viernes, 6 de enero de 2012

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Año I – Primera Edición – Editorial: 00000058 [1]

El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Viernes 4 de Noviembre de 2.011.


La Transparencia de las Instituciones I
Por Rubén Vicente

Hubo un tiempo del que nadie quiere acordarse. De a poco, el kirchnerismo está poniendo las cosas en su lugar, aunque la tarea no sea menuda, por cierto.

Lo de Videla y compañía ya es caso cerrado, gracias a la anulación de las leyes de obediencia debida y de punto final, como así también, de los decretos de amnistía, restando concluir los juicios contra los represores genocidas, y nada más, para terminar de limpiar a las fuerzas armadas de la nación y reintegrarlas plenamente con el pueblo al que están llamadas a servir, luego de lo cual, Las Madres y Las Abuelas morirán y, con ellas, la causa de Los Hijos, ya sin vigencia ni sentido, pues nunca la tuvo en realidad, claro está. [3]

Lo del Grupo Clarín ya está en marcha y, finalmente, se impondrá la ley de medios audioviasuales en todas sus prescripciones antimonopólicas, y lo del futbol sigue en pie, pero no por mucho tiempo, porque la ancianidad, la decrepitud y la muerte son inexorables, claro está.

Tiempo al tiempo, terminaremos teniendo fuerzas armadas reformuladas, en la clave de la democracia constitucional; medios masivos de comunicación social organizados de un modo antimonopólico; y futbol para todos con una nueva dirigencia, más joven, más honesta, más eficiente y con más ganas de trabajar bien. Eso es el futuro de esta nación en esos tres temas clave que, obviamente no son, ni de lejos, los únicos, obvio.

Entonces, ya que el pueblo argentino ha elegido produndizar el cambio al 54%, y que Cristina habla de peine fino para nuestras instituciones, en honda tipo transparencia y calidad, si es total tanto mejor, yo propongo empezar hablando de plata, porque sin plata ni hablemos. ¿Verdad?

Y si, yo creo que debemos comenzar, primero que nada, por tener un sistema monetario como Dios manda, a prueba de crisis pasadas, presentes y futuras, y la única manera conocida desde hace trescientos años, acá y en la China, es tomar lo que tenemos, es decir, casi cincuenta mil millones de dólares (50 MMD´s) y cambiarlos por gemas, metales nobles y divisas duras (diamantes, oro, plata, platino, rodio, cobre, libras, euros, yenes y yuanes). [4]

Segundo. Los primeros 20 MMD´s en gemas y en metálico deberían ser depositados en Suiza, para que el mundo sonría y confíe en nosostros, que buena falta nos hace. Y que esos activos ultra duros sean la reserva monetaria absolutamente indisponible de la nación, utilizable únicamente en caso de guerra, y como no vamos a querer involucrarnos en ninguna guerra nunca más, allí quedarán por los siglos de los siglos, para nuestro bien y el de nuestras generaciones futuras, incrementándose constantemente, conforme vaya creciendo nuestro PBI, claro está.

Tercero. Esas gemas y ese metálico deberían ser el respaldo de otros 20 MMD´s en divisas más duras que el dólar, que deberían ser consideradas como reserva monetaria nacional relativamente indisponible, utilizable únicamente en caso de bancarrota nacional y, como no la habrá nunca más, allí quedarán depositadas durante cientos de años, y yo propongo, que sea en la guarnición militar más importante del país (Campo de Mayo), custodiadas por las fuerzas armadas de la democracia constitucional argentina, para su gloria y la nuestra, incrementándose constantemente, conforme vaya creciendo el PBI, claro está.

Cuarto. Esas divisas fuertes deberían ser el respaldo de los 10 MMD´s remanentes y considerarlos como reserva monetaria disponible, pero inconvertible, de respaldo del peso argentino, quedando depositados en la cámara subterránea del BCRA, incrementándose constantemente, conforme vaya creciendo el PBI. [5]

Quinto. Sólo contra los 10 MMD´s guardados en la cámara subterránea del BCRA, deberían emitirse diez mil millones de pesos argentinos (10 MMP´s = R$A 10.000.000.000,00), respaldados al ciento por ciento en dólares (100%), convertibles a un tipo de cambio fijo de uno a uno (1:1), con un compromiso político, respaldado por una ley votada con mayoría calificada (66%) de que esa convertibilidad uno a uno será absolutamente invariable. Right?

Sexto. Sobre la base de esos pesos fuertes, el BCRA debería quedar legalmente facultado a emitir pesos corrientes, pero inconvertibles,  a un tipo de cambio fijo, que debería ser decidido democráticamente por el congreso nacional cada cuatro años (4), en los primeros seis meses de cada nuevo gobierno, o por dnu presidencial, si la escribanía nacional continuará o volviera a ser inoperante, considerando las necesidades de los trabajadores, de los empresarios y del gobierno que, de esa manera, podrán hacer sus cálculos seguros durante todo el mandato, generándose estabilidad monetaria para siempre, que es lo primerísimo que necesitamos. ¿Verdad?

Séptimo. Sobre esa base, deberíamos restituirle al banco central su plena autonomía institucional, confirmando su misión tradicional de preservar el valor  y el poder adquisitivo de la moneda nacional, sin posibilidad ninguna de ingerencias del gobierno, del parlamento o de la justicia, para que lo que llevamos en el bolsillo del caballero  y en la cartera de la dama sea dinero de verdad para siempre, y nunca más papel pintado, sistemáticamente carcomido por la inflación y la carestía.

Octavo. Que también sea el parlamento el que, anualmente, junto con la ley de presupuesto, determine las tasas de interés (activas y pasivas, de descuento y de redescuento), el encaje mínimo de los bancos y la reserva legal de la empresas (pequeñas, medianas y grandes, privadas y públicas, nacionales y extranjeras); para que todos tengamos claro con qué bueyes vamos a tener que arar cada año del período de los cuatro de que se trate.

Y noveno. Que junto con la determinación de la paridad tetra anual entre los activos de respaldo y el billete de mano, el parlamento establezca los tipos de cambio fijos que regirán en los siguientes cuatro años (4) entre la moneda nacional y la moneda del comercio global, sea el dólar o la que sea, para que nuestro comercio exterior no requiera subsidios a las exportaciones, ni haga falta pleitear ante la OMC para probar el dumping ajeno.

En síntesis, este es el que yo creo que es el orden monetario que nos merecemos los argentinos, que supimos convertirnos en la primera potencia económica de América Latina, en la segunda del hemisferio occidental y en la quinta mundial a principios del siglo veinte, con un sistema similar al aquí propuesto, y que podemos volver a estar, pero sin ningún problema, entre las diez primeras del siglo veintuno, o más arriba, si Dios quisiera seguir siendo argentino, claro está.

Sólo después de tener un sistema monetario ultra sano, fuerte y estable, que es la pidra fundamental, vendrían las demás políticas (fiscal, administrativa, financiera, tecnológica, energética, ambiental, económica, social, cultural, territorial, poblacional, policial, judicial, parlamentaria, diplomática y militar), en orden prelativo.

Pero de eso quiero opinar en artículos futuros, intercalados, para no canzar con Las Bases y Puntos de Partida para la Organización Nacional Vicentista, que es alberdiana, pero también,  sampayista, porque repito con el padre de la constitución, que si queremos transparencia, lo primero es hablar de plata, porque sin plata ni hablemos, y con el padre de la única reforma constitucional de verdad, que la verdad es la única realidad, y nada más, claro está.

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respodería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.


[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).

[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es un hecho teóricamente posible que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.

[3] Los años de plomo fueron la culminación de la tercera guerra civil argentina (1955-1983), que el terrorismo y la guerrila no se cansaban de definir como una guerra revolucionaria, que fue aplastada en el campo de batalla tucumano por las fuerzas armadas de nuestra la nación, cuyos máximos responsables deben ser privados de la gloria de haber salvado a la patria del excecrable ateismo stalinista-trotskysta y pagar por los excesos en la represión ilegal, y mucho más, si los mismos constituyeron flagrantes violaciones a los derechos humanos de los prisioneros de guerra, cuyo tratamiento anticristiano, el pueblo, y digo el pueblo, que estaba con los milicos a morir (no jodamos), no reconoció sino hasta después de la derrota de Malvinas de 1982 y del cobarde autoindulto castrense, porque antes, el noventa y nueve por ciento de los argentinos (99%), y digo el noventa y nueve, no entendía ni le intesaban Las Madres, estando seguros de que los cachorros por los que ellas reclaman, no eran más que idiotas útiles o mercenarios, o las dos cosas, que trabajaban para Moscú o para Washington, lo mismo daba, porque acá nadie se chupaba el dedo con su pretendida causa libertaria y transformadora, y eso lo tiene que entender la juventud actual, si de lo que se trata de es saber la verdad, sólo la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. ¿Verdad?

[4] El rodio es el hermano más probre de la plata. Cotiza en los mercados bursátiles como metal precioso que, hasta ahora, no es atesorado como metal de reserva de las empresas, de los bancos y de los bancos centrales, pero ya se sabe, la cosa está tan volatil que, en cualquier momento, puede suceder lo inesperado. Y si no, vean lo que dijo Solón sobre la alegoría de El Cisne Negro, ja ja já.

[5] Pesos respaldados por dólares; dólares más respaldados por divisas más fuertes;  y divisas más fuertes más respaldadas por gemas y por metálico. Eso es lo que yo llamo respaldo. Okey?

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