domingo, 22 de enero de 2012

128 Historia (El Cercano Oriente)

Año I – Primera Edición – Editorial: 00000128  [1]

El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Lunes 15 de Enero de 2.012.



La Nueva Estrella en el Oriente [3]
Por Rubén Vicente

Mucha gente no lo sabe, pero lo cierto es que, uno de los hermanos menores de Jesús de Nazareth fue Freund des Pferde Julius Coatas (a) Filos Hipos Barrabás (a) Felipe Bar Koshba (a) El Amigo de los Caballos (a) San Felipe (a) El Evangelizador de Arabia.

Más o menos en el año treinta y siete de nuestra era, San Felipe se radicó con su mujer y con sus dos pequeños hijos en la ciudad de Jeddah, capital de la provincia del mismo nombre, perteneciente al proconsulado romano de Arabia, justamente, para ejercer su profesión de criador de caballos árabes, obvio y, de paso, ver qué podía hacer allí para que avance la ejecución de El Plan Divino de Salvación (léase: la evangelización).

Para ello, San Felipe contaba con que Arabia era la tierra natal de su abuela materna (Zayra Al Omey (a) Sarea Omeyas (a) El Dátil (a) Herodías (a) La Odalisca), cuyo padre, es decir, el bisabuelo de San Felipe, también era criador de caballos, que eran árabes, obvio, y que eran provistos tanto a la caballería de la división árabe del ejército romano como a los guerrilleros cristianos (los zelotes = los cruzados), que andaban de incognito, luciendo como campesinos del desierto (los beduinos), esperando las  órdenes secretas que les impartiera en el momento oportuno su jefe, es decir, San Felipe, que en Jeddah era considerado como un inmigrante palestino (el extranjero = el peregrino = al hachem).

Varios años más tarde, San Felipe cambió su nombre palestino por el nuevo beduino de Fahd Ben Yussuf  Ibn Hachemi Al Karan As Jeddah, siendo el primero de la nueva familia árabe cristiana de Los Hachemi (léase: Los Hachemitas) que, obviamente, son descendientes de Adán, de Noé, de Abraham, de Moisés, de El Rey David y de Los Barrabás (la sangre sagrada = le saint graal = el santo grial = la nobleza). [4]

Y pasaron los siglos y cuando se cumplían exactamente noventa y cuatro años desde La Caída del Imperio Romano del Occidente (La Magna Roma), uno de sus descendientes en décimo tercera generación, nacido exactamente en el año quinientos setenta de nuestra era, con el sol en la constelación del toro (tauro) y la luna en la casa del tigre (léase: géminis), fue circuncidado como judío, bautizado como cristiano y ungido con los oleos santos católicos, bajo el nombre de Maoma Barrabás (a) Muhammad Ben Qasim Ibn Hachemi Al Quran As Mekhaa.

Como todos los árabes (los ismaelitas, los pagano romanos, los judíos y los cristianos), Muhammad creció en un lugar de arenas interminables, que formaban una duna descomunal, infernal durante el día y gélida en la noche, rodeada por El Golfo Pérsico, por El Estrecho de Ormuz, por El Mar de Omán, por El Océano Indico Noroccidental, por El Estrecho de Babel Mandeb, por El Mar Rojo, por El Wadi Al Edom, por el borde sur de El Desierto de Moab y por El Canal de Shat Al Arab.

En ese entonces, Arabia se había convertido en un proconsulado bizantino perisférico (Al Arab = El Arabistán = La Arabia Magna), sólo  dénsamente poblado en su parte occidental, donde se extendían, de norte a sur, las ciudades de Akkaba, Jeddah, Mekhaa Yatrib, Sanah y Adén; con capital en la ciudad comercial portuaria de Adén, gobernado por un monarca dinástico cristiano, Mcl. EB ® Dr. Faisal Ben Salad Al Ibn Rashid Al Adén As Arab, más conocido como Faisal Al Adén o bien, como Saulo Ladinos. [5]

Saulo era un proconsul dinástico muy especial, porque él tenía convencido al pueblo originario de Arabia (los beduinos ismaelitas) de que él tenía guardada en su palacio un ánfora flameante eterna, alimentada con betún (léase: La Lámpara de Al Adén = La Lámpara de Aladino) en la que tenía prisionero, nada más ni nada menos, que a un genio, que era capaz de conceder tres deseos a quien lo liberaba y, también, que él tenía una carpeta de lana que volaba (léase: la alfombra mágica), que lo llevaba cada noche, nada más ni nada menos, que hasta la mismísima ciudad de Parsagadas, capital de El Segundo Imperio Persa (La Segunda Gran Persia), para entrevistarse con su amigo personal, es decir, con su magestad, el Mcl. EP ® Dr. Khosroe Parviz I Sasánidas (a) El Rey de Reyes (a) El Shah, regresando a su palacio antes del amanecer. [6]
Lástima que el shah no le haya contado a Saulo sus planes de lanzanse, ese mismo año, nada más ni nada menos, que a la conquista, a la colonización, a la mazdeización y a la institucionalización (la rendención persa) del Arabistán, obviamente, en perjuicio de Bizancio, claro está.
Pero no importa, porque Saulo la hizo bien fácil y, sin ningún drama, negoció con el shah su retiro de las tierras de Arab, conservando él la porción sudoccidental (Saba), y quedándose él con el resto y procediendo a declarar la existencia material, la constitución formal y la soberanía interior de El Reino Persa de Arabia Pétrea, cuyo nombre en árabe es Yemen, con capital en la ciudad de Adén, bajo el poder de su dinastía árabe-bizantina, ahora dispuesta a convertirse en una nueva satrapía persa dinástica y a abjurar de la religión verdadera (el catolicismo) para abrazar el mazdeismo, incluyendo el culto oficial a El Hijo de Ahura Mazda (léase: Mitra = El Mitraismo). Total…
Y lástima que ni el shah Khosroe ni el sátrapa Saulo, que ya se había cambiado su nombre bizantino por el árabe de Faisal, no tuvieran ni la más mínima idea de que, también ese mismo año, bien al norte de Adén y, más precisamente, en la ciudad de Al Mekhaa (Almeja = La Meca), había nacido el pequeño Muhammad, que un día se convertiría en la nueva estrella del oriente, comenzando a llamar a Jehová (Teos = Deus = Dios) con el nombre árabe de Al Haj (Al Ah = Alaja = Allah = Alá), transformándose en El Profeta de la nueva religión de la sumición (el islam) y en el primer monarca del Imperio Musulmán (Musulmania). [7]

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.








[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155). 

[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.

[3] La liturgia islámica no admite la iconoclastía, es decir, la representación de las imágenes humanas de El Profeta Muhammad.
[4] Los Hachemi siguen hasta hoy día integrando la casa real del reino hachemita de Jordania.
[5] De allí les viene el nombre de familia islámico (el apellido musulmán) Laden.
[6] En castellano, el nombre persa Khosroe se pronuncia Josro.
[7] Literalmente, la palabra muslim (musulmán) significa tanto como árabe converso al islam. Por tanto, sólo los árabes convertidos al islamismo son auténticos musulmanes, aunque en el occidente pensemos que todos los que profesan el islam son musulmanes, y hablemos de el mundo musulmán cuando, en realidad, correspondería que hagamos referencia a el mundo islámico. Digo, porque que no es lo mismo el islam estrictamente árabe (el musulmanismo), que el islam que se profesa en el sudeste asiático, en las estepas del Asia Central, en la India, en Persia, en La Cuenca del Nilo, en El Magreb o en El Africa Subshariana, que tienen sus propias versiones locales del islam (léase: la diversidad islámica), lo cual incide políticamente, en la dificultad de que el mundo musulmán se cohesione frente al oriente budista y al occidente cristiano, justamente, debido a la interna islámica, arteramente explotada por el occidente europeo y norteamericano. Conste.

No hay comentarios:

Publicar un comentario