jueves, 12 de enero de 2012

79 Geopolítica (Argentina)

Año I – Primera Edición – Editorial: 00000079 [1]

El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Viernes 25 de Noviembre de 2.011.


La Transparencia de las Instituciones X
Por Rubén Vicente

En el noveno de esta serie de artículos, vinculados con la intención de profundizar el modelo y de transparentar las instituciones, pero en función de las bases y puntos de partida para la organización nacional vicentista, que es alberdiana-sampayista, empecé a abordar las cuestiones espirituales, que son las políticas de estado en material social, cultural, poblacional, territorial, parlamentaria, judicial, militar, diplomática y religiosa, comenzando por la política social específicamente educativa de nivel primario, que también nos merecemos tener los argentinos, basada en el modelo sarmientino, armonizado con la doctrina social de la iglesia, si de lo que se trata es de volver a figurar, antes de veinticinco años (2027), entre las diez primeras naciones del mundo, superando largamente a México y a Brasil.

Suponiendo que los lectores hayan leído esos esos nueve  artículos anteriores y que compartan las ideas allí propuestas, en el presente quiero tratar la política social en materia de la educación secundaria.

Primero. La educación pública de nivel secundario corresponderá a los municipios, con arreglo al principio de la subsidiariedad del estado, bajo el régimen de la educación voluntaria, laica y arancelada, mediante el sistema de pago de tasas; que no subsidiarán en modo alguno a los establecimientos privados y que se organizarán en base a la separación de los sexos; con un sistema de becas para quienes tengan la escuela primaria estatal completa, no registren antecedentes criminales, aprueben los exámenes de ingreso y demuestren fehacientemente que no están en condiciones materiales de seguir estudiando. [3]

Segundo. Todos los estudiantes secundarios de ambos sexos deberán presentarse al colegio en perfectas condiciones de higiene, aseo y prolijidad; las mujeres con el cabello recogido, sin maquillaje ni perfumes, tatuajes, alhajas, bijouterie, percing o similares, y lo mismo para los varones, con la diferencia de que ellos deberán usar el cabello corto y peinado de modo inequivocamente masculino. [4]

Tercero. No serán necesarios guardapolvos o uniformes, pero la indumentaria de los estudiantes secundarios de nuestra nación deberá ajustarse a las reglas del decoro que determine el establecimiento, a través de una asamblea anual de padres y profesores, debidamente convocada por la dirección, que elaborará o modificará, observará y hará obervar, el código de la indumentaria del establecimiento, bajo pena de inmediata expulsión del profesor o del estudiante infractor en caso de contumacia. [5]

Cuarto. El colegio secundario será estructurado en seis niveles (6), entre los diez y los quince años de edad; en las especialidades de los bachilleratos humanista, normal, comercial, industrial y policial. [6] A partir del segundo año del bachillerato humanista, los programas de estudio se desdoblarán en tres orientaciones (3), que serán la dogmática, la científica y la artística. [7] 

Quinto. El nivel de enseñanza media debe estar regido por los principios de la disciplina y de la jerarquía, es decir, bajo un sistema de razonables premios y castigos, necesarios para la formación de la personalidad adolecente, con exámenes calificados con notas numéricas, de cero a diez, siendo necesario un promedio de seis puntos para aprobar la materia de que se trate, y de amonestaciones disciplinarias, que jamás podrán superar el número de dos (2), siendo la cuarta causal de expulsión del establecimiento. Todo ello bajo la impronta de la selección de los más aptos para la vida estudiantil. [8]

Sexto. El período escolar será de nueve meses, y quienes no tengan un nivel de asistencia mínimo del noventa por ciento (90%), o todas las materias aprobadas al finalizar el período de los exámenes promocionales de fin de año, no pasarán de año, de la misma forma que quienes repitan el año, no podrán continuar sus estudios secundarios, en absolutamente ningún establecimiento que funcione en el territorio nacional, salvo por razones médicas, debidamente justificadas por el ministerio de salud municipal del domicilio del educando.  [9]

Séptimo. Quedará terminantemente prohibida toda clase de actividad gremial, tanto de los profesores como de los estudiantes secundarios, so pena de inmediata expulsión del establecimiento. Mientras dure el procedimiento administrativo recursivo, o el judicial de revisión, el profesor o el alumno no podrá dar clases o concurrir a las mismas. [10]

En resumidas cuentas, un modelo de colegio secundario tra-di-cio-nal, como el vigente en la Argentina hasta 1943, es decir, tal como fueran en aquel entonces el Colegio Nacional de Buenos Aires, la Escuela de Comercio Carlos Pellegrini, el Instituto Otto Krause o la Escuela Normal de Paraná, con las adecuaciones estrictamente necesarias en cada época futura, para formar la dirigencia de base de la futura sociedad civilizada de la argentina, de la que saldrán los empleados privados y públicos, los maestros, los profesores, los técnicos y los agentes policiales que necesitamos tener. [11]

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.




[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).

[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería catastrófico.

[3] Las tasas son un tipo de tributos que pagan sólo los usuarios de un servicio público, cuya financiación se prorratea entre ellos y es determinada por una ordenanza municipal que casi siempre es anual.

[4] Una estética tradicional y conservadora ayudará  los estudiantes secundarios de nuestra nación a estar mentalmente consagrados a sus estudios, alejándose de las malas costumbres reinantes hoy día, incluyendo el desenfreno sexual adolecente, el alcohol y las drogas.
[5] La sobriedad en el vestir, que debe ser inculcada en los educandos, a partir del ejemplo de los padres y de los profesores, contribuirá a la formación de una personalidad estudiantil segura de si misma, que no será víctima de las veleidades consumistas de la moda.

[6] Los bachilleres policiales estarán legalmente habilitados a trabajar como agentes del orden, lo cual será la condición que los habilitará a tomar cursos terciarios en los establecimientos policiales y penitenciarios de la provincia respectiva, de los que egresarán con el título de licenciados en criminalística, en criminología y en seguridad ciudadana.

[7] La orientación dogmática implicará la formación de estudiantes dirigidos al estudio de las humanidades propiamente dichas (geografía, historia, filosofía, politología, derecho, sociología, psicología), que serán optativamente exclusivas a partir del cuarto año. La orientación científica estará centrada en las ciencias básicas (las matemáticas, la física y la química), y sólo en los últimos dos años, se complementará la formación con el aprendizaje de las ciencias aplicadas (la cosmología, la geología, la biología y la antropología). La orientación artística adoptará la forma de los tradicionales conservatorios, pero abarcarán las siete grandes manifestaciones del arte (la pintura, la escultura, la música, la danza, la literatura, el teatro y la fotografía), que serán optativamente exclusivas a partir del tercer año. Las artes gráficas y la cinematografía serán carreras de nivel terciario.

[8] La finalidad del colegio secundario debe ser la de formar adolecentes que puedan, al egresar de los establecimientos, ganarse la vida con un empleo digno, en el que desarrollen su vocación, sin necesidad de tener que seguir una carrera terciaria o universitaria.

[9] Propongo un darwinismo educativo (la selección de los más aptos para seguir estudiando). Bajo esa comprensión, repito, salvo caso de enfermedad, el que repite queda expulsado de nuestro sistema educativo. No es posible que la sociedad civilizada le ofrezca la oportunidad de estudiar, y el adolecente la proveche de un modo irresponsable, pues si algo debe caracterizar al colegio secundario es, justamente, que el estudiante cultive la virtud de la responsabilidad personal, que luego deberá aplicar a los niveles superiores de la educación, de su prpia futura familia, del trabajo, de los negocios o de la función pública, y el que no lo entienda, que aprenda la amarga lección de convertirse en un rezagado social, por su propia tontera, enseñándole eso a sus hijos y transformándose, involuntariamente, en un ejemplo para los demás de lo que no debe hacerse.

[10] Un fallo adverso al establecimiento será la única excepción que habilitará al estudiante expulsado a repetir el año de estudios que haya perdido.

[11] La idea es que del cien por ciento de los que reciban educación primaria (100%), terminará sus estudios el noventa por ciento (90%) y, del cien por ciento de los que comiencen el colegio secundario (100%), se gradúen como bachilleres en las diferentes especialidades sólo el diez por ciento (10%).

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