sábado, 31 de diciembre de 2011

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Año I – Primera Edición Simulada – Editorial: 000000028  [1]

El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolíca
Martes 4 de Octubre de 2.011.


El Socialismo Nacional
Por Rubén Vicente

Exactamente en 1840, Karl Grünn concibió la convergencia entre el nacionalismo alemán y el socialismo democrático, llamándola con los nombres indistintos de el socialismo verdadero o bien, de el socialismo nacional, es decir, el nacional socialismo (el nazismo), que Marx calificaba como una ideología burguesa y contraverrolucionaria (sic).

Desde la publicación de El Manifiesto Comunista (1848), el socialismo verdadero (el socialismo nacional = el nacional socialismo = el nazismo = el grünnismo) se convirtió en la antítesis del socialismo científico (el socialismo internacionalista = el marxismo = el comunismo).

Todos dicen que viene del marxismo. Sin embargo, lo cierto es que quien haya profundizado suficientemente la cuestión, sabrá que Teodoro Herltz tomó las ideas de Karl Grünn para concebir su doctrina del socialismo nacional hebreo (el nacional socialismo sefaradí = el nazismo judío = el sionismo), que es el alma mater del estado de Israel, más allá de que pueda haber un sionismo de derecha y otro de izquierda (el likut y el laborismo) que, dicho sea de paso, no por casualidad, sino más bien por causalidad, convergen en  el grünnismo israelí de centro (Kadima), claro está.

Realmente no tiene sentido hablar de las barbaridades del nazismo, del comunismo y del sionismo, porque la historia las ha documentado con toda suficiencia, precisión y exactitud. Pero si tiene significado ver cómo hubo gente democrática, que tomó para su patria las ideas de Karl Grünn , forjando su propia versión a la derecha, al centro o a la izquierda del espectro ideológico grünnista, pero restandole las salvajadas fanáticas, racistas y reaccionarias (léase: satánicas, totalitarias y genocidas) de Adolf Hitler, de Joseph Stalin o de Ariel Sharon, concretando el socialismo nacional en su país.

Salvando las distancias, que no son tantas, fueron tipos como Giichi Tanaka, Chiang Kai Sheck, Jawaharlal Nehru, Reza Khan Pathlavy, Gammal Abdel Nasser, Nikita Krushev, Joseph Broz Tito, Conrad Adhenauer, Charles De Gaulle, Alcides De Gásperi, Francisco Franco, Carlos Oliveira Salazar, Fidel Castro, Lázaro Cárdenas, Anastasio Somoza, Omar Torrijos, Marcos Pérez Jimenez, Joaquín Morales Bermudez, Joao Goulart, Carlos Ibañez del Campo, Alfredo Stroessner o Juan Perón.

Obviamente, la figura de Perón es la más patentemente percibida por los argentinos. Dicen que era el gran protector de los nazis, pero se olvidan que fue él el que firmó la declaración de la guerra contra Alemania, y que luego envió a Evita a Tel Aviv, para que la Argentina fuera el primer país de América Latina en reconocer al estado de Israel (1949), sabiendo perfectamente que el enfrentamiento árabe sionista tenía ya treinta años en ese entonces, digo, pero cuando fue presidente por tercera vez (1973-1974), apoyó públicamente la creación del estado palestino, y restableció las relaciones con China, Rusia y los paises del bloque comunista de la guerra fría, mientras era el artífice de El Plan Cóndor con los EEUU (López Rega), que se sacó fotos con Carlos Menem (no jodamos).

En síntesis, el grünnismo, es decir, el socialismo nacional, abarca un ámplio espectro ideológico, centrado la alianza de la religión, las fuerzas armadas, la clase trabajadora y el empresariado vernáculo, para forjar movimientos nacionales, populares, humanistas y creyentes en Dios, ya se llame Kami, Krishna, Jehová, Padre o Allah, lo mismo da; mientras los objetivos estratégicos son la independencia económica, la justicia social, la soberanía política, la integración regional y la tercera posición internacional, siempre equidistante de los extremos en pugna (capitalismo versus comunismo, y ahora, globalización unipolarista versus antiglobalización multipolarista); y los parámetros institucionales están dados por la democracia constitucional.

En eso terminaron coincidiendo Perón y Balbin, aunque ahora se rompan los cuernos los kirchneristas y los adversarios, duhaldistas o radicales k, lo mismo da, porque todos, pero todos, son partidarios del grünnismo (el socialismo verdadero = el socialismo nacional = el nacional socialismo = el nazismo sionista = el justicialismo = el peronismo), aunque digan que no es cierto, nada más que porque no pueden darse el lujo, justo ahora, de venir a piantar votos, porque ya se sabe que son políticos y no estadistas, claro está.

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.







[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).

[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es un hecho teóricamente posible que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.

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