El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Viernes 22 de Junio de 2.012.
La Gran Marcha
Hacia El Este IX
Por Rubén Vicente
En 1881, como consecuencia de su magnicidio, sobrevino
el fallecimiento de su majestad, el monarca de El Gran Imperio Ruso (La Gran
Rusia = La Gran Madre = La Matrioshka), Mcl. ER ® Dr. Alejandro II Romanoff (63),
sucediéndole en sus alta dignidad esotérica, en sus bienes patrimoniales, en su
grado militar y en su alto título de nobleza (la grandeza) su primogénito, es
decir, su alteza, el duque de Smolensko, Mcl. ER ® Dr. Alexander Romanoff (36),
quien comenzó a gobernar bajo el nombre nobiliario de Alejandro III (1881-1894).
Luego de la insurrección general en los campos y en las
fábricas, que alcanzara sus puntos culminantes con el movimiento sesecionista
jabadista uraliano, con la breve segunda guerra civil rusa que lo hizo
fracasar, con la condena a muerte de sus líderes y con el magnicio del zar
ruso, que fue una señal de alarma para el mundo entero (orbis), quedó claro que
las revoluciones europeas de la primera mitad del siglo diecinueve habían
llegado a Rusia, dejándole a su clase derigente (la corte, la nobleza, el clero
y la alta burguesía) la opción de la represión indiscriminada y feroz de todo
intento de cambio social o bien, la serena y prudente reflexión destinada a
generar cambios formales que, en el fondo, no fueran sustanciales, aplicando el
lema sempiterno de la francmasonería universal colorada, que es que todo debe cambiar, pero
para que nada cambie en realidad. ¿Cómo?
En semejante contexto, lo primero que hizo el nuevo
zar ruso (Alejandro III) fue organizar el primer censo nacional ruso,
pero con aclaración de la religión de los censados, dejando tranquilos a todos,
pero ordenando la inmediata expulsión de cuanto jabadista, comunista y
sospechoso de trabajar para la inteligencia exterior británica registrara
antecedentes policiales.
En segundo lugar, giró al parlamento ruso (léase: el
consejo de los boyardos = el parlamento de la élite) un proyecto de ley que
recibió inmediata aprobación, en cuya virtud se declaró la creación de una
suerte de cámara de los comunes rusa, a la que tendrían acceso los magnates
plebeyos, aunque no poseyeran títulos de nobleza morganática, dejando
convertido al parlamento ruso en un auténtico poder legislativo, bajo el modelo
británico decimonónico de la monarquía constitucional semi-participativa
(léase: la democracia constitucional representativa).
En tercer término, Alejandro III también giró al nuevo
parlamento imperial (léase: la gran duma), otro proyecto de ley que también fue
aprobado a libro cerrado, en cuya virtud fue declarada la abolición de la
servidumbre feudal y la autorización legal para la conformación de asociaciones
civiles sin fines de lucro, tanto de los labradores rurales (léase: las
ligas agrarias) como de los trabajadores urbanos (léase: los sindicatos).
En cuarto lugar, el zar ruso convocó las primeras
elecciones generales dignas de ser calificadas como tales, triunfando en ellas,
con fraude, el partido conservador, siendo reconocido como primer
ministro (el canciller imperial), su alteza, el duque de Orlov, Alte. AR ® Dr. Serguei
Witte (40); cuyo ministerio del interior, cumplimentando expresas órdenes de su
majestad, firmó dos resoluciones administrativas de gran importancia (2).
Una fue pública, implicando el reconocimiento de la
personería jurídica y política de una nueva asociación civil sin fines de
lucro, que comenzó a girar bajo el nombre de Partido Social Demócrata de
Rusia (PSDR), cuyo primer secretario general fue el Cda. Dr. Georgi Pleganov
(34).
Y la otra fue reservada, creando la policía secreta, gremial
y política, que recibiría el nombre de La Cheka, específicamente diseñada
para la lisa y llana detección, identificación y eliminación física
clandestina de elementos actual o potencialmente radicalizados o ultra radicalizados
(léase: los anarquistas).
Desde entonces, la antigua policía imperial (léase: la
okhrana) redujo su función de inteligencia de estado a la nueva función
específica de la inteligencia criminal, manteniendo la función de
resguardar la seguridad pública y ciudadana. Conste. [3]
Parelamente, el primer ministro Orlov emitió un decreto
también secreto en cuya virtud creó los servicios de informaciones de las
fuerzas armadas rusas (léase: la inteligencia militar y la inteligencia naval),
encomendándoles comenzar a planificar y ejecutar operaciones de inteligencia de
estado exterior, tendientes a concretar tres objetivos estratégicos (3).
El primero era establecer el control exclusivo y
excluyente de Rusia sobre el reino yugoslavo de Serbia, con el propósito de
secesionar al país balcánico de La Yugoslavia Turca. El segundo fue
establecer el control exclusivo y excluyente de la red de contrabando clandestina
rusa en América del Norte (El Canadá y los EEUU), extendiendo sus áreas
operacionales a la totalidad del territorio nacional de ambos estados. Y el tercero
fue establecer una red de espionaje militar y naval en toda Europa Occiental
(léase: La Cisleitania), destinada a la desestabilización de Gran Bretaña,
tanto en la metrópolis como en su dominios, colonias y poseciones (léase: Las
Islas Británicas, Nueva Zelanda, Australia y La India Británica); la cual
recibiría el nombre de La Orquesta Blanca.
Finalmente, el primer ministro Orlov emitió los decretos
necesarios para crear una nueva empresa estatal de energía, que comenzó a girar
bajo la razón social de La Compañía Rusa de de los Hidrocarburos, con domicilio
legal en la ciudad de Moscú, pero con sede administrativa en la ciudad
georgiana-caucásica de Baku, que empezó a operar bajo la marca comercial de
Lukoil OOO. [4]
En otras palabras, gracias a Alejandro III, Rusia entraría
tardía pero plenamente en la profusa, difusa y confusa edad
contemporánea, con todo lo que ello implia, y nada más, claro está. [5]
Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos,
veremos y pronto lo sabremos.
[1] La libre expresión y la segura circulación de la
información contenida en el presente documento se halla jurídicamente
garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art.
19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14), la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código
Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).
[2]
Para uno de Los Siete Grandes Sabios
de Grecia (Solón) El Cisne Negro es
la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que
es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería catastrófico.
[3] En
futuros artículos de la serie titulada con el nombre de La Revolución Rusa, El
Cisne Negro se abocará al análisis de las figura de Pleganov, Bakuning, y otros
dirigentes anteriores a Lenin, Trotsky y Stalin. Previo ello, se publicará otras
dos series de artículos vinculados con el judaismo y con el sionismo,
por considerarlos como dos vertientes alternativas del jabadismo. Conste.
[4]
La tripleo O equivale a la sigla SAE (léase: sociedad anónima del estado).
[5] Una vez,
conversando con mi ex mujer, hermana en Cristo y amiga del alma (Betina
Martelli), yo buscaba el modo de caracterizar el mundo que no tocaba vivir a
los nacidos a mediados del siglo veinte. Betina es un espíritu práctico, poco
dado a las reflexiones filosóficas, prefiriendo la acción material, pura y
concreta, traducida en la virtud organizativa, tanto para las cosas serias (la
administración del hogar, el trabajo, la profesión, la docencia, las obras de
caridad), como para las cosas divertidas (los juegos de mesa, los sorteos, los
paseos, los regalos, las salidas, las celebraciones, los viajes, etc.). Y desde
ese lugar, casi sin pensarlo, disparó una frase que se me ocurre que es una auténtica
genialidad, pero que creo era su manera de concluir un debate que ya se le
estaba tornando aburridito. Me dijo: “Mirá
gordi querido, yo pienso que la realidad de hoy día es profusa, difusa y
confusa, así que mejor, pongámonos en movimiento, que ya es casi el mediodía
y nos cierra la tintorería” (sic). Y desde entonces, me compré su
genialidad, que me demostró que aunque yo sea un traga libros, la inteligente es
ella, y este pretende ser mi humilde homenaje a su brillante intelectualidad,
que me hace repetarla y admirarla tanto. TQM. Besos.
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