sábado, 28 de abril de 2012

235 Historia (Argentina)


Año I – Primera Edición – Editorial: 00000235 [1]



El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Domingo 29 de Abril de 2.012.




El Chancho Más Querible del Universo
Por Rubén Vicente

Damas y caballeros. Este individuo se llama Sergio Héctor Sacheri (a) Sacho (Tauro – 55). Si piensan que está loco, se equivocan, porque en realidad, se quedaron cortos, porque él está ré loco, pero además, como si eso fuera poco, es el gran lider afectivo del grupo de los diez venerables jobatos de la promoción 1975 del glorioso y nunca bien ponderado Instituto Inmaculada de Castelar, que todavía hoy, nos juntamos en su casa comer los asados que él tan bien sabe preparar. 

Y sí, porque baste con decir que en su primera juventud Sacho fue empleado del poder judicial de la nación argentina, y su misión era informarle a los presos la condena impuesta por el juez. Un día, le tuvo que decir a uno que le tocaban veinte años de prisión. El tipo se puso tan mal que se la quizo agarrar con él, pero Sacho lo neutralizó con maestría, conservando el decoro propio de su dignisima función, diciéndole amablemente mientras al tipo lo tenían que esposar para que no lo mate: Jodete. Y ahora te quedás bien caliente (sic), ja ja já. 

Lo paradógico de su brillante carrera tribunalicia no fue que no lo hayan echado, sino más bien, que él haya renunciado voluntariamente, por haber concluído una carrera universitaria absolutamente afín con la justicia criminal, como es la veterinaria, que fue elegida cuando todos cursábamos cuarto año.  

Se planteó una conversación sobre la carrera que cada uno de nosotros pensábamos seguir en la universidad. Él estaba indeciso, entre medicina o veterinaria, porque decía que no soportaría que se le muera un paciente humano, agregando que la veterinaria le resultaba muy interesante, preguntándonos a nosotros todo serio, compenetrado en lo que estaba diciendo y en tono ultra científico: ¿Por ejemplo, vos sabés cuánto acaba un chancho?¡Más de medio litro boludo¡ jua, juah, juaahh.  

No puede ser lo simpático y buen tipo que es. De los de su clase, uno puede encontrar dos, o a lo sumo tres, pero a lo largo de toda la vida, pero más no, porque que se ve que los sachos deben andar esparcidos en distintos ámbitos, para que los demás mortales podamos tener el orgullo y la satistisfacción de dicir yo conozco un tipo con un gran corazón, que fue mi compañero del colegio y hoy es mi amigo de la madurez. 

Y hablando de corazón, Sacho llegó a pesar ciento treinta y dos kilos. Le preguntamos qué pensás hacer con tu salud, porque era más que obvio que corría riesgo cardíaco, y más si a su edad seguía jugando al futbol todos los santísimos sábados,  como lo hacía desde que era adolecente. 

En vez de decir voy a hacer un régimen estricto, nos miró fijo a los ojos y nos respondió muy seguro de si mismo tengo todo bajo control (sic), y ahí nomás peló la credencial de SOS Emergencias Médicas, ja ja já. ¡Qué pedazo de turro, por favor¡ 

Pero el año pasado se operó de las hemorroides; adelgazó y ahora está tan flor y flor como luce en la foto de este artículo, que la saqué de Facebook, cuando todavía era posible chorearse imágenes sin permiso del propietario, donde se lo puede ver en su estado natural, siempre de buen humor y poniéndole el pecho a la vida, que le dio cinco veterinarias, una hermosa casa, una buena mujer y dos hijos que saben que su padre es un ejemplo de vida siempre honrada. 

Nadie olvidará jamás su envidiable estado atlético adolecente. Estábamos de campamento de vacaciones de invierno en Tandil. Una noche lo agarraron a El Enano Bianchini y lo ataron a la baranda del puente que cruza el lago. Se vengó con la subrepticia autoría intelectual de un servidor, poniéndole un soruyo de perro en la bolsa de dormir. A oscuras se metió, y al rato la carpa era una cámara céptica. Sacho responsabilizó al enano de turno y lo corrió por todos lados, dando sobradas muestra de agilidad, no obstante lo cual, a la vuelta en tren, se mandó una docena de empanas fritas que eran un espanto, porque se ve que no quedó traumatizado para nada con esa vivencia escatológica, ja ja já. 

Cuántas cosas lindas vivimos con Sacho. Si no fuera por él, nuestro grupo se hubiera desarticulado. Si, porque Sergio Sacheri es una especie de gran mamá gallina espiritual que reune con su amor por la vida a sus diez vejetes polluelos fané y descanyau, a picar la carne compartida o la pizza desabrida que nos sirven en Plaza Alem, lo mismo da, porque la cosa es estar juntos una o dos veces al año, recordando una y otra vez, las anecdotas del colegio secundario, o enfracándonos en sesudos debates sobre la situación de Castelar, de Buenos Aires, de la Argentina o del mundo entero, sin que falten los temas familiares o de la salud de nosotros los jobatos y, por supuesto, el futbol, pues como dije, Sacho es la gran gallina, pero de la bé, ja ja já. 

En otras palabras, un loco lindo y un tipazo, que cuando seamos ancianos y estemos en el geriátrico, lo vamos a recordar con una sonrisa en los labios, pues de él nadie se va olvidar, hasta que Dios diga basta, y después también, qué joder. Por eso, hoy tengo ganas de que todos nosotros le gritemos: 

¡Feliz Cumpleaños Chancho Querido¡ 

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos. 


[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).

[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería catastrófico.

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