El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Domingo 14 de Abril de 2.013.
El Proteccionismo y El
Libre Cambio
Por Rubén Vicente
Nota:
En el segundo semestre de 2012, Ema cursó historia económica para el cbc de
economía en la UBA. Para ayudarle, le redacte un documento que es el texto de
este artículo, y se sacó siete. Así que tanta pavadas no le escribí. Ah, y ojo que
el alma mater espiritual de la cátedra es Axel Kisiloff, eh?
En
1648 concluyó La Guerra de los Treinta Años, entre las potencias católicas y
protestantes de Europa. Ganaron las católicas, lideradas por Francia, que quedó
posicionada como la primera potencia económica, diplomática y militar del mundo
entero (orbis).
Para
ese entonces (1648), Francia tenía colonias en La India y en América (léase: El
Canadá, la Luisiana, Las Antillas Francesas, La Guayana y Las Malounies, es
decir, Las Malvinas). De ahí sacaba las materias primas para su producción
artesanal, hecha en Francia (made in france).
Para
asegurarse contra la competencia extranjera de Rusia, de Escandinavia, de
Inglaterra, de Holanda, de Portugal y de España, la corona francesa (Luis XIV),
a través del ministro de finanzas (Jean Baptiste Colbert), implementó un nuevo
modelo económico genéricamente proteccionista, pero específicamente
francés, que recibiría el nombre de El Colbertismo.
La
idea de Colbert era cerrar a Francia, aislándola del resto del planeta. Las
materias primas francesas se obtendrían en las colonias, se las emplearían para
elaborar productos artesanales, y se colocarían esos productos artesanales
franceses, justamente, en las colonias francesas, formando un círculo cerrado, pura
y exclusivamente francés.
Sólo
por excepción, cuando Francia necesitara alguna materia prima que no pudiera
obtener en sus propias colonias, las importaría de las colonias pertenecientes
a otras potencias europeas. La verdad era que, teniendo a La India, al Canadá, a La Luisiana, a Las Antillas
Francesas, a La Guayana y a Las Malvinas, eran muy pero muy pocas las materias
primas que Francia estaría obligada a importar desde una potencia extranjera.
Y
la idea era que, por cada materia prima importada, Francia pagaría con
productos artesanales franceses, que normalmente, eran más baratos que los
rusos, los escandinavos, los alemanes, los holandeses, los ingleses, los
portugueses y los españoles.
¿Por
qué? Bueno, porque en la Europa de 1648 sólo había pequeños talleres
artesanales, de no más de diez operarios, donde todos hacían lo mismo (ej.:
vasos, tenedores, alfileres, etc., etc.).
En
cambio, Colbert creó los grandes talleres del estado francés, con
cientos de operarios, que elaboraban los productos artesanales, en base al
nuevo esquema de la división del trabajo (este compró un huevito, este
lo puso a hervir, el otro lo enfrió pasándolo por agua, el otro lo peló y el
más chiquito se lo comió). Right?
Con
la división del trabajo, los grandes talleres del estado francés se
convirtieron en poderosímas herramientas de política económica francesa,
capaces de destrozar a la competencia extranjera, porque producían en mucha
mayor cantidad, a la misma calidad y a la mitad de precio (léase: les rompían
el tor a todos).
Entonces,
Francia compraba muy pocas materias primas en el extranjero, y las pagaba con
productos artesanales franceses que eran más abundantes y de la misma calidad,
pero a la mitad de precio, y así, la importación de materias primas
extranjeras, se convertia, a la vez, en la herramienta que destrozaba la
competencia artesanal de los que le vendían a Francia sus materias primas.
Así
Francia iba copando las economías nacionales de las restantes potencias
competidoras europeas, y encima, de ese comercio diabólico, siempre terminaba
quedando un saldo a favor de Francia, que se liquidaba en oro, que iba a
parar a las arcas del primer banco central de la historia universal, es decir,
El Banco de Francia (Le Banque de France), obviamente, con sede en París, oh la
lá¡
Entonces,
Francia tenía las materias primas, tenía la producción artesanal, tenía el oro,
y destrozaba a la competencia extranjera con el proteccionismo colbertista. En
otras palabras, una auténtica pesadilla para todos. Y ahora: ¿Quién podrá
salvarnos del mounstruo francés? Yo, El Chapulín Colorado (léase: Inglaterra).
En
ese mismo año, había tenido lugar La Revolución Inglesa de 1648. Había caído la
monarquía y se había instaurado una república, liderada por Oliver Cronwell (a)
El Puritano. Él fue el que envió al parlamento para su aprobación El Acta de
Navegación de 1651, en cuya virtud, de allí en más, ningún producto
artesanal entaría a Inglaterra, o saldría de Inglaterra, si no era en un buque
mercante de bandera in-gle-sa.
Right?
Los
puertos ingleses se cerraron para todos los buques extranjeros, y eso alentó
las inversiones inglesas en la artesanía de la arquitectura naval (léase: los
astilleros ingleses), que construyeron muchísimos buques, tanto mercantes como
militares.
Para
los buques mercantes ingleses se creó La Real Compañía Inglesa de Navegación,
Comercio y Colonización (the english company), que era cincuenta y uno por
ciento de la corona (51%) y, para los buques de guerra inglesa, se creo la
marina de guerra inglesa (the english royal navy).
El
resultado fue que veinticinco años más tarde (1675), Francia era la primera potencia económica del mundo, pero
los océanos del mundo (Atlántico, Pacífico, Indico, Artico y Antártico), eran
controlados por the english royal navy, que protegía los negocios de the
english company, que transportaba las materias primas de Francia y los
productos artesanales de Francia, y así hubo paz entre Inglaterra y Francia,
aunque se jodieran bien jodidos todos los demás, obvio.
La
Revolución Industrial Británica
En
1688 hubo otra revolución en Inglaterra, y se restauró la monarquía.
Paralemante, los pastores puritanos fundaron las nuevas academias, que
empezaron a cultivar las ciencias básicas (las matemáticas, las física y la
química), como así también, las ciencias aplicadas (la cosmología, la geología,
la biología y la antropología), y además, de las ingeniaron para usar esos
conocimientos y llevarlos al campo práctico de la producción artesanal (léase:
el saber cómo se hace = the know how = la ingeniería), y finalmente, elaboraron
los manuales de uso de los descubrimientos y de los inventos que iban surgiendo
(la técnica).
Ciencias
básicas, ciencias aplicadas, ingeniería y técnica. Esas fueron las cuatro
etapas sucesivas (4) de algo
completamente nuevo, que llamaron con el nombre de tá tecné logos, es decir, la
tecnología (the technology). Y así, los tecnólogos puritanos, de las academias
inglesas de finales del siglo diecisiete y principios del siglo dieciocho,
hicieron fortunas colosales, patentando sus descubrimientos y sus inventos, y
transfiriendo sus conocimientos a los empresarios artesanales ingleses, por el
sistema de las regalías por transferencia de tecnología (the royalties). Okey?
En
base a esa tecnología inglesa, cuando Inglaterra se unió con Gales, con Irlanda
y con Escocia, para formar Gran Bretaña (1702), fueron armándose los nuevos
establecimientos artesanales, que empezaron a usar las primeras máquinas, que
producían cien veces más cantidad, con la misma calidad, pero a la mitad de
precio de cualquier producto artesanal francés (lésase: las fábricas
británicas).
Esas
fábricas británicas, que trabajaban con tecnología inglesa, se convirtieron en el alma de La
Revolución Industrial, que le rompió el tujea todos, pero a todos,
incluyendo a Francia, y desde entoces, su supremacía mundial comenzó a ser
abiertamente discutida por Gran Bretaña, que controlaba los océanos, el
comercio mundial, y la revolución industrial, es decir, todo, porque no existía revolución industrial en ningún otro lado del mundo. Right?
Adam
Smith
En
1776, justo cuando las trece colonias británicas de América del Norte se
independizaron, transformándose en Los Estatados Unidos de América (USA =
EEUU), el director de la oficina de aduanas británicas de la ciudad ecocesa de
Glagow (Adam Smith) publicó un libro titulado con el nombre de La Riqueza de las Naciones.
Ahí
explicó que, cómo Gran Bretaña tenía el control de los oceános, tenía el
control del comercio mundial, tenía el control de la tecnología y tenía el
control de la industria, pero había perdido sus colonias de América del Norte,
que le suministraban las materias primas necesarias para la industria
británica, el gobierno de Londres debía abandonar la vieja estrategia del
proteccionismo de Cronwell, que ya tenía más de ciento veinticinco años de
antigüedad (125), y adoptar una
nueva política económica, que llamó con el nombre de El Capitalismo. Ups.
Smith
aclaró que todo lo anterior en materia económica se había basado en el trabajo, pero explicó que,
gracias a la revolución industrial, Gran Bretaña era la única nación que basaba
su riqueza en el trabajo acumulado, es decir, en el capital, representado por el oro, por los
descubrimientos, por los inventos y por las máquinas, es decir, por el capital
británico.
Y
lo que también decia Adam Smith era que El
Capitalismo Británico debía tener una nueva política económica
exterior, que él llamó con el nombre de El
Libre Cambio.
El
gobierno de su graciosa majestad debía organizar la guerras imperialistas
contra todos, para que al ganarlas, dejar a las naciones vencidas con sus
propios símbolos patrios y con sus propios gobiernos, pero adueñándose de sus
sistemas económicos nacionales, haciendo que los mismos caigan bajo el control
de Gran Bretaña, y que esos paises estuvieran felices de ser colonias
económicas británicas (léase: las neo colonias británicas del siglo
diecinueve).
Eso
es a lo que Adam Smith llamaba con el nombre de El Libre Cambio, es decir, tené
tu bandera y elegí a tu presidente, pero que cumpla las órdenes del gobierno de
su graciosa magestad, haciendo como
que sos independiente, aunque seas dependiente de nosotros los
británicos. Right?
David
Ricardo
En
1815 concluyeron Las Guerras Napoleónicas. Francia perdió, y dejó de ser la
primera potencia económica, diplomática y militar mundial. Esa posición de
supremacía planetaria la pasó a ocupar Gran Bretaña, con El Capitalismo y con
El Libre Cambio de Adam Smith, que ya estaba mirando los rabinitos desde abajo.
Fue
entonces cuando brillaba su gran alumno (David Ricardo) que explicó que en el
resto del siglo diecinueve (léase: el siglo de la industria) habría, por un
lado, paises productores de materias primas y, por el otro, paises industrializados
(léase: las neo colonias económicas británicas), entre los que se contarían
Rusia, Francia y los EEUU. Por eso, él explicó La Teoría de las Ventajas
Comparativas. ¿Qué?
La
idea no estaba dirigida a las neo colonias económicas británicas (Rusia, Francia
y los EEUU), sino más bien, a los paises todavía no subyugados por el
capitalismo británico, ni seducidos por el sistema del libre cambio británico.
Él
los quería convencer de aplicar la vieja teoría colbertista de la división del
trabajo, pero llevándola al nivel de los paises productores de materias
primas, elaborando La Teoría de la
División Internacional del Trabajo.
De
esa manera, los paises se tendrían que especializar en aquella producción de
materias primas en las que tuvieran ventajas comparativas ante la competencia.
Por ejemplo, tanto Chile como Perú son paises productores y exportadores de
metales preciosos, pero Chile produce y exporta más cobre que oro, y Perú
produce y exporta más oro que cobre.
Entonces,
la idea de David Ricardo era que Chile dejara de producir y de exportar oro, y
centrara su economía nacional exclusivamente en la producción y exportación de
cobre a Gran Bretaña, que le vendería todos los productos industriales que
Chile necesitara. Y que Perú dejara de producir y de exportar cobre, y centrara
su economía nacional en la producción y exportación de oro a Gran Bretaña, que
le vendería a Perú todos los productos industriales que necesitara.
De
esta manera, decía David Ricardo, cada país tendría asignado su rol en el
mundo industrial británico (Perú produce oro, Chile produce cobre, Brasil
produce café y bananas, Argentina produce carne y cereales, Colombia produce
esmeraldas, La China produce el té, Egipto produce el algodón, etc., etc.,
etc.).
El
Manifiesto Comunista, escrito recién en 1848, es la fe de bautismo del marxismo
(léase: el comunismo). Antes, nadie había dicho las estupideses que dijo
Carlitos Marx, por la sencilla razón de todos sabían que la economía es algo
demasiado serio como para andar tomándola en joda, y si la tomás en joda, no
sólo te convertís en un boludo, al que nadie te da bola, sino que además,
cruxificás a tus seguidores para siempre, estropeándoles la cabeza de manera
irremediable.
Te
la hago corta. Max quería volver a la era de las cavernas, donde sólo había
trabajo, y no existía el capital. Marx no entendió lo qué era La Revolución Tecnológica, lo que
era La Revolución Industrial, lo que era El Capitalismo, lo que era El Libre
Cambio, lo que era La Teoría de las Ventajas Comparativas, ni lo que era La
Teoría de la División Internacional del Trabajo.
Él
solo se dio cuenta de que la ganancia se la quedaban los empresarios (la plus
valía de la burguesía), y de que los que se jodían eran los trabajadores (el
proletariado).
Y
su negocio fue llenar de odio a los proletarios contra la burguesía, planteando
que se podría crear una sociedad con una única clase social proletaria, y un
estado proletario, donde el capital fuera de todos, pero lo administrara el
gobierno, que no sería genéricamente proletario, sino específicamente obrero
industrial, porque Engels, que sí sabía de lo que hablaba, porque él era
empresario, lo convenció de que los obreros industriales debían ser la
vanguardia del proletariado.
Más
de ciento cincuenta años después (150),
tenemos la experiencia de que el comunismo crea estados obreros que durán, en
el mejor de los casos, setenta y cinco años (75), mientras las grandes potencias capitalistas son tales desde
hace más de ciento cincuenta años (150),
es decir, el doble,
y nada parece indicar que vayan a dejar de ser capitalistas, sino más bien,
todo lo contrario, off course.
No
confundas la decadencia de los EEUU con la extinción del capitalismo. No cometas
el estúpido error de analizar el mundo en la clave marxista, porque sería como si
Messi y Ronaldo pretendieran darnos a todos lecciones de ingeniería nuclear, o
algo por el estilo.
Vos
dejá que los tarados marxistas sigan creyéndose lo que quieran, pero cuando
hables de economía, elegí aprender de gente que hablaba en serio, como Colbert,
Smith o Ricardo, que por algo les llaman los clásicos. ¿Sabés?
Eso
si, si te toca una cátedra marxista, sabete hasta dormida todas las idioteses
que quieran que vos sepas, y vomitalas en el examen, así aprobás la materia, y
a otra cosa mariposa. Total…
Y
si me dijeran que estoy muy equivocado, respontería que veremos, veremos y pronto lo
sabremos.
[1] La libre
expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente
documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de
los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la
República Argentina de 1995 (Art. 14),
la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts.
153 y 155).
[2] Para uno de Los Siete
Grandes Sabios de Grecia (Solón) El
Cisne Negro es un hecho teóricamente posible que todos creen que es
prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.
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