Año I – Primera Edición – Editorial: 000000014
El Cisne Negro [1]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolíca
Miércoles 7 de Septiembre de 2.011.
No Smoking
Por Rubén Vicente
Jugar es algo inherente a la condición humana. La verdad es que nos pasamos la vida jugando. Jugamos a todo, en todas las edades y, a veces, llegado el caso, hasta somos capaces de jugarnos la propia vida.
Pero arriesgar el dinero en las apuestas de los juegos de azar puede constituir la base de un entretenimiento, de una enfermedad, de un emprendimiento económico (profesional o empresarial) o de una actividad criminal (el juego clandenstino = the illegal gambling).
En la ciudad autónoma de Buenos Aires hay dos grandes establecimientos dependientes de la firma Lotería Nacional de Beneficencia y Casinos SE, que son El Hipódromo de Palermo y El Casino Flotante de La Costanera, ambos concesionados a favor del empresario kirchnerista ma non tropo Cristobal López, que también es concesionario del gobierno municipal liderado por Mauricio Macri (El Bingo Congreso). Ups.
En la víspera, los medios masivos de comunicación social informaron sobre la novedad de que la gente está dejando de ir a jugar a los bingos porteños, fundamentalmente, por dos razones (2). La primera es que, bajo jurisdicción municipal, están prohibidas las máquinas traga monedas. La segunda es que no se puede fumar.
Si claro, hay que cuidar la salud, no hay que molestar a los no fumadores y hay que mantener limpio el medioambiente, pero la realidad es que la mayoría de los concurrentes habituales fuman, chupan y, si ganan, se van de joda a otro lado, no parando de poner plata y más plata y todo es, obviamente, un hecho gravado por la normativa tributaria que engrosa las arcas fiscales (¿¿¿cómoo???), incluyendo lo que gastan en las pilcherías, las peluquerías, las estaciones de servicio, los garages, los bares, las discotecas, los restaurantes, los albergues transitorios, los saunas y las salas de espectáculo (los cines, los teatros, los recitales, las canchas, etc.).
Entonces, no se puede estacionar en el cordón amarillo, no se puede consumir sexo por dinero, no se puede fumar tabaco, no se puede jugar en las tragaperras y no se puede ni siquiera salir a divertirse, sin que haya alguna prohibición ecológica, alguna recomendación toxicológica, alguna restricción burocrática o alguna falsa censura moral. Y despúes estos cachivaches hablan pestes de los talibanes, por favor.
Eso si, dicen que la gente no está yando porque el consumo popular se está redireccionando hacia el ahorro y la adquisición de casas, autos y bienes durables, ja ja já. Aseguran que estamos en la senda de una mejor calidad de vida, ji ji jí. Sostienen que están luchando contra toda forma de discriminación, jo jo jó. Y concluyen que esto es la profundización del cambio, juah juah juaaáh...
Aunque no lo digan abiertamente, las consignas subliminales que están lanzándole a la gente son: compre la garrafa popular, gaste menos que un café en electricidad, reviéntese la aorta mirando el futbol para todos, mastúrbese con el baile del caño que dan en la tele, sea drogadicto, cásese con un traba, prostitúyase pero sin publicidad, corte las calles, tome los colegios, salga de caño, apoye el modelo o mate nenas de once años, que total está todo bien, pero, por favor, no me fume en los bingos.
Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.
[1] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es un hecho teóricamente posible que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.
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