miércoles, 29 de agosto de 2012

356 Historia (Argentina)


Año II – Primera Edición – Editorial: 00000356 [1]

 

El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Miércoles 29  de Agosto de 2.012.






Los Conquistadores I
Por Rubén Vicente 

Todo lo dicho respecto de la historia de América Latina es previo a esta nueva serie dedicada los conquistadores de lo que hoy es nuestra nación que, voluntaria o involuntariamente, contribuirían a la formación de el ser nacional argentino. [3] 

Corría el año 716 d.C. y, en el marco de la invasión de los musulmanes, su majestad, el monarca de lo que aún quedaba del gran reino visigótico de Hispania, Cnel. Gral. WW ® Dn. Pelayo I Trencavel (34),  dio la orden: “Id, que todavía es temprano, para destruírlos antes de que ponga el sol” (sic) pero lo dijo, obviamente, en castellano antiguo, es decir: “Id con solis”(sic). 

El que lideraba la patrulla cristiana era el Cap. WW Dn. Gutierre Diaz Rodriguez (30) quien, por su valor en combate, fue premiado con el nombramiento de señor de un paraje desierto que recibió el nombre de La Tapera de Solis (léase: Solís).

Uno de sus descendiestes directos por consanguineidad, como fue Dn. Hernán Gomez de Solís, fue nombrado como primer duque morganático de Badajoz, inmediatamente después de La Batalla de las Navas de Tolosa, que dejó reducido el dominio musulmán en la península ibérica al emirato alawita de Granada (1230). 

A partir de su matrimonio católico apostólico romano con su alteza, la duquesa de Coria, Dña. Lucía Fernandez (33), la descendencia de Don Hernán adoptó como nombre de familia badajozence (léase: el apellido) de la baja nobleza (la hidalguía) el de Los Solís, por cuyas venas corre la sangre sagrada de El Primer Hombre (Adán), de El Rey David y de Nuestro Señor Jesucristo (léase: le saint graal = el santo grial). 

Doscientos cuarenta años más tarde (1470), en el ducado de Lebrija, dependiente del condado de Sevilla, que era la capital del nuevo reino cristiano de Andalucía, que formaba parte del gran reino de Castilla, gobernado por su majestad, el Cnel. Gral. RW ® Dn. Enrique IV Trastamara (45), sobrevino el nacimiento de un varón católico apostólico romano (el primogénito) que fue bautizado bajo el nombre de Juan Díaz de Solís. 

Hizo la escuela primaria en Sevilla y el colegio secundario en Toledo, para luego graduarse de abogado, con diploma expedido por la Universidad de Salamanca, incorporándose inmediatamente al cuerpo portugués de la armada sacro imperial (das reich krieg marine), con el grado de guardiamarina, siendo destinado a la base naval lusitana indostaní de Madrás (1493). 

En 1508, el Tte. Nav. RKM Dn. Juan Díaz de Solís (38) había regresado a su patria natal (España) incorporándose al cuerpo español de la reich krieg marine (léase: la armada invencible), formando parte de la expedición liderada por el Cap. Nav. RKM Dn. Vicente Yañez Pinzón (46), con la misión de hallar un paso interoceánico, que comunicara a España con La India Mongol (léase: el lejano oriente), que sería la base para la conformación de la versión moderna de La Ruta de la Seda.  

Zarparon en febrero de ese año; cruzaron el Atlántico Norte; traspasaron Las Antillas sin desembarcar; navegaron las aguas del Caribe y pararon en Veragua (léase: el itmo centroamericano). 

Sin lograr cumplir su misión, la expedición española regreso a sus bases ibéricas, siendo el Tte. Nav. Solís sometido a corte marcial por el crimen de desacato en alta mar (¿?), pero fue declarado inocente. 

Bien no se sabe cómo fue, pero lo cierto es que dos años más tarde (1512), su majestad, el monarca de la unión de los grandes reinos de España, Mcl. RW ® Dr. Fernando II Trastamara (60), emitió un decreto en cuya virtud lo nombró como nuevo jefe de operaciones del cuerpo español (léase: la armada invencible) de la marina de guerra sacro imperial (das reich krieg marine), siendo ascendido al grado de almirante. 

Bajo esa comprensión, exactamente el viernes ocho se octubre de 1515, al mando de tres carabelas, partió una nueva expedición española desde puerto de San Lucar de Barrameda, liderada por su alteza, el duque de Badajoz, Alte. RKM Dn. Juan Díaz de Solís (45). 

Hizo escalas Las Islas Canarias y en los piélagos portugueses de Madeira, Azores y Cabo Verde, para luego cruzar el Atlántico, arribando al puerto lusitano brasileño de Recife, alcanzando San Salvador de Bahía y prosiguiendo hacia el sud sudoeste, hasta que se sintió seguro de haber traspasado la línea que separaba El Brasil Porgués de El Brasil Español, deteniéndose el jueves veinte de enero de 1516 en una saliente de la costa, donde protestó formalmente para la soberanía española el lugar que llamó con el nombre de Nuestra Señora de la Candelaria (léase: Punta del Este). ¡Pero mirá vos qué fashon ché!  

Quince días más tarde, las tres naves se internaron en una gran bahía, cuyas aguas eran inequívocamente sacarozadas, motivo por el cual las bautizó con el nombre de El Mar Dulce (léase: El Río de la Plata), deteniéndose en una isla situada en la confluencia de la desembocadura de los grandes ríos, que eran el Uruguay y el Paraná, que llamó con el nombre del comandante de la segunda carabela, que acababa de morir de calor, Cap. Nav. RKM Dn. Martín García (35).  

Sobre la ribera occidental del Uruguay, la expedición del Alte. Solís visualizó la existencia de aborígenes de la tribu guaraní meridional de los charrúas. En la mañana del veintinueve de enero de 1516, el Alte. Solís bajó a tierra y trató de tomar contacto personal con quien parecía ser el lider de los indios, que dispararon sus flechas, los mataron a todos, los asaron y se comieron los cadáveres (léase: la antropofagia charrúa), ante la vista azorada de los marinos españoles de las otras dos naves, que salieron como rata por tirante para Punta del Este, hospedándose en el Conrad, ja ja já. 

Y el cuatro de septiembre de 1516, las dos carabelas sobrevivientes, al mando del cuñado del Alte. Solís, es decir, del Cap. Nav. RKM Dr. Francisco Torres (46), emprendieron el viaje de regreso a España. En homenaje al comandante derovado por los aborígenes, El Mar Duce sería conocido desde entonces con el nombre de El Río de Solís. 

No, digo, porque después me la quieren vender como que los indefensos pueblos originarios fueron ferozmente masacrados sin piedad por los conquistadores españoles, en flagrante violación a sus sacrosantos derechos humanos, y no sé de que otras verduras nos quieren convencer los anarquistas tipo Osvaldo Bayer y compañía. ¿Verdad? 

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.

[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).
 
[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería catastrófico.
 
[3] Ver El Cisne Negro (Editoriales 276 a 280).

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