Año I – Primera Edición – Editorial: 000000044 [1]
El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Jueves 20 de Octubre de 2.011.
Podríamos Llegar a Estar Muchísimo Peor
Jorge Pereyra tiene setenta años y es un empresario de San Isidro. El cinco de agosto pasado, al llegar a su hogar, fue emboscado por tres desconocidos que, armas largas en mano, le exigieron que entregue todo. Él pensaba darles la alianza matrimonial y seis mil dólares que portaba consigo, y lo hizo pero, su mujer, que obvervaba el asalto desde la casa, tomó una pistola y los baleó, poníendolos en fuga, pero con tan mala suerte, que justo llegaba uno de los hijos con una cuatro por cuatro y, con gran coraje, embistió a los atacantes de su padre, interviniendo luego la comisaría local de la policía bonaerense, con intervención de la fiscalía y del juzgado de garantías sanisidrense, que firmó las detenciones pertinentes y tomó las indagatorias del caso.
A las pocas horas de comenzar las investigaciones, quedó claro el involucramiento del señor jefe de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de San Isidro, Crio. PPBA Dn. Raúl Papa, en presunta connivencia con un ex pata negra exhonerado en 2007 (Eduardo Vivas) y, como si eso fuera poco, con personal de la propia fiscalía interviniente en el que, desde entonces, se conoce con el nombre mediático del El Caso Papa. [3]
Es absolutamente cierto que toda persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario, pero no lo es menos que, si Papa resultara finalmente condenado por ser el lider de una banda de policías, ex policías y civiles, organizados para llevar a cabo robos a empresarios de la jurisdicción, estaríamos ante un caso verdaderamente paradigmático en materia de corrupción de las instituciones bonarerenses de seguridad.
Si, porque significaría que falló asuntos internos, cuya misión es saber vida, obra y milagro de cada miembro de la fuerza policial, no importa de quien se trate, incluyendo sus camaradas, el personal doméstico, sus familiares, parientes y amigos, socios y demás allegados; dependiendo directamente del jefe de la bonaerense, que depende del ministro de seguridad, que depende del gobernador provincial, que depende del pueblo que lo eligió, justamente, para que gobierne (¿?).
Y falló la contrainteligencia policial, que tiene la misión de detectar y de neutralizar toda clase de infiltración enemiga (léase: criminal) en la estructura de la fuerza con el propósito de subvertirla, y más si quien está infiltrado es un ex agente exhonerado, claro está.
Y también falló la inteligencia de la bonarense, cuya misión es obtener, clasificar, valorizar, analizar, ponderar y diseminar al comando máximo de la institución (léase: la jefatura policial) absolutamente toda la información vinculada con las distintas actividades delictivas que ocurren en las jurisdicciones de su competencia, incluyendo la que tiene su sede en la ciudad de San Isidro, claro está.
En otras palabras, falló todo el sistema de descarte de las manzanas podridas que habitan una fuerza policial gravemente sospechada, no de estar involucrada con los criminales, sino más bien, de dirigirlos y de suministrales impunidad (ups).
Siendo así, ya no estamos simplemente ante un tema institucional, sino ante una cuestión estratégica, que puede rozar incluso hasta lo ideológico, porque está más que claro que se están confundiendo los derechos humanos, la democracia constitucional y el estado de derecho con el izquierdismo, que según el camarada Lenin, es la enfermedad infantil de comunismo, que fue completamente vencido hace más de veinte años (1991). ¿O no?
Los autocontroles están inexplicablemente laxados y eso, tarde o temprano, termina en una guerra civil, bonaerense o nacional, lo mismo da, y nada más, claro está.
Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.
[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1994 (Art. 14), la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).
[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.
[3] En la víspera, Viva declaró que él no trabajaba para Papa, que también fue detenido.
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