El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Miércoles 20 de Junio de 2.012.
La Gran Marcha
Hacia El Este VII
Por Rubén Vicente
En
1825, sobrevino el fallecimiento de su majestad, el monarca de El Gran Imperio
Ruso (La Gran Rusia = La Gran Madre = La Matrioshka), Mcl. ER ® Dr. Alejandro I
Romanoff (a) El Zar (48), sucediéndole su primogénito, es decir, su alteza, el
duque de Smolensko, Tte. Gral. ER Dr. Nicolás Romanoff (29), quien fue
ascendido al grado de mariscal de campo, operándose su pase a retiro y
comenzando a gobernar bajo el nombre nobiliario de Nicolás I (1825-1856).
Durante su reinado del
segundo cuarto del siglo diecinueve (el siglo de la industria), Rusia de
convirtió en una nación industrializada, pero bajo el modelo económico
de el capitalismo dependiente del imperialismo británico.
En ese contexto, el
cambio más importante se operó con la firma de El Tratado de Vankovar de
1842, en cuya virtud Rusia le transfirió su soberanía sobre El Canadá
Occidental (léase: La Orangelia del Sur = Nokia = La Colombia Rusa) a favor de
Gran Bretaña, cuyo dominio canadiese se extendió, desde entonces, desde El
Atlántico Noroccidental hasta El Pacífico Nororiental, cambiando el nombre ruso
de Vankobar por el nuevo de Vancouver, estructurándose en toda su área de
influencia canadiense occidental, la nueva colonia de La Columbia Británica. Yes¡ [3]
Pero además, dicho
tratado implicó la transferencia de la soberanía rusa sobre el extremo
meridional de La Orangelia del Sur a favor de los EEUU que, desde entonces,
también se convirtieron en un gran estado norteamericano extendido de costa
a costa, conformándose en los nuevos dominios noroccidentales en los
territorios federales de Montana, Wyoming, Idaho, Oregon y Washington, con
respectivas capitales en las aldeas antes rusas y ahora estadounidenses de
Helena, Cheyenne, Boise, Salem y Seattle.
A cambio de no llegar a
una guerra con Gran Bretaña por control exclusivo y excluyente de La Orangelia
Norteamericana, Rusia de reservó la soberanía sobre La Orangelia del Norte
(léase: Alaska), con capital en la villa de Juneau, pero además, recibió en
compensación, nada más ni nada menos, que cien millones de libras estelinas
británicas (100 M£´s) y cincuenta millones de dólares estadounidenses (50 MD´s), totalizando un monto que, en
junio de dos mil doce, sería equivalente a la suma sideral de cuatro
billones de dólares (4 BD´s),
comparables con el actual producto bruto interno del gigante asiático (China),
que es actualmente la cuarta potencia mundial. ¡Guau!
Con semejante fortuna nacional, el zar ruso (Nicolás I) cargó a tope las
reservas en metálico del banco central ruso, repaldando completamente el rublo
bien revalorizado, que comenzó a cotizar en paridad convertible con la
libra esterlina británica (1:1).
Ello le permitió emitir un mega empréstico público en cuya virtud financió a
muy largo plazo, nada más ni nada menos, que el rescate de las
concesiones británicas de las empresas del estado ruso de
infraestructura (la minería, la energía, los transportes y las comunicaciones).
Alcanzada de esa forma la independencia económica de Rusia, Nicolás
I maniobró para estructurar el sistema de producción para la defensa
imperial, que comenzó a proveer a las fuezar armadas de mar y tierra de un
ultra moderno armamento ruso.
Sobre esa base, Nicolás I autorizó la iniciación de la construcción de El
Ferrocarril Transiberiano, que uniría El Océano Pacífico Noroccidental
(léase: Vladivostok) y la línea imaginaria que separaba al gran reino ruso de
Polonia Oriental del gran reino germano de Prusia (léase: Varsovia).
Pero como si eso fuera poco, rusulta que también autorizó el lanzamiento de
El Plan Ártico, en cuya virtud, la marina de guerra rusa se propuso
establecer el control exclusivo y excluyente del sector ruso de El
Océano Glacial Ártico incluyendo, obviamente, El Polo Norte, con principal base
naval en la ciudad portuaria comercial ruso europea oriental de Munsmark,
situada sobre El Mar de Barents, desde donde la marina rusa trazaría, nada más
ni nada menos, que la ruta transpolar. ¿Qué?
Otra vez, sobre esa base, Nicolás I aprovecharía el ferrocarril
transiberiano y la ruta transpolar, para organizar una red rusa de
contrabando de estado de ganado, de cereales, de maderas, de pieles, de
piedras preciosas, de oro y de plata originarias y procedentes de los nuevos
territorios federales estadounidenses de El Lejano Oeste y de El Canadá
Occidental (léase: La Columbia Británica).
Semejante misión geopolítica clandestina le sería encomendada a los
indios norteamericanos del oeste estadounidense y a los canadienses
occidentales (léase: los cheyennes), liderados por un gran caquique pro ruso,
conocido con el nombre de Caballo Loco (21); que operaba con moderno armamento
ruso provisto por los alemanes volguenses, radicados desde hacía décadas
en las villas de Helena, Cheyenne, Boise, Salem, Seattle
y Vancouver quienes, con la protección informal (léase:
paramilitar) de la policia imperial rusa en la clandestinidad (léase: la
okhrana) y de la guardia imperial rusa en la clandestinidad (léase: los
cosacos), dejarían organizada la exportación clandestina (léase: el
contrabando de estado) de esas materias primas vitales hacia la
capital de La Alaska Rusa (Juneau). ¡Guau! [4]
En otras palabras,
Nicolás I habrá entregado dos tercios de sus dominios norteamericanos a Gran
Bretaña y a los EEUU, pero a cambio, dejó estructurada, nada más ni nada menos,
que la revolución industrial rusa autónoma (léase: la independencia económica), posicionando a Rusia en forma
efectiva como la segunda potencia mundial, y nada más, claro está.
Pero toda esa movida
zarista tendría su precio, con el estallido de La Guerra de Crimea (1853-1856),
entre Rusia y Gran Bretaña, actuando como aliada beligerante de Turquía,
haciéndole perder al gobierno de San Petersburgo el control exclusivo y
excluyente de El Mar Negro, privándola del acceso al Mediterráneo y, su través,
al Atlántico Norte, que continuaría siendo exclusivamente británico, y
nada más, claro está.
Y si me dijeran que
estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.
[1] La libre expresión y la segura circulación de la
información contenida en el presente documento se halla jurídicamente
garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art.
19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14), la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código
Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).
[2]
Para uno de Los Siete Grandes Sabios
de Grecia (Solón) El Cisne Negro es
la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que
es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería catastrófico.
[3] Me
resultó curioso descubrir que la actual marca comercial de bandera finlandesa
en el rubro de la telefonía celular provenga del otrora reino ruso de Orangelia
del Sur (léase: El Canadá Occidental = La Colombia Rusa = Nokia). Eso me
demuestra que la actual corporación finesa tiene bien claro que Finlandia podrá
ser un país escandinavo, pero que su origen es inequivocamente ruso, como así
también, que Rusia fue un mega estado tricontinental, con vastos
territorios de el noroeste de América del Norte. Y yo digo que si eso ya
sucedió, tranquilamente puede volver a suceder, antes de que concluya el tercer
milenio de la era cristiana. No sé si se entiende lo que estoy insinuando que
puede llegar a suceder. De hecho, con esto de la globalización, América del
Norte y Europa están cada vez más inestricablemente unidas, y podría ser que a
esa alianza material nor atlántica se una Rusia, conformándose una giga
confederación del norte de nuestro planeta con capital política en Washington,
Londres, París, Berlín o Moscú, obviamente, enfrentada a vida o muerte con el
sur del planeta (léase: China, India, Africa y América Latina). Sin embargo, yo
creo que, para que eso suceda, es necesario que antes, América del Norte,
Europa y Rusia diriminan su conflicto de supremacía global, mediante la
tercera guerra mundial (el holocausto
nuclear = el armagedón = el apocalipsis = 2014-2017). Esa es mi opinión
personal. Sorry.
[4] No,
aclaro esto porque hay gente que sigue creyendo que las mafias que operan en
todos los paises del mundo son inpendendientes de los gobiernos de las
grandes potencias, sin darse cuenta que esas mafias son, justamente, sus
intrumentos de dominación de los estados débiles, o de regiones débiles de
los estados fuertes, lo mismo da como, por ejemplo, Anonymous, claro está. Conste.
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