cesarión Julio Ptolemaicas (a) Josías Barrabás (a) Joseph Bar Koshba (a) El Carpintero (a) El Héroe de Dios (a) Gabriel (a) Pantera (a) San José (a) El Gran Impostor (a) El Siervo Sufriente (77), Jesús de Nazareth está completamente convencido de que el plan divino de salvación ha dado otro paso adelante, que parece ser definitivo, pues sólo le faltan cuatro cosas para concluir la misión para la cual fue enviado a este mundo.
La primera es expulsar a los romanos de Palestina, ahora llamada Israel. La segunda es vencer a los romanos, pero en todos los proconsulados, incluyendo el principal (Italia). La tercera es ser coronado monarca de El Imperio Romano (La Magna Roma). Y la cuarta es convertir el cristianismo en la nueva religión oficial romana, cambiándole su nombre al imperio (Roma), por uno nuevo deletreado al revés (Amor), transformándolo así en un imperio sagrado (el sacro imperio), que será El Reino de Dios en la Tierra (de regnum dei).
Pobre Jesús, está tan feliz de ser ovacionado por la gente, que no quiere ni pensar que lo que él anhela con desesperación, no es más que la vana ilusión de su naturaleza mortal, mientras su esencia divina sabe perfectamente que ello jamás ocurrirá, porque sean cuales sean las razones de su padre celestial (Dyaus = Jehová = Teos = Deus = Dios), lo cierto es que su único futuro posible es el martirio de la cruz, y nada más, claro está. [3]
No puede ser, piensa Jesús, si Arquelao está irreversiblemente exhiliado en La Galia Transalpina (léase: Franconia); si Tiberio vive aterrado todo el año en su villa veraniega beneventina de La Isla de Capri; si Sertorio se ha convertido secretamente al cristianismo y ya controla a voluntad la jefatura máxima de la todopoderosa prefectura del pretorio (léase: la policía imperial romana), que ya tiene más presencia y contundencia, en todos los proconsulados, que el mismísimo ejército romano, licenciado y achanchado por la paz imperial (la paz romana = de pax romanorum), desde el Indo hasta Gibraltar.
Bajo esa comprensión, Jesús está más que convencido de que, lo  quiera o no, La Magna Roma es la versión seis punto cero de La Gran Casa de Israel, y tanto es así que, el futuro sacro imperio (Roma Deletreado Al Revés = El Amor), tendrá como símbolo patrio La Estrella de Seis Puntas (La Estrella de David = Koshba), para que todo el mundo entero (orbis) sepa que su futura dinastía gobernante israelita-gaélica-romano-germana de Los Julios Ferer (léase: Los Hijos del Padre = Los Bar Abbas = Los Barrabas = Los Barrabás), es descendiente consanguínea en línea directa de Los Elohim (Adán, Set, Abraham, Isaac, Josué, Moisés, David y sus descendientes), hasta llegar a él (Jesús de Nazareth), y nada más, claro está. [4]
Por eso, igual que hace seiscientos años lo hiciera el rey de Nepal, Siddarta Gautama (a) El Iluminado (a) El Buda, Jesús de Nazareth dejará el poder en manos de Santo Tomás Apostol, pasando a reinar sin gobernar, para dedicarse exclusivamente a la meditación trascendental (el yoga) y a la caridad (la dignificación de los pobres = los milagros), justamente, para convertirse en El Buda del Futuro (El Maitreya = El Mshía = El Mesías = Tá Crestos = De Cristus = El Cristo), para desencarnar pacífica y voluntariamente, liberando de sus pecados (el karma) a la dirigencia judía (los fariseos, los saduceos y los herodianos), pero también, nada más ni nada menos, que a sus cuatro peores archienemigos mortales (Hircano II, Herodes, Arquelao y Tiberio), para alcanzar así el paraiso terrenal (el nirvana).
Bajo esa comprensión, Jesús decide iniciar su preparación espiritual, viajando a la mansión de su familia (La Finca de La Estrella de David = Koshba), situada a setecientos metros al sur de La Caverna de los Arcanos (Tarot), a orillas de El Arroyo de la Amarga Rebelión (Xé Merian) y a dos kilómetros al este de la villa de Bethelem Efratah (Belén del Éufrates = Belén de Galilea), distante otros tres kilómetros al sudeste de la ciudad de Nazareth, capital de la provincia de Abilene y del tetrarcado de La Baja Galilea (Canaá), para estar unos días con su madre, Ingrid Ferer Ferer (a) Myriam Trencavel (a) La Germana (a) La Adoptada (a) Santa María Virgen (62). [5]
En ese contexto, María se largó a llorar desconzoladamente, porque a ella Dyaus (Jehová = Teos = Deus = Dios) le hablaba en sueños, haciéndole ver el futuro, pero ordenándole guardar todo en su corazón. Pero ya se sabe que una madre es una madre y, no pudiendo con su alma, María le dijo a su hijo que el cordero debe ser sacrificado para que el altísimo sea glorificado (sic).
Como buen capricorniano, Jesús empezó a bromear con su madre, preguntándole se le había cocinado cordero con endivias que tanto le gustaban, logrando sacar a María del trance, y dejándola helada, cuando le dijo: "Anoche, Dyaus me habló de las tentaciones del desierto, pidiéndome que no abdique jamás por ningún motivo, suceda lo que suceda, pues él estará conmigo hasta el fin de los tiempos, cuando mis ovejas sean dispersadas" (sic).
Dicho esto, Jesús dejó la casa y se fue a la cueva del arroyo, para estar sólo y meditar en la penumbra.
Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.


[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).

[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.

[3] Con su concepción en el seno materno, El Verbo Encarnado liberó del pecado original (el karma) a toda la humanidad no judía. Su nacimiento provocó la liberación de El Pueblo Elegido (los judíos), excepto la de su clase dirigente (los fariseos, los saduceos y los herodianos). Su circuncisión causó la liberación espiritual de los fariseos. Con La Teofanía en El Monte Everest del año setecientos cincuenta y tres de la era romana, sobrevino la liberación de  los saduceos. Y con su coronación del año treinta de la era cristiana, se operó la liberación de los herodianos; restando liberar los espíritus malditos de los cuatro grandes súcubos satánicos (Hircano II, Herodes, Arquelao y Tiberio), dejando el universo listo para el combate final contra Satanás. La cruxificción posibilitará la liberación de la mitad de los ángeles caídos que sirven a Lucifer (los demonios). La resurrección la extenderá a la otra mitad, dejando a Satanás sólo con sus dos hijos adoptivos infernales (Belzebú y Abbadón) que, a diferencia de Lucero del Alba, eternamente condenado a la homosexualidad, llevarían a cabo la misión satánica de volver a fecundar hembras de la especie homo sapiens, para reproducir una humanidad maldita, capaz de llevar al mundo entero (orbis), nuevamente, hacia un punto sin retorno, que exija La Segunda Venida al Mundo de El Cristo del Futuro (Tá Paracletos = El Paraclitus = El Paráclito), para enfrentar cara a cara a Satanás en El Combate Final (El Armagedón), que tendrá lugar en Meggido, claro está .

[4] La versión uno punto cero de La Gran Casa de Israel fue, justamente, El Imperio de Jezreell (Israel). La versión dos punto cero fue La Anfictionía Samaritana del Mediterráneo. La versión tres punto cero fue El Imperio Persa. La versión cuatro punto cero fue El Imperio Griego. Y la versión cinco punto cero fue El Imperio Romano (La Magna Roma). Recuérdese al respecto que en la nómina de apellidos descendientes de Los Elohim de Israel, figuran los Kodama del Cipango (El Antiguo Japón); los Gotama de China; los Gautama de La India; los Gaumata de Persia; los Selyúcidas de Siria, los Barrabás de Palestina, los Ladín de Arabia; los Ptolemaicas de Egipto; los Bárquidas de Punia; los Trencavel de Galia, los Ferer de Germania; los Diádocos de Grecia y los Marcio de Italia, de los que descienden los Julios, de los que descienden los César.

[5] En el lenguaje de la antigüedad, una adolecente era una doncella, que si no conocía varón, era casta, es decir, pura, lo cual nada tenía que ver con el concepto de virginidad, que era equivalente a lo que actualmente significaría pertenecer a la nobleza, en su caso, germana, por ser la nieta del primer monarca dinástico del proconsulado romano de Germania (Hartman (a) El Jefe = Armenios (a) El Fuhrer = Arminio Ferer (a) El Gran Oso Blanco); no obstante que sus padres adoptivos (San Joaquín y Santa Ana) hayan sido celtas de alta alcurnia de La Decápolis de Golán y de Canaá. En un artículo futuro de El Cisne Negro me referiré a este tópico.

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