martes, 5 de junio de 2012

273 Historia (Gran Bretaña)


Año I – Primera Edición – Editorial: 00000273 [1]



El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Martes 5 de Junio de 2.012.





El Último León IV
Por Rubén Vicente 

A finales de abril de 1940, en el marco de La Segunda Guerra Mundial (1939-1945), Alemania se lanzó a la conquista de Francia Oriental, mientras Francia Occidental se convertía en la república nacionalista de Vichy, que se unió a El III Reich y al Movimiento Solidarista Mundial (MSM), pero que declaró su neutralidad en la contienda.  

De esa manera, Gran Bretaña quedó aislada. A principios de mayo, renunció Chamberlain y Jorge VI propuso personalmente a Churchill en su reemplazo, que asumió el once de mayo como primer ministro (el canciller), presentándose ante la cámara de los comunes para decir que: "Sólo puedo prometer sangre, sudor y lágrimas" (sic).  

Paralelamente, Alemania anexó Holanda y Bélgica, mientras Luxemburgo se declaró aliado no beligerante del III Reich. Después de Dunkerque, los alemanes que quedaron sin hidrocarburos. 

En ese contexto, Churchill declaró ante el parlamento que: "Jamás nos rendiremos… Dentro de mil años dirán que esa fue la hora más gloriosa del imperio británico" (sic). Sin embargo, meses más tarde, comenzó La Batalla de Inglaterra, en la cual, la fuerza aérea alemana (das luftwaffe), comienzó un interminable bombardeo sistemático, diurno y nocturno, de todo el sur del principado de Anglia, que fue respondido con combates aeréos, en los cuales, los aviones de La RAF lograron, después de ocho semanas de grandes pérdidas materiales y humanas (8), establecer el control aéreo sobre todo El Canal de la Mancha (The English Channel = Le Pais de Calais), excluyendo a la luftwaffe. ¡Merden! 

En otras palabras, Gran Bretaña dejó probada su tetracentenaria inexpugnabililidad. En ese contexo, Churchill se presentó ante el parlamento, para declarar que: "Nunca antes, tantos le debieron tanto a tan pocos" (sic). Por su parte, Gran Bretaña lanzó la guerra económica secreta contra El III Reich, con el objetivo de arruinar su moneda, sus finanzas y su economía, privándolo de suministros vitales para el desarrollo de la guerra. 

Sobre el final de año, Churchill se autoclaró públicamente jefe del estado en el gobierno de La Francia Libre En El Exhilio, con capital provisional en la pequeña ciudad de Greenwich, nombrando como primer ministro (léase: el canciller) al Gral Brig. EF ® Charles Degaulle (a) El Hombre del Destino. [3] 

Las acciones militares causan que, en marzo de 1941, la totalidad de Europa Contiental estaba bajo el control militar exclusivo y excluyente de Alemania. En mayo, fracasa la iniciativa de Hitler de negociar un armisticio con Gran Bretaña a través de Rudoph Hess. Días más tarde, la armada alemana (das reich krieg marine) lleva a cabo la operación de hundimiento del HMS Hood, respondiendo la marina de guerra británica (the british royal navy) con el hundimiento del Bismark.  

En junio, se celebró La Conferencia de Terranova, en cuya virtud, Gran Bretaña y los EEUU establecieron una alianza estratégica (defensiva y ofensiva) en cuya virtud, en los hechos (in fact), los EEUU abandonaron su declarada neutralidad, comenzando a comportarse como un aliado no beligerante de Gran Bretaña, proporcionándole suministros, munciones y armentos sin límites, pagaderos luego de la contienda (léase: la ley de préstamos y arriendos).  

El Tratado del Atlántico Norte contenía cláusulas secretas, en cuya virtud, Gran Bretaña aceptaba que, luego de la finalización del conflicto bélico planetario, quedara expedita la vía para que los dominios de El Imperio Británico (The British Empire = Nueva Zelanda, Australia, India, Sudáfrica y el Canadá) declarasen sus respectivas existencias materiales, constituciones formales, soberanías interiores e independencias exteriores, que continuarán formando parte de la comunidad económica de las naciones británicas (the british commonwealth of nations = la commonwealth), liderada por Gran Bretaña, pero a la vez, suscribirán tratados de paz, amistad, navegación, comercio y alianza (defensiva y ofensiva) con los EEUU convirtiéndose, en los hechos (in fact), en nuevos satélites estadounidenses; quedándose el Imperio Británico (The Bristish Empire) con las posesiones y con colonias de ultramar y, obvio, con los ducados, condados, principados, reinos y grandes reinos (léase: la metrópolis).  

Por ello, aunque nadie se haya atrevido a decirlo públicamente, todos sabían que, de ahí en más, Gran Bretaña había perdido la supremacía mundial, en beneficio de los EEUU, mientras El Imperio Británico (The British Empire) se posicionaba, en la práctica, como un  cuasi dominio de los EEUU, y  nada más, claro está.  

Por eso, desde entonces, la prensa internacional, comenzó a hablar de Las  Naciones Unidas o, alternativamente, de Los Aliados. No contento de haber entregado el imperio británico a los norteamericanos, a cambio de garantizarse el triunfo militar de Gran Bretaña sobre El III Reich, Churchill aceptó la propuesta de Rossevelt de que Gran Bretaña y los EEUU suscribieran un tratado de paz, amistad, navegación, comercio y alianza estratégica (defensiva y ofensiva) con La Unión Soviética, contra El III Reich que, desde ese mismo instante, sencillamente, tenía  perdida la segunda guerra mundial, aunque sólo fuera cuestión de tiempo para que ello fuera percibido por el mundo entero (orbis).  

Y si, porque era es evidente que, en cualquier momento, Alemania tendría que lidiar con una nueva guerra en dos frentes, que es técnicamente inganable, y nada más, claro está. Tres planes quinquenales le habían bastado a Stalin para convertir a La Unión Soviética en un gran país reindustralizado y remilitarizado, hasta entonces, oficialmente aliado no beligerante de Alemania, y extraoficialmente incorporado a El III Reich. Pero Stalin sacó sus cuentas, y le daban que aliarse con Gran Bretaña y con los EEUU era más negocio que continuar unido a El III Rich que, técnicamente, tenía perdida la segunda guerra mundial, y  por eso, el lider comunista  traicionó alevosamente El Pacto Molotov Ribbentrop (1939), aceptando aliarse con Londres y con Washington, contra Berlín. 

Por eso, en agosto, Alemania lanzó La Operación ´Barbarroja´, con el objetivo de conquistar La Unión Soviética. El veintiuno de septiembre (el otoño boreal), Hitler ordenó el lanzamiento de La Operación ´Solución Final´ en el flamente gran reino alemán de La Rusia Europea. Y en diciembre, en forma sopresiva, Japón atacó a los EEUU en Pearl Harbor, viéndose también los EEUU en la situación de tener que lidiar con una guerra en dos frentes (oriental europeo y occidental asiático).  

Sin embargo, increiblemente, La Unión Soviética y Japón operaron, en los hechos (in fact), como si hubieran suscripto un pacto de no agresión. Por ello, el bando de los aliados quedó conformado por los EEUU, Gran Bretaña y La Unión Soviética; mientras el bando de el eje, quedó conformado por Alemania, Italia y Japón. Churchill pudo finalmente repirar tranquilo, pero lo hizo tan mal que sufrió un infarto.  

En mi modesta opinión, Churchill entregó el imperio británico a cambio de la garantía de ganar la guerra, porque él ambicionaba ser coronado monarca de Gran Bretaña, o presidente de los EEUU, lo mismo le daba, claro está. 

En 1942, Japón conquistó todo el sudeste asiático, amenazando con extender la guerra desde Manchkúo sobre China. Chiang Kaishek se unío con los aliados y le declaró la guerra al Japón, que se quedó sin la posibilidad de conquistar Alaska, Washington y California, como estapa planeado. 

En La India Británica muerieron de hambre dos  millones y medio de habitantes de la provincia de Bengala, por falta de entrega de suministros del real ejército indio, por orden de Churchill, para debilitar a los japoneses en Birmania. Las batallas de Leningrado y de Stalingrado, favorables El III Reich, convencieron a Hitler de lanzarse a La Batalla de Moscú, mientras era insturado el gran reino alemán de Rusia Europea, con capital en la ciudad ucraniana de Kiev.  

El veinticinco de diciembre, las inclemencias del invierno ruso, obligaron a El III Reich a retrotraer el frente oriental a la línea imaginaria que une las ciudadades de Leningrado-Stalingrado, iniciándose la contraofensiva soviética. Churchill dijo en el parlamento: "Esto no es el principio del fin, pero es el fin del principio" (sic). 

En mayo de 1943, el ejército soviético logró la hazaña de reconquistar Stalingrado, continuando La Batalla de Leningrado, por el control exclusivo y excluyente del gran reino alemán de Rusia Europea.  

Paralelamente, los aliados occidentales (Gran Bretaña y los EEUU) se lanzaron la conquista de El Africa Occidental Francesa, perteneciente al gobierno de Vichy. El nueve de julio, los aliados occidentales se lanzaron a la conquista de Italia. Mussolini reunció y se instauró La  República de Saló. El sur de Italia siguió gobernado por el Mcl. EI Dr. Pietro Badoglio, quien ofreció un armisticio, luego de La Batalla de Montecasino. Churchill y Rossevelt se reunieron en La Conferencia de Casablanca.

Era más que el fin del principio, y Hitler lo sabía más que nadie, claro está. 

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos  pronto lo sabremos.


[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).

[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería catastrófico.

[3] Cuando a finales de junio de 1940 el ejército alemán (das reich wehrmatch) entró en París y quedó instaurada la república nacionalista de Francia, con capital en la ciudad mediterránea de Vichy, liderada por su presidente, el Mcl. EF ® Dr. Henry Petain (a) El Héroe de La Gran Guerra Mundial, una corte marcial juzgó y condenó a muerte al Gral. De Gaulle, por el delito de rebelión. Antes de ejecutarse la sentencia, De Gaulle se fugó a Gran Bretaña, convirtiéndose en un desertor y en un traidor a la patria. Conste.

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