Año I – Primera Edición – Editorial: 00000006
El Cisne Negro [1]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolíca
Martes 30 de Agosto de 2.011.
Se Acabó el Tiempo
Por Rubén Vicente
Las fichas azules de los casinos (the blue chips). Esa es la denominación genérica y alegórica que desde 1924 tienen las acciones de las empresas industriales y comerciales más competitivas, solventes y líquidas del mercado bursatil más grande del mundo (the new york stock schange = wall street).
Durante el corriente mes de agosto, las blue chips registraron una caída promedio del quince por ciento (15%), reflejando las perspectivas de una nueva recesión y de más despidos que se observan en la economía nacional de la hiperpotencia planetaria.
Cuatro días atrás, en el marco de La Conferencia de Jackson Hole (Estado de Wyoming), a la que asisten los presidentes de los grandes bancos centrales y privados de los cinco continentes (Oceanía, Asia, Africa, Europa y América), Benjamin Bernanke sugirió que las tasas de interés estadounidenses seguirán planchadas y que, si fuera necesario, pondría en vigencia la tercera flexibilización monetaria (QE-3). [2]
En síntesis, el principal país del mundo sin dinero, sin producción, sin empleo, sumido en la histeria bursatil y sin rumbo político que, además, no termina de ganar ninguna de las cuatro guerras en las que se halla comprometido su descomunal poderío militar (Afganistán, Irak, Somalía y Libia), con derrames petroleros en El Golfo de México y un huracan nunca visto que azota Nueva York.
Para decirlo en pocas palabras, es un futuro negro es el que le aguarda a los EEUU y al mundo, a menos que alguien haga lo que tiene que hacer, y por favor, no me pregunten qué es, porque no lo puedo decir en vos alta.
Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.
[1] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es un hecho teóricamente posible que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.
[2] La QE-1 fue la de Nixon (1971) y la QE-2 fue la de Obama (2009). Con ellas se imprimió dinero sin respaldo en metálico (la inflación) para comprar los bonos del tesoro, que se canjearon por los derivativos emitidos por los portaviones financieros (JP Morgan, City Group, Wells Fargo, Bank of America) para evitar su quiebra. De esa manera se piensa que los bancos estarán en condiciones de seguir prestando a tasa cero y las empresas forzarán la reactivación económica reduciendo el desempleo, mientras se rescatan del mercado los activos tóxicos causantes de la crisis mundial (el efecto jazz = la gran recesión = la segunda gran depresión).
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