viernes, 30 de diciembre de 2011

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Año I – Primera Edición – Editorial: 000000027  [1]

El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Lunes 3 de Octubre de 2.011.

Mentiras Que Matan
Por Rubén Vicente

Este tipo se llama Liaquiat Ahamed (wanted by the FBI since 2013, je jé) y escribe para un medio demócrata como es The Wall Street Journal America´s. Fue corredor de bolsa y ahora enseña historia económica, con especialización en el comportamiento de los bancos estadounidenses en la década del veinte del siglo pasado, es decir, inmediatamente antes del estallido de La Gran Depresión.

Y si estudió, algo deber saber, tal cual. Liaquiat refiere que a principios de 1929 los EEUU estaban siendo afectados por una fuerte recesión y Europa tenía un gravisimo problema fiscal, centrado en la insolvencia de algunos gobiernos, preguntando si nos suena familiar.

Agrega que la administración republicana de Huber se sentó sobre el oro y sólo atinó a bajar mínimamente los impuestos, pero nada. En cambio, dice que Obama hace lo correcto cuando pone en vigencia la QE-2 y planea la QE-3, asegurando que lo contrario implicará un terremoto en Europa y cinco años más de estancamiento para los EEUU, con crecimiento lento, alto desempleo y peleas políticas.

Por Dios, qué caradura. Veamos. En 1918 terminó la Gran Guerra Mundial, se dejaron de fabricar armas y hubo recesión y desempleo en Europa y los EEUU. Alemania quizo salir como fuera, y la hizo la fácil jé jé, devaluar el marco frente a la libra y darle a la maquinita sin asco, causando la hiper de 1923.

Para principios de 1929, el nuevo marco alemán ya era un fierro, no había déficit fiscal ni comercial y la deuda estaba refinanciada y era pagable, reactivándose la industria civil y reuduciéndose el desempleo a menos del 10%.

Los únicos de Europa con problemas de deuda soberana, y no tanto, eran Gran Bretaña y España, y si creen que miento, lean a Keynes. En cambio, los EEUU fabricaron autos baratos y los magnates metían plata en tierras a lo pavote, viviéndose los años locos (inversión, empleo, producción, ventas, exportaciones y alto consumo), y otra vez digo, lean a Keynes.

Los bancos no cobraron los créditos, vino la crisis hipotecaria, la Fed no aflojó un mango y quebró Wall Street, no Washington. Ahora es distinto, Washington está quebrado (AA+) y Wall Street está con la fiesta loca del Twist en el Titanic (yuppie, perdón, quise decir iupi).

Y nada, lo que pasa es que el turco está bolaceando para pegarle a los republicanos, por no querer hacerle el juego al negro, porque sabe que no le van a votar la QE-3 ni le aprobarán sus planes presupuestarios (más impuestos y menos gasto en armamentos, no way).

La guerra de propaganda es de terror. Goebbels un poroto. Se viene la W, perdón de nuevo, ese ya fue, quise decir Sarah Pallin (go home fucking nigger). Firmado Wall Street (¿cómo?). Me está sonando el black berry; andá que después te explico.

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.



[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).

[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho teóricamente posible que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.

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