miércoles, 29 de febrero de 2012

174 Geopolítica (Argentina)

Año I – Primera Edición – Editorial: 00000174 [1]

El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Miércoles 29 de Febrero de 2.012.




La Experiencia En Carne Propia
Es La Maestra de los Tontos
Por Rubén Vicente 

Voy a decir lo que realmente creo. Nadie que sea un bocho usa mal la astucia que Dios le haya dado, además de la inteligencia y de la posbilidad de cultivarse. 

Juan Perón no era la excepción a esta regla mía. Un hombre con una inteligencia evidentemente prodigiosa, que le permitió alcanzar un grado de cultura, sobre todo geopolítica, que fue superlativa, y una ignata astucia ultra refinada, que le permitió vencer todos los obstáculos, no sólo para alcanzar o recuperar y mantenerse en el poder hasta el fin, sino también, para gobernar con sabiduría, dirigiendo a la Argentina hacia su natural destino de grandeza.

Sin embargo, hasta los grandes estadistas de rango mundial tienen sus defectos, tanto personales como políticos, obvio, y en este sentido, Perón no fue la excepción, claro está.  

Él tenía más que claro qué son las fuerzas armadas y qué es el gobierno de la nación, como así también, cuál es el rumbo que la misma debe seguir para proyectar su poder nacional en el mundo entero (orbis). 

No obstante, creo que Perón falló en dos cosas. La primera es que un presidente no puede jugarse las reservas monetarias de la nación en el financiamiento de la infraestructura básica y en el desarrollo social, porque pueden venirle malas cosechas, no ingresar dólares, dejar las arcas del banco central vacías y quedar obligado a devaluar la moneda nacional, con todo lo que ello implica, en términos de inflación y de carestía, como así también, de pérdida de posiciones del país en el contexto internacional. 

Y la segunda fue no haber entendido profundamente la escencia de la personalidad bolichera de los empresarios privados vernáculos, ni siquiera en su tercera presidencia (1973-1974), cuando dijo que era hora de concederles a los señores empresarios privados argentinos la administración de las empresas del estado prestarias de los servicios públicos de minería, energía, transportes y comunicaciones. Claro, como se murió, no tuvo oportunidad de ganar experiencia al respecto. 

Esa idea rectora de Perón fue tomada por Carlos Menem, que fue el gran concesionador  de los servicios públicos argentinos a favor de empresas privadas extranjeras (alemanas, francesas, británicas y estadounidenses), en el marco de lo que errónea y maliciosamente fue llamado con el nombre de las privatizaciones, que no son tales, para nada. [3] 

En general, puede decirse que no existen problemas estructurales que sean insolubles con las empresas de minería, de energía y de comunicaciones, ni tampoco con las de transporte marítimo. Los colapsos se han suscitado respecto de las empresas de transporte aéreo y ferrovial, donde el gobierno kirchnerista, se empeñó en hostigar al capital extranjero, para hacerle ganar posiciones al empresariado privado nacional. 

No está mal haber intentado que toda la plata que siempre se llevaron afuera nuestros queridos bolicheros, fueran empezando a repatriarse y a invertirse en la compra de conseciones de administración de empresas públicas prestatarias de servicios públicos.  

Lo malo fueron los resultados, de los que está visto que el pueblo y el gobierno deben aprender, y es que no se puede tener un país en serio con esta gente tan pdr, que se ve que tiene el cerebro de mosquito, y que figuran como empresarios, cuando en realidad no son más que bolicheros, que en vez de atender una pulpería están manejando, nada más ni nada menos, que las grandes empresas de la nación. 

En otras palabras, hay que exigirles a los empresarios privados argentinos, los mismos standares de eficiencia, solvencia y liquidez que en la década del noventa del siglo pasado le exigimos al capital extranjero; para que reine un auténtico y verdadero capitalismo privado nacional, que es el modelo peronista de la postmodernidad de la globalización de principios del siglo veintiuno, cuyo nombre es el de el peronismo de mercado, o si se prefiere, el menemismo, para que la experiencia en carne propia deje de ser la maestra de los tontos, y nada más, claro está. 

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.









[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).

[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería catastrófico.

[3] Tomemos el ejemplo de Gas del Estado. Después de las concesiones, el capital, los yacimientos, los gasoductos, las plantas, las redes troncales, las sucursales y todo el patrimonio de la empresa sigue siendo del estado, y lo único que detentan las concesionarias es su administración, percibiendo las ganancias empresariales, pero abonando los cánones correspondientes al estado, y quedando su actividad económica sujeta al régimen jurídico de los servicios públicos, y al control del ente público regulador correspondiente, es decir, al Enargas. Y lo mismo pasa con todas las empresas del estado que fueron concesionadas. Conste.

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