martes, 3 de enero de 2012

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Año I – Primera Edición – Editorial: 000000031  [1]

El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Jueves 6 de Octubre de 2.011.


Hay Otra Vida, Pero es Más Cara. ¿O no?
Por Rubén Vicente

Usted puede abrir internet explorer y escribir imágenes de ciudades europeas (la que quiera) y siempre verá lo mismo. No hay bicisendas y sólo hay metrobus en las afueras de las ciudades donde no hay subtes ni premetros.

Sin embargo, no pocas ong´s pseudo ambientalistas, no pocos políticos caza votos y no pocos jueces falsamente garantistas sostienen psicóticamente lo contrario, asegurando que en Europa las ciudades están organizando sistemas de transporte urbano centrados en los medios públicos (subtes y buses, o bicicletas, lo mismo da) (¿¿¿???).

El tema me interesa y por eso lo charlé bastante con los verdaderos expertos, es decir, con los taxistas y con los peatones porteños, a lo que le sumé mis propias observaciones visuales, tanto durante mis recorridos por la ciudad como en mis viajes al viejo continente, a América del Norte y a América Latina, México y Brasil incluídos, of course, más los programas turísticos de la TV, que también me sirven para ver eso, además de la gente, el estilo de vida, los monumentos, los palacios y las obras de arte.

Analizando todo el tema día y noche durante más de seis meses, tratando de abarcar todos los aspectos y los intereses en juego, yo ya tengo mis propias conclusiones, de las que deriva mi propuesta, que someto a consideración de mis conciudadanos, para que si estuvieran de acuerdo, la apoyen y yo deje de ser sólo una voz que grita en la selva de cemento.

Primero que nada, hacer como en Singapour, que no sale un maldito vehículo de la agencia si el comprador no demuestra fehacientemente que ya tiene dónde guardarlo cuando no lo usa (léase: el que no tiene dónde dejarlo no circula). Right?

Segundo, hacer como los japoneses, que levantan las plazas y construyen debajo estacionamientos de veinte pisos subterráneos (20), con grandes montacargas para bajar y subir los vehículos, camiones pesados incluídos, y todo lo necesario para que sean instalaciones cómodas,  rápidas y seguras, sobre la cuales vuelven a poner las plazas tal cual como estaban antes de la obra (la reconstrucción ecológica), y lo hacen en sólo dos meses (2), trabajando de cero a seis y los finde desde el sábado a mediodía, pero hay que ponerla, claro está (concesiones de obra por cincuenta años con tarifas libres; sistema ultra liberal privatista). Okey?

Con sólo esas dos pavadas, ya los cinco millones de vehículos que hay en las calles porteñas tendrían lugar de sobra para estacionar cuando se usan o cuando no (5.000.000), dejando absolutamente vacías y libres para circular absolutamente todas las calzadas, habidas y por haber (las autopistas, las avenidas, las calles y los pasajes, obvio).

Tercero. Las avenidas serán sólo de mano única (fuera los palitos y las sendas laterales, no harán falta). Cuarto, por las autopistas y por las avenidas no circulan  más ni motos, ni bicicletas, ni vehículos altos (4X4, chatas, camiones, colectivos, buses, nada de nada), sólo autos (particulares y de alquiler), y no al revés como están haciendo en la bendita Buenos Aires.

Quinto, honda verde computarizada en todas las avenidas, a ochenta (basta de a paso de hombre). Sexto, túneles bajo todos los pasos a nivel (de trenes y de premetros) y puentes peatonales para todos, pero en todos lados (como el futbol, je jé).

Séptimo, digale no los colectivos y al metrobus de la Juan B. Justo, y a todo otro proyecto pedorro similar (right now); pero dígale si a los subtes y a los premetros (por lo menos, cien líneas, con aire frio calor, en vagones y andenes). Octavo, la arterias que rodean la Plaza de Mayo, la Plaza de los Dos Congresos , la Plaza Lavalle y la Plaza San Martín (menos la vereda de La Avenida del Libertador) serán peatonales.

Noveno. La carga y la descarga de mercaderías se hará de cero a seis (como era cuando esta ciudad era la más limpia del mundo). Décimo, los cartoneros revolverán la basura en el mismo horario nocturno y los camiones la recojerán entre las cuatro y las seis de la mañana, nada más.

Y sobre todo, undécimo, multas serán dra-co-nia-nas, para toda clase de infracciones y trasngresiones, medidas en onzas troy de oro (ejemplos: peatón cruza mal: 1; exceso de velocidad: 2; vihículo durmiendo en la calle: 3; deja el auto estacionado en la vereda: 5; maniobra peligrosa: 10; humo negro: 15; cruza semáforo en rojo: 20; descarga fuera de hora: 20; revuelve la basura o la levanta fuera de hora: 20; maneja alcoholizado o drogado: 100; mata a un peatón: 1.000 y no maneja nunca más, aunque salga inocente; etc., etc.). Todas las multas serán convertibles en días de arresto, a razón de 1 por cada onza de multa no cancelada. Y a llorar a la iglesia.

Así se solucionaría el problema del tránsito para los próximos cincuenta años (cuando hasta el más pobre viaje al trabajo en ala delta a motor, o en plato volador, no sé).

Mientras tanto, todo el mundo podría disfrutar de su vehículo como corresponde, aunque la industria automotriz no pare de batir todos los records. El fisco tendría ingresos ubérrimos, alimentados con el dinero de los rebeldes sin causa. Podría rebajarse la presión tributaria. Y, sobre todo, no habría más animales sueltos ni calles salvajes.

Eso si, que no se atrasen más con los planes sociales, porque si los piqueteros siguen cortando todo, estaríamos en la misma y sería todo al dop. No sé si me explico. Por eso digo que hay otra vida, pero es más cara. ¿O no?

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.   
                      
                 



[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).

[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.

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