lunes, 20 de agosto de 2012

347 Historia (Mundial)


Año II – Primera Edición – Editorial: 00000347 [1]



El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Lunes 20 de Agosto de 2.012.





El  Comunismo III
Por Rubén Vicente 

Para los quieran saber a fondo quién es y de dónde salío el señor de la foto que ilustra este artículo, les recomiendo que, antes de leerlo, vayan a las fuentes (léase: Wikipedia).  

Bueno, suponiendo que hayan aceptado la recomendación que les formulé en el párrafo que antecede, o que no me hayan dado ni cinco de bola, shé igual, les empiezo a contar que El Magnicidio de Alejandro II (1882), fue una señal de alarma para el mundo entero (orbis). [3] 

Fueron los anarquistas extremistas (léase: los nihilistas), pero en Europa Occidental todos decían que no podía ser, porque después de La Comuna de París (1871), el anarquismo estaba aparentemente herido de muerte, y le echaron la culpa a los comunistas, cuyo ultra nihilismo rojo no era instrumental sino sistemático, y por lo tanto, ellos debían ser los únicos capaces de hacer una cosa tan pero tan mostruosa contra la monarquia de origen divino, porque sólo los comunistas eran los fantasmas europeos, obvio. 

Era un error, pero la gente en Europa Occidental (La Trasnleitania) pensaba que fueron los comunistas, y que fueron los comunistas, y que fueron los comunistas, y no hubo más tu tía, fueron los comunistas, y no se hable más de ese asunto. 

¿Y cómo llegaron a esa conclusión equivocada, si en toda Rusia lo único que había era militancia anarquista? Ah, mi hijito. A vos te falta saber lo que era Bismark.  

Te cuento. El viejo era un bicho mal, y tenía una estrategia dual. Por un lado, todo bien con todos (léase: El Congreso de Berlín de 1885), y por el otro, desde su primera hora al frente de la cancillería prusiana (1861), le había comentado a sus incondicionales que, algún día, Prusia lideraría la resurrección alemana, y que Alemania termaría conquistando La Rusia Europea, y fijate que lo dijo el que luego sería el canciller del II Reicht, obvio. 

La sabía lunga y, por eso, le caminaba en la cabeza una idea que no era nueva, pero no por ello dejaba de ser feroz, que era empezar por debilitar a Rusia, pero desde adentro, cual caballo troyano. Por eso Bismark, vía el servicio de inteligencia alemán (El III-D) empezó a reclutar rusos a destajo, hasta que tuvo una red rusa de agentes secretos rusos que laburaban para los germanos (léase: Los C-3´s = el cipayage ruso comunista). 

Bikmark los entrenó, les mando dinero en palets y armamentos a préstamo y arriendo, pero también, infiltró gente adentro de las estructuras inorgánicas que ya existían allá, que eran  los anarquistas rusos, sobornándolos suculentamente para que optaran por el giro a la izquierda ultra nihilista, transformándose entonces en los comunistas rusos, no sé si se entiende, já. ¡Siempre el vil metal! 

Alemania quería reemplazar a Rusia en el bando ruso y antibrítancio de la guerra fría decimonónica, que ya cumplía sus primeros sesenta y seis años lo más campantes, convirtiéndolo en el bando alemán, haciendo que El Eje Moscú Berlín fuera El Eje Berlín Moscú, donde Rusia fuera el segundo lider de El Bloque Alemán contra Bran Bretaña, por el dominio exclusivo y excluyente del mundo entero (orbis), es decir, por la supremacía mundial; dejando perfilado un nuevo bipolarismo anglo germano (1889).

Ese año sucedieron dos cosas (2). La primera fue que se murió el kaiser Guillermo I; reemplazándolo su hijo (Guillermo II) y lo jubilaron a Bismark, reemplazándolo por Ribbentrop. [4] Y la segunda era que Ribbentrop no estaba dispuesto a permitir, en modo alguno, que Gran Bretaña, vía La Hermandad de Los Sabios de Sión, a través de los anarquistas instrumentalmente nihilistas, debilitaran a Rusia, también desde adentro, pero para quedarse ellos con Rusia porque, de acuerdo con su plan mastro (léase: El Proyecto Asia Alemana), toda La Rusia Europea debía quedar para Alemania, y después se vería cómo seguiría la milonga con el resto, claro está. 

Entonces, su alteza, el duque de Dornfelder y, a la vez, director general del servicio de inteligencia de las fuerzas armadas alemanas (léase: El III-D), Cnel. Gral. RW Arq. Wilhelm Nicolaus (a) La Zorra (45), contaba con unos diez mil campesinos, obreros, comerciantes y profesionales rusos captados en toda Rusia (10.000), pero pretendía que fueran millones y, como si ello no le bastara, que se organizaran como un gran ejército privado y ultra  subversivo. 

O sea que lo que pretendía La Zorra era formar una fuerza de choque que fuera capaz de llevarse todo puesto, y de tomar el poder político por las armas, pero sin que Alemania pudiera ser responsabilizada por ello, creando un estado revolucionario pero pro alemán, de la misma forma que a finales de siglo dieciocho fue el estado surgido de la segunda revolución francesa (1793-1799), que era pro británica, y corriendo naturalmente el mismo riesgo de que ese engendro fuera una especie de frankenstein, que se le volviera en contra de su propio creador, pero eso con él no sucedería, pensaba La Zorra, que como todo gran maestro del espionaje global, lo mata su propio ego, claro está. Y para eso, pensaba La Zorra, nada mejor que los comunistas que, justamente, querían exactamente lo mismo que él, que Ribentrop y que Guillermo II, claro está. 

Y es ahí en donde entró en el gran juego de la zorra el tipo de la foto que ilustra este artículo, que se llamaba Georg Pleganov (1856-1918). Pleganov era un tipo que había nacido cerca de El Mar Caspio. Hizo la primaria y el secundario estudiando francés y alemán, y se graduó de abogado, con diploma expedido por la Universidad de Moscú.  

Durante la facultad se había hecho anarquista, y después, junto a otros jóvenes rusos interesados en su patria, formaron un partiducho político agrarista, llamado con el nombre de Tierra y Libertad, que pretentía ser, nada más ni nada menos, que la vanguardia del campesinado en su lucha por la emancipación que, dicho sea de paso, ya se había operado antes de El Magnicio de Alejnadro II (1882), obvio. Y Pleganov terminó en cana y deportado, recalando en Berlín, donde fue captado, sobornado y reconvertido al comunismo (1883), es decir, al año siguiente de lo del zar. 

Desde entonces, el Agte. III-D C-3 Dr. Georg Pleganov (a) Gunter Pauker (a) Taras Bulba (25), operando desde Europa Occidental (léase: Londres, París y Berlín), se puso al frente de una triple misión misión clandestina consistente, por una parte, en converir al campesinado anarquista ruso en comunista; por la otra, en armar un partido comunista ruso en el exhilio y, por la otra, reclutar afiliados que dieran el perfil, entrenarlos en Suiza, para convertirlos en comandantes paramilitares del que sería llamado con el nombre de el ejército rojo. Ups. [5] 

El resultado de dieciseis largos, pacientes, meticulosos años de operaciones alemanas a destajo (16),  mientras estaba a punto de concluir el siglo diecinueve (el siglo de la industria), La Zorra, vía Pleganov, ya tenía bajo su control, exclusivo y excluyente, a casi cien mil campesinos comunistas (100.000), que eran la base de el ejército rojo ruso, integrado por cinco mil guerrilleros, perfectamente adiestrados, armados y entrenados para la guerra de guerrillas, tanto rural como urbana, estructurado de acuerdo con el sistema de las células dormidas (5.000), como así también, el partido comunista ruso en el exhilio, pero afiliado a la segunda internacional social demócrata, obviamente, por razones de cobertura operativa, claro está. 

Y ahí no se sabe bien lo que pasó, pero la cosa fue que, de buenas a primeras, Pleganov pidió el relevo, diciendo que él ya no era marxista, sino que se había hecho engelista, considerando que la vía armada sistemática para toma del poder (léase:  el nihlismo rojo), a él se le antojaba que, en vez de llevar a cabo el golpe de estado que terminaría con la monarquía instaurando la república, terminaría por dejar a Rusia enlodada en una sangrienta guerra civil, que provocaría su extención como nación bicontinental euroasiática, y nada más, claro está (1902). 

Por eso La Zorra tuvo que pensar muy detenidamente con quién iba a reemplazar a Pleganov, porque este pelotudo recién ahora se da cuenta de lo que queremos hacer con Rusia. 

Y mientras lo decidía, pensó lleno de decepción: “Nicht genug für Sie Russische Scheiße, dass Sie die Millionen in der Schweiz versteckt haben, nun wollen Sie Präsident vor, moron sein unglücklich” (sic). [6] 

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.


[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).

[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería catastrófico.

[3] Ver El Cisne Negro (Editorial 288 – La Larga Marcha Hacia El Este  VIII).

[4] Guillermo I era masón y luterano. Pero Guillermo II era francmasón y calvinista. Bismark era masón y luterano. Pero Ribentrop era francmasón y católico apostólico romano (léase: el cambio de paradigma esotérico religioso en el vértice del poder alemán). Y aclaro por las dudas que se trataba de su alteza, el duque de Ribbentrop, conde de Salzuflen, barón de Detmold, príncipe de Warburg, rey de Lippe y monarca del gran reino alemán de Renania, Mcl. RW ® Dr. Eugene II Kohln (a) El Católico (1842-1927), que solía firmar su documentación pública y privada como Eugene von Ribbentrop; siendo él el abuelo del Dr. Jaoquin Mayer von Ribbentrop, que fuera ministro de asuntos exteriores de El Tercer Imperio Alemán (Das III Reich – 1936-1945). Conste.

[5] Los antiguos guerreros tártaros del asia central (léase: los cosacos) fueron rusificados y convertidos en la caballería del cuerpo ruso del ejército sacro imperial (das reich werhmacht), hasta que su jefe del estado mayor (JEM), Gral. Div. RW Dr. Yamelián Pugachov, se rebeló contra el imperio zarista, convirtiéndose en el monarca del efímero reino ruso de Bukhara, con capital en la ciudad hoy uzbeca de Samarkanda, causando la primera guerra civil rusa. Pugachov murió en la hoguera, pero los cosacos pasaron a integrar una organización paramilitar rusa, que sería conocida con el nombre de La Guardia Imperial, cuyo primer jefe del estado mayor general (JEMG) sería el Gral. Div. RW Arq. Taras Bulba, cuya persona inspiró la elaboración de novelas rusas y de peliculas de Holliwood. Conste.

[6] No te bastaba ruso de mierda con los millones que te pusimos en Suiza, que ahora encima querés ser presidente, tarado infeliz.

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