lunes, 16 de abril de 2012

221 Geopolítica (Mundial)


Año I – Primera Edición – Editorial: 00000221 [1]



El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Lunes 16 de Abril de 2.012.




La Fiesta Inolvidable 
Por Rubén Vicente

Desde mediados del siglo dieciocho, los antiguos latifundios feudales de Gran Bretaña comenzaron a ser transferidos por los miembros de la nobleza a favor de grandes sociedades comerciales que, de tierras, no sabían absolutamente nada.  

Lo primero que hicieron esas firmas novatas fue parcelarlas y vender los lotes, comenzando el comercio de los bienes raices, y la nueva actividad profesional de los agentes inmobiliarios, como así también, la de los martilleros judiciales. 

En el segmento financiero, los bancos privados comenzaron a ofrecer créditos hipotecarios, destinados a financiar la compra de pequeñas parcelas (los minifundios), pero no a favor de individuos agricultores, sino más bien, de sociedades comerciales que, de agricultura, ni jota, pero organizaron la producción rural como si fuera la de una empresa urbana, surgiendo entonces la industria de la agricultura, que aplicaba todos los conocimientos que podían obtenerse en las modernas facultades de agronomía y veterinaria.  

Para aderezar aún más el buen clima de negocios reinante en aquel enotonces, las acciones de las empresas propietarias de tierras y las decidadas a la agricultura, comenzaron a ser negociadas en el mercado de valores; lo que se sumó el trafíco de las obligaciones negociables de esas empresas (léase: los debentures = las on´s). 

En medio de ese hervidero de papeles y de negocios bursátiles, a varios agentes de bolsa, que solían tomar el té de las cinco de la tarde en los salones aledaños al edificio en el que funcionaba The London Stock Exchange, se les ocurrió la peregrina idea de apostar cúal sería el precio del trigo el mes entrante, que terminaba la cosecha.  

Unos apostaron a que subiría, mientras los otros lo hicieron a que bajaría, documentando esa operación en unos papeles de su invención, que sólo tenían valor en la medida en que eran confiables sólo para ellos mismos, que eran los apostadores. Nadie sabe muy bien por qué, pero lo cierto es que tales documentos recibieron el nombre de los derivativos.

A principios del siglo diecinueve, a otros agentes de la bolsa londinense se les ocurrió otra idea verdaderamente superadora, consistente en crear una sociedad anónima cuyo objeto fuera, justamente, la documentación, el registro, el archivo y la transmisión de información vinculada con los derivativos, proveyéndoles a los eventuales apostadores un salón especialmente diseñado para las negociaciones y transacciones. Así nació el primer mercado de los derivativos de la historia universal, en que sólo se traficaba con derivativos del trigo. 

Luego del final de las guerras napoleónicas (1815), la idea del mercado de los derivativos del trigo londinense, se perfeccionó, armandose mercados en las grandes ciudades industriales de Gran Bretaña (Manchester, Liverpool, Conventry, Shefield, etc.), ampliándose los contratos de apuestas (los derivativos) al arroz asiático y al maiz americano. 

Diez años más tarde (1825), un mercado de derivativos de trigo, maiz y arroz comenzó a funcionar en las dependencias del palacio de la bolsa de valores de la ciudad estadounidense de Chicago (Estado de Illinois), donde al poco tiempo ya se traficaba con derivativos de los cultivos tropicales de América Central (café, cacao, azúcar, algodón, maní, etc., etc.). 

Para 1830, el conjunto de absolutamente todas las clases, habidas y por haber, de los derivativos de la agricultura mundial, ya se los llamaba con el nombre genérico de los commodities, que empezaron a incluir el ganado en pies, las carnes saladas (el charque), los cueros, las lanas y hasta el sebo con el que se fabricaban las velas y los jabones.  

Pero veinticinco años más tarde (1855), en la Francia de Napoleón III, surgió la idea de traficar con derivativos vinculados con bienes industriales de todo tipo, llamándoseles a los contratos de apuestas respectivos con el nombre de las opciones. Así que los derivativos tenían que ver con las materias primas, mientras las opciones se referían a los productos industriales.  

Otros veinte años más tarde (1875), los grandes jugadores de la bolsa de valores de la ciudad alemana de Frankfurt, tuvieron otra idea genial, que fue organizar un mercado de apuestas vinculadas con la evolución de los precios de las monedas nacionales, de los papeles de comercio, de las acciones de las empresas y de los bonos de los gobiernos, surgiendo entonces los contratos que recibieron el nombre genérico de los futuros. 

Derivativos agropecuarios, opciones industriales y futuros financieros. Tales eran los instrumentos legales que documentaban las operaciones de futuro, es decir, de las apuestas reguladas por el más puro, liso y llano azar (la suerte = la cábala = la barakha).  

En otras palabras, la timba más grande el mundo, que dejó a los casinos a la altura de un poroto, con el agravante de que, cuando quebraba un casino, no pasaba nada, pero cuando quebraba un mercado nacional de futuros (léase: el mercado a término), caían las bolsas y los gobiernos caían en default, es decir, sobrevenía la bancarrota nacional. Ups. 

En 1924 quedó inaugurado el mercado de operaciones a término en la bolsa de valores neoyorkina (The New York Stoch Exchange = Wall Street), que tendría alcance mundial. Fue ese mercado el primero que quebró cuando sobrevino La Crisis Mundial de 1929, es decir, La Gran Depresión, desapareciendo del mapa norteameriano hasta su conclusión, en 1935. 

Desde entonces, incluso durante el desarrollo de La Segunda Guerra Mundial (1939-1945), los mercados a término no pararon de expandirse, en cantidad de operadores, en el número de operaciones, en el monto de las operaciones y en la variedad de contratos vinculados. 

Durante La Guerra Fría (1946-1991), las operaciones a término se exendieron a las gemas, a los metales nobles y los hidrocarburos, complejizándose ad infinitum las transacciones, con la informatización de los sistemas de documentación, registro, archivo y suministro de datos. 

Pero además, los certificados de las apuestas (los derivativos, las opciones y los futuros), comenzaron a ser empleados como medio de pago de las deudas contraídaas por los jugadores de bolsa, por los inversores institucionales, por las empresas (rurales y urbanas) y por los bancos privados, dentro de los EEUU, es decir, comenzaron a ser utilizados como una suerte de moneda privada, sólo válida entre quién la emitiera y quién la aceptara, empleándosela a pura confianza, porque carecen totalmente  de respaldo en bienes, servicios o valores, no siendo más que papel pintado, eso sí, nominado en dólares. 

La Crisis Bursatil de 1987 implicó un cambio dramático de los mercados a término, cuando empezaron las apuestas sobre la cotizaciones de las acciones de las empresas de la industria de la alta tecnología (léase: las punto com), ganando una importancia decisiva el índice de las acciones técnológicas, es decir, de El Nasdaq, que era administrado por un tipo llamado Bernard Maddox. Ups. 

En 1995, el Prof. Frank Partnoy, de la Universidad de Cornell, publicó una obra titulada con el nombre de Codicia Contagiosa, en la cual, la conclusión es que los mercados a término llevarán al capitalismo global a su trágica extinción (sic). 

Exactamente en el año 2000, justo cuando sobrevino el inicio del siglo veintiuno y del tercer milenio de la era cristiana, mientras el mundo entero (orbis) quedaba con el culo mirando al norte por la sorpresa de que El Efecto Y2K no era otra cosa que un bleff, empezaron a quebrar las punto com, sin que nadie comprendiera cómo era posible que una cosa así pudiera ocurrir, pero nada, porque justo entonces, JP Morgan Chase, City Group y Wells Fargo, que eran tres de los más grandes emisores de derivativos, opciones y futuros nominados en dólares, celebraron un acuerdo de préstamo a diez años, nada más ni nada menos, que con los gobiernos de Islandia, Irlanda, Portugal, España, Italia, Hungría y Bélgica, permitiéndole a esos estados miembros sanear sus finanzas públicas y, de ese modo, cumplir las obligaciones derivadas de El Tratado de Maastritch de 1993. [3] 

Tales gobiernos se comprometieron a cancelar sus deudas en derivativos, opciones y futuros con las rentas públicas derivadas de la percepción de cánones por otorgamiento de licencias de explotación de juegos de azar, y del cobro de tasas portuarias y aeroportuarias; figurando dichos acuerdos como créditos privados contraídos por las empresas del estado o mixtas, pero no por los gobiernos como tales que, de ese modo, en psicótica teoría política, no quedaban contablemente endeudados como personas de derecho público internacionales. [4]

Exactamente un mes antes de la quiebra de Lehman Brother´s (2008), los EEUU registraban un PBI de quince billones de dólares (15 BD´s), pero el monto total de instrumentos nominados en dólares (billetes, letras, acciones y bonos) ascendía a 150 BD´s, es decir, diez veces el PBI de la hiperpotencia planetaria (10), de los cuales, 100 BD´s eran letras del tipo que se trafica en los mercados a término (derivativos, opciones y futuros). 

La Crisis Mundial (the subprime crisis = el efecto jazz = la gran recesión = la segunda gran depresión = 2008-2014) se debe, en primer lugar, a la total ausencia de respaldo en oro de dólar, pero en segundo término, al decomunal excedente monetario de 100 BD´s en apuestas de los mercados a término nominadas en dólares (derivativos, opciones y futuros), que no están respaldadas en nada; que se emiten sin límites y que no están sujetas a controles de ningún tipo.

Los principales emisores mundiales de contratos de apuestas de los mercados a términos del mundo entero (orbis) son los grandes bancos estadounidenses (JP Morgan Chase, City Group, y Wells Fargo = los portaviones). 

Si el gobierno de Washington hiciera lo que tiene que hacer, para salvar a los EEUU de la bancarrota nacional, y de la súbita pérdida de la supremacía mundial, que sería declarar la inmediata prohibición de los mercados a término y la instantánea nulidad de los instrumentos que trafica (los derivativos, las opciones y los futuros), directamente, quebrarían los portaviones, y nada más, claro está. ¡Oh, my God! 

Por eso digo que  el dilema de titanio para Barak Obama es que deja que continúe la fiesta inolvidable, o se muere, dicho esto en sentido literal, claro está. No sé si me explico. 

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.


[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).

[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería catastrófico.

[3] El Tratado de Maastritch de 1993 dio lugar a la creación de La Unión Europea (UE), liderada por Alemania, y del Banco Central Europeo (UE), que comenzó a emitir la nueva moneda técnica de la eurozona (el ecus), que a partir de 1999, se transformó en la moneda única de la UE. Pero además, El Tratado de Maastritch implica que los estados miembros de la eurozona se comprometen a sus déficits fiscales y comerciales jamás sean superiores al tres por ciento de sus respectivos productos brutos internos (3%/PBI).

[4] A principios de 2011, La Comisión Europea examinó las cuentas públicas de Islandia, Irlanda, Portugal, España, Italia, Grecia, Hungría y Bélgica (léase: Los Pigs), concluyendo que las deudas en derivativos, opciones y futuros nominados en dólares, debían contabilizarse como deuda pública de los gobiernos, y no de las empresas estatales o mixtas que figuraban como tomadoras de los créditos. De esa manera, la UE reconoció implícitamente que Los Pigs tenían deudas varias veces superiores a sus respectivos PBI´s, entrando en default técnico, que ya dejó de ser virtual en el caso de Grecia, de Islandia y de Italia (2012).

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