sábado, 4 de agosto de 2012

331 Historia (Mundial)


Año I – Primera Edición – Editorial: 00000331 [1]



El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Sábado 4 de Agosto de 2.012.






El Anarquismo VI
Por Rubén Vicente 

Durante la primavera boreal del año 1796, su alteza, el duque de Otranto y, a la vez, director general de la policía nacional de la primera república de Francia, Crio. Gral. PNF Dr. Joseph Fouché (42), emite una resolución administrativa en cuya virtud ordena el despliegue de dicha fuerza a lo largo y a lo ancho del territorio del departamento territorial del Somme. 

Una semana más tarde, sobreviene la reacción de su alteza, el duque de Péronne, conde de Montdidier y marqués del Somme, como así también, presidente de la comisión directiva de La Cooperativa Parmentier Ltda.; presidente de la comisión directiva de El Club del Panteón, jefe del estado mayor general (JEMG) de El Ejército de los Iguales; primer ministro (el secretario de estado = el canciller) del gobierno ilegítimo de la región informal del Somme y, a la vez, diputado nacional por el departamento territorial del Somme, Cte. Gral. EEI Dr. François Noel Babeuf (a) Graco (a) La Sirvientita Paraguaya (a) Le Comilón, de treinta y seis años de edad. 

En semejante conflicto de poder entre la autoridad constituída, representada por la policía nacional y por el gobierno ilegítimo del Somme, Graco toma la drástica e irreversible decisión de organizar, nada más ni nada menos, que la resistencia popular, enfrentándola a las instituciones republicanas y revolucionarias en vigencia, lo cual implica una inequívoca  e indiscutible actitud subversiva, que pretende ser algo así como la revolución dentro de la revolución, pero que el gobierno revolucionario de París visualiza como un movimiento ciertamente contrarrevolucionario. 

Y si macho, porque para revolucionarios ya estamos nosotros, los que gobernamos Francia, para liberar al mundo de las cadenas opresoras del feudalismo, que encima nos tenemos que bancar la guerra revolucionaria contra toda Europa, y no necesitamos que, justo en este momento crítico, vengas vos a querer hacerte el pelotudo, organizando la revolución dentro de la revolución, que es como hacerle minga a la revolución francesa. ¿Verdad? 

Pero nada, porque Graco no pensaba parar, y el ejército de los iguales del Somme empezó a matar policías franceses a destajo, organizando La Guillotina del Somme. Era el pueblo del Somme contra el pueblo de Francia. Era el ejército de los iguales contra la policía nacional. Era otra guerra civil francesa, en medio de la guerra revolucionaria francesa contra las grandes potencias europeas, y eso para un gobierno revolucionario como el parisino era, directamente, inaceptable, implicando una lisa y llana traición a la patria, aunque en la misma esté involucrada la masa popular de una región del país que será republicana, pero sigue gobernando un imperio que es mundial, claro está. 

Por eso fue necesaria la intervención militar del ejército francés, liderado por su jefe del estado mayor general (JEMG), Mcl. EF Ing. Napoleón Bonaparte (a) El Petizo (37), para ahogar en sangre, nada más ni nada menos, que La Conspiración de los Iguales, que fue la primera revolución anarquista de la historia universal. [3] 

Aquí el término revolución debe ser analizado. En efecto, hacerle la revolución a la revolución, no es hacer la revolución, sino más bien, es operar involuntariamente contra la revolución, y por lo tanto, es obrar a favor de la contrarrevolución, es decir, es evidenciar una actitud contrarevolucionaria, que con el tiempo recibiría el nombre técnico de el nihilismo. 

Bajo esta comprensión, el anarquismo es revolucionario por definición, pero el anarquismo extremo, es decir, el nihilismo, es paradógicamente contrarrevolucionario, y hasta los anarquistas de los siglos diecinueve, veinte y ventiúno, piensan que el nihilismo es contrarevolucionario, es decir, inversamente reaccionario. 

Ello es así, porque una cosa es oponerse a la revolución liberal desde el conservadorismo (léase: la reacción = la actitud reaccionaria de la derecha = el reaccionarismo), y otra muy diferente es oponerse a la revolución desde el liberalismo revolucionario de la izquierda (minarquista, radical y anarquista), ejerciendo la violencia contra la propia revolución de la izquierda liberal, es decir, que se haga nihilismo contrarrevolucionario. 

Por ello, desde la época de la conspiración de los iguales franceses de finales del siglo dieciocho (el siglo de las luces), el nihilismo fue considerado como la enfermedad infantil del liberalismo revolucionario, sea él minarquista, radical o anarquista, lo mismo da.  

Bueno, sigo contando lo que pasó con la conspiración de los iguales, también cononocida como la conspiración de los cien días o, alternativamente, como la contrarrevolución nihilista. 

Nada. Terminó con la disolución del ejército de los iguales y con la abrogación de absolutamente todas las nuevas instituciones anarquistas, vigentes en El Somme durante sólo cuatro años (4). Ah, y a Graco lo detuvieron, lo juzgaron, lo hallaron culpable de traición a la patria, expropiaron sus feudos, declararon la extinción de sus títulos de la baja nobleza (léase: la hidalguía), convirtieron a la región ilegítima del Somme en el actual departamento territorial legítimo de Francia y lo condenaron a morir en la guillotina de la revolución liberal radical francesa, es decir, de la segunda revolución republicana (léase: la revolución robespieriana = la revolución del terrorismo de estado). Conste. 

Desde entonces, ninguna revolución toleraría el nihilismo, por la sencilla razón de que el nihilismo es tan o más anti revolucionario que el reaccionarismo conservador de la derecha, siendo el nihlismo contrarevolucionario, nada más ni nada menos, que la enfermedad infantil del revolucionarismo de todas las izquierdas, sean ellas liberales (léase: minarquistas, radicales o anarquistas) o sean ellas asociacionistas (léase: colectivistas, socialistas o comunistas). Conste. 

Por último, cabe destacar que el anarquismo, que es el radicalismo extremo, que a su vez, es el minaquismo extremo, son tres doctrinas enroladas en la ideología del liberalismo, que se centra en el individuo (el varón, la mujer, el niño y el anciano), y por ende, es filosóficamente individualista. 

Y, políticamente hablando, el individualismo filosófico es heráldicamente representado con el color azul, que es el masón de la revolución francesa, mientras que el nihilismo, que también es individualista, también fue conocido bajo el nombre de el nihilismo azul. 

Ello es así, por oposición al nihilismo que habitó en el asociacionismo colectivista, socialista y comunista de los siglos diecinueve, veinte y veintiuno, cuyo color heráldico es el rojo, que es el francmasón de las revoluciones asociacionistas de los siglos diecinueve y veinte, motivo por el cual, a ese nihilismo asociacionista se lo conoce con el nombre de el nihilismo rojo que, evidentemente, no pertenece al campo del liberalismo, claro está. Conste. 

Entonces, no es lo mismo el nihilismo azul que el nihilismo rojo, porque el nihilismo azul viene del anarquismo liberal, mientras que el nihilismo rojo viene de la tercera gran ideología del asociacionismo (colectivista, socialista y comunista). ¿Quedó claro? 

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.

[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).

[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería catastrófico.

[3] Cabe aclarar que Napoleón Bonaparte nació en la isla de Córcega en 1759, cuando la misma aún pertenecía a la república de Génova. Cuando Córcega pasó a la soberanía de Francia (1795), comenzaron a funcionar las oficinas del registro civil, que comenzaron a expedir partidas de nacimiento, de matrimonio, de divorcio y de defunción, anotando a los habitantes del nuevo dominio francés de Córcega con la edad que ellos informan en sus declaraciones juradas, y es bien sabido que Napoleón tenía la obseción de ser eternamente joven, motivo por el cual, lisa y llanamente, declaró que tenía diez años menos a los treinta y seis que ya tenía en ese entonces, ganándose para la opinión pública francesa y para la historia universal la fama de haber sido el mariscal más joven de la revolución francesa. Conste.

[4]  Y aclaro este punto porque luego de la guerra civil rusa (1919-1922), el primer presidente provisional de la república socialista soviética federal de Rusia, Dr. Mihail Illich Ulianov (a) Lenin, escribió un libro titulado con el nombre de El Izquierdismo, cuyo subtítulo era La Enfermedad Infantil del Comunismo; aludiendo expresamente al nihilismo contrarrevolucionario que habitaba en las filas del ejército rojo y del partido bolchevique, exigiéndole al gobierno revolucionario de Moscú, llevar a cabo las purificaciones revolucionarias (léase: las purgas leninistas). Conste.

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