miércoles, 21 de diciembre de 2011

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 Año I – Primera Edición – Editorial: 00000009

El Cisne Negro [1]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Viernes 2 de Septiembre de 2.011.


No Quiero Más Una Vida de Mentira
Por Rubén Vicente

Los titulares de EuroSports dicen que el ex campeón mundial de boxeo Oscar de la Hoya acaba de confesar públicamente que es alcohólico, adicto a la cocaína, infiel a su mujer desde el comienzo de la relación y que también falló como padre, llegando a pensar en el suicidio, luego de aparecer la semana pasada fotografiado usando lencería femenina, declarando valientemente ante la televisión norteamericana que no quiere tener más una vida de mentira.

El origen y la carrera de Oscar es tan imaginable como su desbarrancamiento espiritual, pero lo insólito es este punto de inflexión, disparador de una toma de conciencia, que es inspiradora para tantos otros, envueltos en pavorosas crisis personales en las que primero se asciende al cielo y luego se termina tocando fondo en el infierno, es la trascendencia medíatica mundial de este heroico mea culpa.

Mientras vivió entre nosotros, Nuestro Señor Jesucristo aventó las sanas dudas del levita Nicodemo, cuando le dijo que es preciso nacer y morir varias veces para entrar en el reino de los cielos. Igual que Jesús de Narareth, Oscar de la Hoya ha tomado su cruz para alcanzar la resurreción.

Eso mismo le sucede a ciertas naciones, que nacen pobres como lauchas del basural y se sobreponen a todo con tal de alcanzar la hegemonía global, para luego descender abruptamente a los infiernos, nada más que para renacer después y volver a ascender al cielo espirituamente renovadas. Y si esto no es cierto, miremos los casos de Japón y de Alemania, y entenderemos de qué estamos hablando.

Los EEUU ya han llegado a ser los campeones mundiales y ahora están en fase de la degeneración espiritual. Todavía no hay fotos de George Washington transvestido, ni tampoco un mea culpa de la casa blanca a la vista del mundo entero, pero inevitablemente ese momento llegará, para bien de la humanidad.

El gran pais del norte es el hijo de la fe, del trabajo y de la guerra. Es un gran boxeador de la historia que, en medio de la desgracia, sabrá hacer tripa corazón y marchar emocionado hacia la cruz, la muerte y la resurreción a la vida nueva, que ya no será tan visible como en sus días de rey de Israel, pero que continuará para siempre, eternamente glorificada en las alturas de la memoria universal.

Este caliz no pasará y esa será, justamente, la única forma de lograr la resurrección nacional estadounidense, amén.

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.




[1] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho teóricamente posible que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.

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