El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Viernes 15 de Junio de 2.012.
La Gran Marcha
Hacia El Este III
Por Rubén Vicente
Exactamente en 1682, sobrevino el falleciento de su magestad,
el monarca de El Gran Imperio Ruso (La Gran Madre = La Matrioshka), Mcl. RW ®
Dr. Theodor III Romanoff (a) El Zar (21),
sucediéndole su primogénito, es decir, el niño católico ortodoxo ruso Piotr
Romanoff, se sólo diez años de edad (10), quien comenzó a gobernar bajo su nombre nobiliario de Pedro I;
naturalmente, bajo la regencia tetraanual de su madre (Natalia Celularios).
El nuevo monarca ruso (Pedro I) ascendió al trono cuando su
país ya había planificado y ejecutado la tercera cruzada rusa (1600-1650), que tuvo por objeto
concretar la conquista, la colonización, la evangelización y la
institucionalización (léase: la rendención cristiana) del gran khanato tártaro
de El Asia Centro Norte (léase: El Altai), que se transformó en el nuevo gran
reino ruso, justamente, de El Altai, con capital en la villa ex tártara de
Taimyr; donde también se llevó a cabo la ancestral política de la
rusificación, que implicó el segundo genocidio tártaro y el
segundo exhodo ruso-judío hacia El Altai, comenzándose a configurar la
nueva nobleza ruso altaica, claro está.
Semejante empresa de rendención cristiana provocó la fractura
de la unidad geopolítica del imperio tártaro, que fue sucedido por dos
grandes imperios (2), como fue el
oriental (Mongolia), extendido desde El Pacífico hasta El Indo, con capital
en la ciudad china de Camablic (léase: Pekín = Beijín), bajo el poder de la
dinatía tártara alawita de Los Khan, que se convirtieron a la nueva religión
oficial del budismo y cambiaron su apellido musulmán (Khan) por el nuevo mongol
budista de Los Han; como así también, el occidental (Turquía), extendido
desde El Indo hasta Gibraltar, con capital en la ciudad de Istambul (léase:
Estambul), bajo el poder de la dinastía tártara alawita de Los Otmánidas
(léase: los otomanos), que se convirtieron a la nueva religión oficial del
islam de la tradición coránica (léase: la sunna = el sunnismo).
Desde entonces (1654),
La Gran Tartaria se había extinguido, y con ella, la luz del oriente tártaro
medieval (léase: Samarkanda) que, rápidamente, se convirtió en una ciudad fantasma,
y sus grandes estados herederos eran Mongolia, Turquía y Rusia, que limitaba al
norte con El Océano Glaciar Ártico; al este con el río Lena; al oeste con los
ríos Elba, Oder y Danubio y al sur con los imperios mongol y turco.
Pero al asumir el gobierno en forma efectiva, Pedro I comenzó
un largo reinado de más de cuarenta años (1682-1725), durante los cuales se verificarían grandes cambios en
la vida interna y externa de su gran nación euroasiática; motivo por el cual la
historia universal lo recordará como Pedro
El Grande.
En el plano externo, el cuerpo ruso del ejército sacro
imperial (das reich wehrmatch) lideró el proceso de conquista, colonización,
evangelización e institucionalización (léase: la redención cristiana = la cuarta cruzada rusa
= 1682-1700) del gran khanato mongol asiático nororiental de Yakutia,
que se convirtió en un nuevo gran reino ruso, que confinaba al este con El
Estrecho de Bering y al oeste con el río Lena, con capital en la ciudad ex
tártara-mongol de Yegor, que cambió su nombre por el nuevo de Vladikavkaz, que
posteriormente sería rebautizada como Vladivostok.
Pero además, Pedro El Grande aprovechó el estallido de La
Guerra de Sucesión Española (léase: la segunda guerra mundial = 1702-1713),
para encarar, nada más ni nada menos, que el lanzamiento de la quinta cruzada rusa
(1700-1750), destinada a la conquista, la colonización, la evangelización y la
institucionalización (léase: la redención) de la totalidad desocupada pero española
de los territorios norteamericanos de Alaska, de El Canadá Occidental y de los
actuales estados noroccidentales de los EEUU, dejando conformado el nuevo gran
reino ruso de Orangelia, con primera capital provisional en un fuerte militar
con rada naval que fue llamado con el nombre de Vankobar (léase: Vancouver). [3]
Aunque Pedro El Grande nunca llegara a verlo con sus ojos,
desde la conclusión de la quinta santa cruzada rusa, El Gran Imperio
Ruso (La Gran Madre = La Matrioshka), se convertiría en el primer y hasta ahora
único estado tricontinental terrestre de la historia universal, con
posesiones, colonias y dominios en América del Norte, en toda El Asia Septentrional
y en Europa Oriental, confinando al este con La California Española y, al este,
con el imperio sacro imperial de Alemania.
En el plano interno, Pedro El Grande sería el numen de los
grandes cambios de todo orden, que harían evolucionar a Rusia desde la edad
media hacia la edad moderna, con más de doscientos años de retraso (200) con respecto a Europa Occidental
(léase: La Cisleitania).
En efecto, inspirado en La Gloriosa Revolución Inglesa de
1688; en la obra de gobierno de Luis XVI y en la exitosísima gestión de su
insigne ministro de finanzas (Jean Baptiste Colbert), Pedro El Grande
rediseñaría completamente las instituciones rusas, adoptando el modelo político
de la monarquia constitucional, de cuño británico, pero
combinándola con el modelo económico francés de el capitalismo de estado
(el colbertismo), dando como resultado una mixtura política y económica que
bien debería haber sido bautizada con el nombre de el pedrismo o bien,
de el capitalismo ruso, claro está.
Desde entonces, el resultado práctico de semejantes
transformaciones, fue el desarrollo exponencial de la producción (la
ganadería, la agricultura, la pesca, la explotación forestal y la minería, tanto
acuífera como lítica y metalífera), como así también, de las agroartesanías de
la alimentación, de la indumentaria, de la construcción, de la farmaceútica y
de las fundiciones; mejorándose ostenciblemente los sistemas infraestructurales
de la minería, de los transportes y de las comunicaciones, sobre todo (supra
tutto), con la organización de los servicios imperiales de las diligencias y de
las postas (léase: el servicio postal = el correo = el correo del zar).
Pero además, gracias a Pedro El Grande, Rusia se transformó
en una gran potencia militar y naval europea, dotada de una poderosa
infantería, caballería y artillería de mar y tierra; como así también, de su
propia flota mercante imperial.
Para el final de su reinado (1725), Rusia ya se había
posicionado con una gran nación productora y exportadora de trigo polaco y
ucraniano, matándole el hambre a Europa Occidental (La Cisleitania).
Pero las obras públicas más memorables de Pedro El Grande
fueron, sin duda alguna, la urbanización de las ciudades europeas de San
Petersburgo, de Moscú y de Kiev, que se transformaron en grandes ciudades
orientales del viejo continente, tanto o aún más importantes que Londres, que París,
que Viena, que Lisboa, que Madrid o que Roma; por sus catedrales, sus palacios,
sus fortalezas y sus sistemas cloacales, de suministro de agua corriente y de iluminación
nocturna, a base de acite de ballena.
Todo sinceramente maravilloso. Lástima que Pedro El Grande no
haya seguido viviendo, para entusiasmarse con ese que, en ese entonces, sólo
era un extraño invento británico aún no del todo desarrollado, llamado con el extraño
nombre de la revolución industrial.
Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos,
veremos y pronto lo sabremos.
[1] La libre expresión y la segura circulación de la
información contenida en el presente documento se halla jurídicamente
garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art.
19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14), la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código
Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).
[2]
Para uno de Los Siete Grandes Sabios
de Grecia (Solón) El Cisne Negro es
la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que
es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería catastrófico.
[3] La
primera guerra mundial fue La Guerra de los Treinta Años (1618-1648). La
segunda guerra mundial fue La Guerra de Sucesión Española (1702-1713). La
tercera guerra mundial fue La Guerra de Sucesión Austríaca (1742-1748). La
cuarta guerra mundial fue La Guerra de los Siete Años (1756-1763). Y la quinta
guerra mundial fueron Las Guerras Napoleónicas (1794-1814). Técnicamente, todas
ellas fueron guerras mundiales,
pues sus escaramuzas, combates y batallas tuvieron lugar en los cinco
contienentes (Oceanía, Asia, Africa, Europa y América). A diferencia de las
anteriores, La Gran Guerra Mundial (1914-1918) y La Segunda Gran Guerra Mundial
(1939-1945 ) fueron grandes
guerras mundiales, porque en ellas se emplearon las armas de destrucción
masiva, es decir, las ADM´s. Conste.
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