lunes, 11 de junio de 2012

279 Historia (América Latina)


Año I – Primera Edición – Editorial: 00000279 [1]



El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Lunes 11 de Junio de 2.012.





América Latina IV 
Por Rubén Vicente 

Los grandes eventos del siglo veinte (el siglo de la alta tecnología) fueron La Gran Guerra Mundial (1914-1918), La Gran Depresión (1929-1935), La Segunda Guerra Mundial (1939-1945), La Guerra Fría (1945-1991) y La Post Guerra Fría (1991-2001). 

Ese proceso se caraterizó por la decadencia de El Imperio Británico (The British Empire); por la doble derrota de Alemania; por el ascenso de La Unión Soviética al rango de segunda superpotencia mundial; por el advenimiento de los EEUU al rango de primera potencia mundial; por la confrontación ideológica entre el comunismo soviético y el capitalismo estadounidense; por el triunfo definitivo del capitalismo, liberal, democrático, patriótico y cristiano (léase: la ideología del occidente = el occidentalismo = 1991); por la conclusión del proceso de integración económica del viejo contiente (léase: La Unión Europea = La UE), liderada por Alemania (1993); y por la vertiginosa transformación económica de China, desde el comunismo hacia el comunismo de mercado que, junto con el Japón, se posicionaron como los dos estados líderes (léase: los grandes dragones) de La Asociación de las Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). 

En semejante contexo, toda la región planetaria de La América Latina consolidó primero su modelo tradicional de el capitalismo rural (léase: la fisiocracia) y segundo de el capitalismo industrial dependiente (léase: la industria liviana), desarrollando además la infraestructura dependiente  (léase: la minería, la energía, los transportes y las comunicaciones), como así también, en el caso de las pequeñas potencias regionales (México, Brasil y La Argentina), la industria pesada independiente (léase: la metalurgia, la siderurgia, la agroindustria, la metal mecánica, los astilleros y los arsenales), pero siempre dependiente de la tecnología suscesiva o alternativamente alemana, estadounidense y excepcionalmente soviética.  

Las clase medias y bajas (la burguesía y el proletariado) estructuraron sus propias organizaciones inestablemente cooperantes bajo la impronta de la doctrina social de la iglesia, perfeccionándose gradualmente la democracia constitucional, momentáneamente interrumpida en varias oportunidades por la vigencia de gobiernos de facto anti comunistas y por fenómenos del terrorismo ubano, de la guerrilla rural y de las guerras civiles pro comunistas (léase: el nihilismo rojo). 

En la última década de la pasada centuria, la revolución tecnológica caraterizante alcanzó el nivel cibernético y biotecnológico, con la masificación de la red informática mundial (léase: la internet) y con la lectura del mapa genético microbiótico, vegetal, animal y humano (léase: el genoma). 

Paralelamente, quedaron planteadas las nuevas amenazas globales del fundamentalismo (ideológico-religioso), el terrorismo (básicamente musulmán), de la proliferación (de armas de destrucción masiva), del crimen organizado (léase: los tráficos ilícitos y el reciclaje de capitales) y de la polución. 

En ese contexto, La América Latina ha dado pasos significativos en materia de integración económica, diplomática y militar (léase: la integración geopolítica), con la estructuración de organismos internacionales parcialmente independientes del imperialismo globalizante de los EEUU; como son los de La Comunidad Económica del Caribe (Caricom), La Comunidad Andina de Naciones (CAN) y El Mercado Común del Sur (El Mercosur). 

Bajo esa comprensión, se destaca el hecho de que El Brasil se convirtió en la octava potencia industrial del planeta, como así también, se posicionó en el rango de primera potencia regional y décimo segunda potencia mundial, desplazando a la Argentina. 

Sin embargo, desde el punto de vista social, cultural e institucional, La América Latina concluyó el siglo veinte (el siglo de la alta tecnología) con la generalización de procesos de pauperizacion, de involución y de corrupción, que hacen peligrar los logros alcanzados durante sus primerios quinientos años de evolución histórica. 

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.


[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).

[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería catastrófico.

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