miércoles, 6 de junio de 2012

275 Historia (Mundial)


Año I – Primera Edición – Editorial: 00000275[1]



El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Jueves 7 de Junio de 2.012.




Las Matemáticas 
Por Rubén Vicente 

La musa de la inspiración puede ser concebida como una disciplina intelectual que recibe el nombre de la música. La música se aprende sin necesidad de que nos la enseñe un profesor. No ocurre lo mismo con aquello que, para poder aprenderlo, es preciso que nos sea dado por un maestro o o un profesor. Esas son, justamente, las matemáticas que, en realidad, son cinco materias (5).
La primera es la aritmética, que es el dogma de los números naturales o enteros. La segunda es la geometría del plano (léase: la geometría plana = la geometría en dos dimensiones = la geometría 2D). La tercera es el álgebra. La cuarta es la geometría del espacio (léase: la geometría espacial = la geometría en tres dimensiones = la geometría 3D). Y la quinta es el dogma de los triángulos (léase: la trigonometría).
El conocimiento de esas cinco ramas de las matemáticas forma parte de las llamadas matemáticas básicas, también conocidas como las bajas matemáticas. Éstas pueden ser empleadas para avanzar hacia el estudio de el análisis matemático que, junto con la estadística, el censística, las matemáticas financieras y la astronomía, forman el campo de estudio de las altas matemáticas.
Todo comenzó luego del principio de la última glaciación larga (70.000 a.C.). Empezó a hacer un ofri bárbaro y había que hacer algo para entretenerse en la cueva. Y los negros de El Africa Subsahariana empezaron a contar los días y las estaciones del año, grabando con sus buriles hendiduras con forma de círculo en unas rocas de ocre. Al final de esa era gélida (35.000 a.C.), las runas ya son usadas en Europa, pero allí, las mujeres blancas las usaban para calcular el ciclo menstrual, dejando claro que comprendían perfectamente el significado de la nada (léase: el cero). 

Para cuando concluyó la glaciación corta (9.000 a.C.), en el valle del Nilo ya sabían sumar, restar, multiplicar y dividir, como así también, podían resolver cálculos aritméticos concretos, como cuánto panes de la producción semanal debían ser dados a cada jefe de familia. 

Y tuveron que pasar otros cuatro mil años (5.000 a.C.), pero los sumerios aprendieron a graficar y a usar números fraccionarios (los quebrados); a simbolizar con letras, y lo que es la potenciación y la radicación. Y quinientos años después (4.500 a.C.), los egipcios se las ingeniaron para calcular la superficie de la circunferencia con la letra pí multiplicada por radio al cuadrado. 

Desde entonces, la aritmética y la geometría se aplicaron al estudio del cielo nocturno, surgiendo la astronomía e inventando los primeros calendarios solares, que usaban para regular las cosechas y, también, para diseñar y construir las pirámides, que son arquitectónicamente perfectas. 

Y en los libros sagrados de La India de mil años más tarde (3.500 a.C.) ya figuraban axiomas geométricos referidos a los ángulos, incluyendo la fórmula de que la suma de los catetos es igual al cuadrado de la hipotenusa. Y ahí inventaron los sistemas de pesas y medidas utilizados en el comercio, empleando una numeración decimal (léase: la coma), permitiendo hacer cálculos astronómicos aplicados a la navegación a gran distancia.

Mil años después, en Stonehedge ya tenían en la cabeza la idea de las elipces. Y para el 1.200 a.C., en la capital del imperio caldeo (Isín = Babel = Bagdad) comenzó a funcionar la primera escuela de mátemáticas de la historia universal, administrada por los sacerdotes de Enki, que les enseñaban a los escribas, que las aplicaban a la astronomía, la astrología, la agronomía, la veterinaria, la medicina, la navegación, el comercio y la meteorología. 

Y en esa escuela caldea, la siguieron trescientos años más tarde (900 a.C.), inventando las ecuaciones líneales, cuadráditas y cúbicas, desarrollando el algebra, la numeración sexagecimal de obvia base sesenta, que les sirvió para calcular el tiempo medido en horas, minutos y segundos; más un sistema de posicionamiento local (GPL). 

Pero los matemáticos egipcios les pasaron el trapo todos los demás cien años más tarde (800 a.C.) cuando concibieron, diseñaron y aplicaron las funciones matemáticas (seno, coseno, tangente, cotangente, secante y cosecante), dejando inventadas la trigonometría. 

Y en el 600 d.C., los hindúes ya conocían la explicacación teórica del número cero, la numeración binaria, los binomios, los trinomios y los polinomios. 

Y cincuenta años más tarde, un griego de Mileto importó todos los conocimientos matemáticos del oriente a Europa. Era un salame llamado Thales, seguido por otros de igual calaña, conocidos como Pitágoras y Euclides, que eran unos bovinas, a los que se les ocurrió aplicar a las matemáticas el método deductivo de la filosofía helénica, convirtiéndolas en una ciencia oculta, claro está. 

Y por eso, en Siracusa, Arquímedes se volvió loco y empezó a aplicar las matemáticas euclidianas para concebir los conceptos del espacio, del tiempo y de la materia, dejando inventada la física y el año sideral de trescientos sesenta y cinco días. 

En el año ciento ochenta de la era cristiana, un tipo que dicen que se llama Zhang Heng, publicó el primer tratado de matemáticas de la historia universal, titulado con el nombre de Los Nueve Capítulos del Arte Matemático, que contiene doscientos cincuenta problemas abarcativos de las temáticas de la astrología, la geología, la geografía, la agrimensura, la arquitectura, la medicina, la hacienda, el presupuesto, las finanzas y el comercio. En lo relativo a la agrimensura, el tratado chino resuelve los problemas empleando la regla de tres, simple y compuesta, como así también, los números decimales con la coma; y en arquitectura, contiene el cáculo de los siete primeros decimals de la letra pí. 

En el año 750 d.C., los sabios islámico de Al Andaluz (léase: Andalucía Musulmana = Ex Hispania Cristiana = La Península Ibérica), comenzaron a estudiar sistemáticamente las matemáticas, la física y la filosofía (léase: la sabiduría occidental = la magia blanca), inventando los números arábigos, bajo la inspiración del gran maestro de la Universidad de Granada, Dr. Muhammad Iben Musa Al Kuarizmi. 

Sólo setenta y cinco años más tarde (825), el Dr. Muhammad Al Kindi, concibe el primer algoritmo de la historia universal, dando origen a la nueva rama del análisis matemático deductivo. 

Pero en año 1.000, un profesor de la Universidad de Quom, como fue el Dr. Kublai Al Karaji, que el primero en aplicar el método inductivo a las matemáticas, dando origen al análisis matemático inductivo de la actualidad.

Sus concepciones fueron tomadas por otro profesor de la Univeridad de Bombay, llamado Mohadam Bhaskara, que diseñó los primeros cálculos infinitesimales, las integrales, las derivadas y el coeficiente diferencial, revolucionando las matemáticas del oriente y del occidente, hasta el punto de que, a partir de él, comienza a hacerse referencia a las matemáticas tártaras, como sinónimo de lo que nosotros llamamos con el nombre de las altas matemáticas, calculando once decimales para la letra pí. 

Sólo cincuenta años más tarde, los monjes benedictinos comienzan a traducir al latín los textos sarracenos y tártaros vinculados con las matemáticas, la física y la filosofía, devolviéndole al occidente critiano esas maravillas revitalizadas durante la baja edad media por el oriente musulmán. 

En 1200, un profesor de la Universidad de Beirut (Omar Khayyam) aplica el análisis matemático inductivo para escribir en árabe el primer tratado de geometría analítica de la historia universal. 

Sólo cincuenta años más tarde, mientras los tártaros del oriente conquistan el occidente musulmán sarraceno (léase: árabe) en el marco de La Horda de Oro de Gengis Khan, van permitiendo que los judíos ingresen a las universidades islámica para estudiar, entre otras cosas, las matemáticas, mientras comienzan a proliferar las escuelas de ábacos (léase: la calculadoras), donde los mercaderes comienzan a aprender aritmética y la documentación, el registro, el archivo y la transmisión de datos vinculados con sus operaciones mercantiles, naciendo nacer la nueva disciplina de la contabilidad. 

Al iniciarse el siglo catorce de la era cristiana (1300), un profesor de la Universidad de Oxford (Thomas Bradwardine) concibió el primer logaritmo de la historia universal. 

Sólo dos años después de El Descubrimiento de América (1494), el más grande de todos los matemáticos de La Europa Cristiana en la baja edad media, como fue el benedictino Luca Paciolli, cultiva todas las ramas de las bajas matemáticas y de las altas matematica, difundiendo el arte de la contabilidad musulmana.

Pero exactamente en el año 1660, el occidente cristiano da un paso definitivo, en términos de volver a empezar a dejar atrás al oriente musulmán, cuando un profesor de pelo largo de la Universidad de Cambridge (Thomas Newton), aplicó el análisis matemático inductivo al estudio de la física deductivo filosófica, concibiendo la física inductiva científica, cuyo primer producto fue la enunciación de las tres leyes de la teoría de la gravedad. 

Sin La Teoría de la Gravedad de Newton no habría nacido la tecnología, ni hubiera habido ninguna revolución industrial, ni habrían existido la informática ni la Internet, ni yo tendría este blog, ni ustedes tendrían que soportar mis artículos de historia y geopolítica, ni Ema tendría que devanarse la croqueta en la facultad, claro está. 

Entonces damas y caballeros, tengan bien presente que la culpa de vuestra desgracia y de las de Ema la tiene Isaac Newton, y  nadie más, claro está. 

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos. 


[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).

[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería catastrófico.

1 comentario:

  1. EXCELENTE MI QUERIDO Y FAVORITO ESCRITOR ES UN AS DE LAS MATEMATICAS, DEFINICIONES PERFECTAS Y DESPUES DICE QUE NO LAS ENTIENDE JA JA ...

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