sábado, 18 de febrero de 2012

Año I – Primera Edición – Editorial: 00000162 [1]

El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Viernes 17 de Febrero de 2.012.




El Proyecto X
Por Rubén Vicente

Desde el punto de vista de la ciencia política, el estado es un ente compuesto por tres elementos (3), que son el territorio, la población y el gobierno; y todo ente que no esté conformado por esos tres elementos podrá ser cualquier cosa, menos un estado. Right?

Bajo esa comprensión, la finalidad de todo estado es garantizar la integridad territorial, la cohesión poblacional y la autodeterminación gubernamental. Para garantizar la integridad territorial, están las fuerzas armadas (el ejército, la armada y la fuerza aérea). Para garantizar la cohesión poblacional están las fuerzas de seguridad (las policías provinciales, la policía metropolitana, la policía federal, la gendarmería nacional, la prefectura naval y la policía aeroporturia). Y para garantizar la autodeterminanción gubernamental está el sistema de inteligencia nacional, liderado por la secretaría de inteligencia de la presidencia de la nación, de la que dependen la dirección nacional de inteligencia militar y la dirección nacional de inteligencia policial (también conocida como la dirección nacional de inteligencia criminal).

La dirección nacional de inteligencia militar está conformada por los servicios de inteligencia del ejército, de la armada, de la fuerza área y del estado mayor generral conjunto de las fuerzas armadas de la nación. La dirección nacional de inteligencia policial, está conformada por los servicios de inteligencia de las policías provinciales, de la policía metropolitana, de la policía federal, de la gendarmería nacional, de la prefectura naval y de la policía aeroportuaria.

La misión legal de todos los organismos de inteligencia (policiales, militares y gubernamental) es obtener, valorizar, clasificar, analizar, ponderar y diseminar información referida a las cinco amenazas globales que se ciernen sobre nuestro país, sean ellas internas o externas (5), que son el fudamentalismo, el terrorismo, la proliferación, el crimen organizado y la polusión.

Desde el punto de vista de la doctrina nacional de inteligencia, las fuerzas armadas tienen prohibido realizar operaciones de inteligencia no militar dentro del territorio nacional (léase: el marco interno), pero no existe absolutamente ninguna clase de prohibición, para que los restantes servicios (los policiales y el gubernamental) planifiquen y desarrollen tales operaciones, con el doble objetivo de proveer inteligencia a las fuerzas policiales, en el combate contra la criminalidad, garantizando así la cohesión poblacional, y de proveer inteligencia al gobierno, garantizando de ese modo la autodeterminación gubernamental.

Bajo esa comprensión, es perfectamente legítimo, legal y constitucional que la gendarmería, incluso motu proprio, es decir, de oficio, planifique y ejecute operaciones de inteligencia tendientes a obtener, valorizar, clasificar, analizar, ponderar y diseminar información vinculada con los individuos que participan de las manifestaciones callejeras, obviamente, molestando al prójimo, pero también, sirviendo eventualmente de telón protector de las actividades potencialmente clandestinas de ciertos elementos participantes en las mismas, teniendo identificados a los manifestantes, a los activistas y a los dirigentes, de base, intermedios y de cúpula, como así también, a las distintas organizaciones, formales e informales, de las que forman parte, sea en forma transitoria o permanente. [3]

Toda esa información, generada por la gendarmería o por cualquier otro organismo de inteligencia, está naturalemente destinada al consumo de las fuerzas policiales, de las fuerzas armadas, del gobierno, del parlamento y de los jueces y tribunales integrantes del poder judicial, en el rótulo legal de estrictamente secreto y confidencial, claro está.

En otras palabras, es información de estado, que no corresponde que sea diseminada, ni a la ciudadanía, ni a los medios masivos de comunicación social, ni a las asociaciones civiles sin fines de lucro (léase: las ong´s), ni a los sindicatos, ni a las empresas, ni a los bancos, ni a las universidades, ni a los partidos políticos, ni a nadie, pues lo contrario implicaría una grave violación de la constitución, de los códigos, de las leyes y de los reglamentos, es decir, de todo el orden jurídico argentino, pero además, significaría una evidente vulnerabilidad de la seguridad nacional.

Ello es así porque es más que frecuente que las manifestaciones callejeras ocurridas en cualquier país del mundo sean espontáneas, auténticas y pacíficas, pero también, que las mismas sean organizadas y llevadas a cabo por agentes secretos (Los C-3´s) o por colaboradores rentados (léase: los buches), de los servicios de inteligencia extranjeros que, formalmente, incluso hasta pueden estar figurando como aliados, socios o amigos de la nación blanco, bajo los esquemas operativos de la cooptación y de la manipulación de elementos locales, registren o no antecedentes criminales.

Un ejemplo evidente de lo expuesto es el caso del Agte. DIA C-3 Dr. Sergio Schoklender, que reporta a la delegación local de la Defense Intelligence Agency de los EEUU, y que hasta hace poco tiempo atrás, era un hombre de confianza (il huomo di fiducia) de la Agrupación Madres de la Plaza de Mayo, liderada por la Agte. CIA C-3 Dña. Hebe Pastor de Bonafini.

Schoklender fue condenado por parricidio y protagonizó dos operaciones de desestabilización. La primera fue El Parque Indoamericano. La segunda fue destruír, desde adentro (léase: el caballo de troya = the troyan horse), la credibilidad política de Las Madres, afectando indirectamente la credibilidad política del gobierno nacional (léase: la desestabilización).

Por eso, todos los argentinos deberíamos tener plena conciencia de que no todo lo que parece espontáneo, auténtico y pacífico lo es en realidad, sino que existe también la posibilidad de que las manifestaciones callejeras sean parte de operaciones de desestabilización orquestadas desde afuera, y en ese contexto, la tarea de los servicios de inteligencia vernáculos es, justamente, discernir si lo que pasa en la calle es en realidad lo que parece ser, o es otra cosa. No sé si me explico.

Dicho de otro modo, las operaciones de inteligencia de nuestros servicios sirven para que los argentinos, y el gobierno que ellos eligieron democráticamente, sencillamente, no se chupen el dedo, pero ni por un ratito, pues de lo contario, estaríamos fritos, y nada más, claro está.

Por eso me da asco ver a las organizaciones de derechos humanos, a los medios masivos de comunicación contreras y a los partidos políticos de la oposición, saltar como leche hervida, nada más que porque el estado hace su trabajo como Dios manda.

Y por eso estoy más que seguro de que, más allá de alguna medida pour la galerie, el gobierno nacional no hará absolutamente nada que modifique verdaderamente lo que es está haciendo, que es garantizar la seguridad de la nación, y nada más, claro está.

Y digo esto, por la Agte. PFA C-3 Dra. Myriam Bregman, que le mandaron motorizar una causa criminal contra la gendarmería nacional, escudándose falsamente en el artículo once del protocolo dado a conocer por el ministerio de seguridad de la nación, donde supuestamente se prohibe a las policías provinciales infiltrar agentes de inteligencia que vistan de civil en las manifestaciones callejeras que ocurran en sus respectivas jurisdicciones.

Ella, que se ve que es una espía de los federicos enojados por el protagonismo de los gedarmes, sabe perfectamente que está usando a su ong de derechos humanos, para darle a su denuncia un manto de legitimidad democrática que, en realidad, sólo es poner en marcha inutilmente la maquinaria judial, y debe saber también perfectamente que la idea subyacente del protocolo de Nilda Garré, es que las infiltraciones queden a cargo exclusivo y excluyente de la gendarmería, para que sea ella y solo ella la que reuna información de estado para todos los usuarios del sistema nacional de inteligencia y, por su conducto, para las fuerzas policiales, para las fuerzas armadas y para el gobierno nacional.

Incluso bajo la comprensión de la Dra. Bregman, está absolutamente claro que la prohibición de infiltrar agentes de inteligencia vestidos de civil es para las provincias y no para la nación, una de cuyas instituciones es, justamente, la gendarmería nacional.

Incluso, a mi no me extrañaría que sea una doble agente encubierta de la delegación local de la CIA, porque yo no me olvido de que ella empezó a ser famosa cuando asumió la representación legal de los trabajadores de Brukman, que ahora ejercer la autogestión obrera de la fábrica yanki quebrada, porque este mundo tan globalizado, nada ni nadie surge por generación espontánea, claro está.

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.




[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).
[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería catastrófico.
[3] Ningún gobierno democrático investiga a la gente por su mera adhesión a organizaciones legales, sino que las investiga para ver quienes andan metidos en actividades clandestinas, es decir, si participan en actos criminales, esto es, si son delincuentes. Righ?

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