El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Jueves 9 de Agosto 2.012.
El Socialismo I
Por Rubén Vicente
En las series de
artículos anteriores de El Cisne Negro, he tocado temas vinculados con la
revolución francesa, con la ideología del liberalismo y con las doctrinas
liberales del minarquismo, del radicalismo y del anarquismo, incluyendo la
degeneración instrumental del nihilismo.
Pero ahora la idea es
empezar a introducirnos un poco en el estudio de la tercera gran ideología,
que es el asociacionismo,
y en sus doctrinas derivadas del colectivismo, del socialismo y del comunismo.
Para empezar, es
preciso que diga que la ideología política del liberalismo descanza en la
filosofía de el individualismo, que considera que el hombre (léase: el
varón, la mujer, el niño y el anciano) es un fin es si mismo, y no un medio ni menos un
instrumento al servicio de nada ni de nadie.
Por ese motivo, el
hombre está dotado de algo que se conoce con el nombre de la autonomía de la
voluntad, de la que derivan la libertad de contratación y la libertad
contractual; de la que a su vez deriva la teoría política liberal de el
contrato social de Jean Jacques Rousseau, que es uno de los grandes padres
del liberalismo.
A
la concepción filosófica del individualismo se opone la de el gre-ga-ris-mo,
según la cual, el hombre, sencillamente, no existe como individuo, y no tiene razón de existir como tal, fuera de su ámbito
gregario de pertenecia (ej.: la familia, el estado, la comunidad internacional,
etc.); bajo el viejo axioma político aristotélico de que el hombre, fuera de la
polis a la que pertenece, o es un ángel o es una bestia, pero no es un
hombre, porque absolutamente ningún individuo puede vivir en absoluta
soledad, siendo una condición específica de los seres humanos, justamente, la
de vivir con los otros seres humanos, satisfaciendo el instinto
gregario y perteneciendo a algún grupo de referencia.
En
la nómina de los filósofos gregaristas, figuran John Locke (1632-1704), David
Hume (1711-1776), Emanuel Kant (1724-1804), David Harley (1705-1757) y James
Mill (1773-1836).
Sobre
la base de la filosofía de el gregarismo fue pensada la ideología
política de el asociacionismo,
y las doctrinas asociacionistas derivadas del colectivismo, del socialismo y
del comunismo.
Por
eso, la ideología política del asociacionismo parte de la base filosófica de
que el individuo es un ser eminentemente gregario por definición, y lo
concibe siempre como formando
parte de algún tipo de grupo de referencia. El individuo es tal sólo porque
forma parte de un grupo determinado, voluntaria o involuntariamente, lo mismo
da.
Como
toda ideología, el asociacionismo es un conjunto de ideas políticas ordenadas
en forma lógica, es decir, con principios generales, con reglas especiales y
con excepciones particulares.
Y
la primera idea componente de la ideología del asociacionismo es que el
hombre gregario tiende naturalmente a asociarse con otros hombres, para
satisfacer, de ese modo grupal referencial, sus necesidades materiales y
espirituales.
La
segunda idea del asociacionismo es que, de todos modos, el
hombre no las puede satisfacer plenamente en una sociedad gobernada por el
sistema capitalista, porque el mismo es viceralmente
explotador del trabajo honrado, garantizándole a los explotadores la
sumisión de los que deben trabajar para vivir, es decir, la humillación de el
proletariado en general.
Entonces,
tenemos que el hombre tiende naturalmente a asociarse en un contexto
capitalista que es viceralmente explotador del proletariado.
Por
ende, la tercera idea del asociacionismo es que la humanidad debe hacer
un esfuerzo conciente, deliberado y espontáneo para materializar el primer
objetivo asociacionista, que es el debilitamiento o la destrucción
hasta los cimientos del sistema capitalista, para luego materializar el
segundo objetivo, que es forjar un nuevo sistema económico, social,
cultural, político y jurídico, justamente, derivado de la aplicación de los
principios, de las reglas y de las excepciones derivadas de la ideología del asociacionismo.
Consecuentemente,
el asociacionismo tampoco quiere la destrucción del estado, sino la del sistema
capitalista del estado burgués, para sustituirlo por otro tipo de estado anticapitalista,
regido por un sistema proletario.
Dos
son entonces las cuestiones fundamentales que se plantean para la ideología
política del asociacionismo (2), y
las doctrinas asociacionistas derivadas del colectivismo, del socialismo y del
comunismo darán cada una su respuesta. Una cuestión es cómo lograr la
abolición del estado capitalista, y la otra cuestión posterior es cómo
debería ser el estado proletario.
Para
responder ambas preguntas, comenzaremos por ver la respuesta que da a las
mismas la primera de las doctrinas asociacionistas, que es el colectivismo,
analizándolo desde una perspectiva real y concreta, es decir, viendo la primera
experiencia histórica colectivista contemporánea (léase: 1789-1945), que
fue la de el falansterismo.
Y
si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.
[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en
el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración
Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional
de la República Argentina de 1995 (Art. 14),
la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts.
153 y 155).
[2] Para
uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente
posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si
ocurriera sería catastrófico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario