martes, 3 de enero de 2012

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Año I – Primera Edición – Editorial: 000000034  [1]

El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Lunes 10 Octubre de 2.011.


La Tolerancia Cero
Por Rubén Vicente

En la villa miseria de Los Piletones del barrio porteño de Soldati, que supo ser el coto de caza del inimputable Sergio Schoklender, funciona un centro asistencial de salud, una guardería infantil, un comedor y un complejo polideportivo inaugurado hace dos meses.

Los tres primeros establecimientos son liderados por una mujer llamada Margarita Barrientos. El polideportivo no se sabe quién lo maneja, pero no sería ella y es seguro que ahí se juega al futbol.

Tampoco se sabe bien por qué, pero lo cierto es que, sea quien sea el o la que esté a cargo, parece que no cumple demasiado bien la función que le corresponde, porque los usuarios del complejo se quejan y quieren que la municipalidad de CABA les ceda el control a ellos.

¿Será un anhelo legítimo? ¿Qué podrían hacer si no se satisface su demanda ciudadana? Bueno, primero que nada, podrían buscar asesoramiento legal gratuito y, en caso de que puedan tener razones valederas, el o los abogados intervinientes podrían elaborar y presentar un escrito que contenga la petición ante centro de participación y gestión comunal del municipio porteño (léase: el reclamo administrativo), cuya eventual resolución definitiva implicaría el transcurso de no menos de seis meses con viento a favor (léase: la burocracia).

Si las autoridades se expidieran por la nagativa, los reclamantes podrían impugnar esa denegatoria en sede judicial y, más precisamente, ante el fuero contencioso administrativo ordinario local, sustanciándose la cuestión en primera instancia, más o menos al año con suerte. Si la sentencia les fuera adversa, ellos podrian impugnarla ante la cámara de apelación o de casación del fuero, que podría resolver en más o menos otro año más. Finalmente, si la sentencia de segunda instancia también les fuera desfavorable, ellos aún podrían interponer un recurso extraordinario de apelación ante la corte suprema de justicia de la nación, que estaría en condiciones de fallar en forma definitiva e inapelable, estimativamente, en otro año más; totalizando entonces un proceso de tres años y medio, por abajo de las patas. ¿Cómo?

Ah, pero ojo, que también tendrían a su disposición una vía rápida, como sería la de hacer una vaquita para financiar la publicación de una solicitada en los diarios de mayor circulación e interponer paralelamente un recurso de amparo, directamente ante la justicia, pudiendo el proceso abreviarse incluso a la mitad. ¡Vos me estás jodiendo!

Sabiendo como todos nosotros que la justicia tardía es injusticia, veintinco individuos (25) creen que acaban de sentar jurisprudencia, inventando el recurso de la tolerancia cero, je jé, adoptaron el rol de piqueteros (o revalidaron el título) y organizaron a las cuatro de la tarde el jueves ocho pasado, nada más ni nada menos, que el corte de La Autopista Dellepiane, provocando un fenomental atascamiento del tránsito metropolitano de trece kilómetros de extensión (13), impidiéndoles a los vehículos circular hacia el oeste del Gran Buenos Aires y hacia Ezeiza, y a los viajeros abordar sus aviones o digirse a sus casas u hospedajes.

En el derecho administrativo vigente, a eso se lo conoce con el nombre de las vías de hecho, que causan la invalidez absoluta de todo lo actuado (léase: el acto insanablemente nulo), que obliga a las autoridades públicas a intervenir inmediatamente, para restablecer el orden público quebrantado, siendo competente el juzgado federal criminal en turno, porque el corte de las aupistas es un delito federal, reprimido con multas, inhabilitación y prisión. Right?

Pero nada, porque la galleta se desarmó recién bien entrada la noche, y taza taza cada uno para su casa (o a su hotel, o a su casilla, lo mismo da), sin que nadie, pero nadie, haya hecho nada, pero en ningún sentido. Eso si, el polideportivo no funcionó, porque estuvo cerrado por lluvia, ja ja já. ¡Aguante fiera¡.

Entonces, y ahora hablando en serio, yo no digo la tolerancia cero del gatillo fácil, que es antidemocrático, pero tampoco  la tolerancia mil, que es el reino de la anarquía, que parece que es el parámetro psicóticamente institucionalizado bajo el cual se manejan los problemas que originan estos auténticos wachiturros, nada más que porque no los dejan jugar a la pelota y los demás, dicho en antiguo alemán, kesse kaggen,  totalen… ¡Callate gordo vigilante!

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.


[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).

[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.

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