lunes, 22 de abril de 2013

562 Historia (Mundial)



Año II – Primera Edición – Editorial: 00000562 [1]

 
El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Domingo 14 de Abril de 2.013.





El Proteccionismo y El Libre Cambio
Por Rubén Vicente

Nota: En el segundo semestre de 2012, Ema cursó historia económica para el cbc de economía en la UBA. Para ayudarle, le redacte un documento que es el texto de este artículo, y se sacó siete. Así que tanta pavadas no le escribí. Ah, y ojo que el alma mater espiritual de la cátedra es Axel Kisiloff, eh?

 
El Colbertismo 

En 1648 concluyó La Guerra de los Treinta Años, entre las potencias católicas y protestantes de Europa. Ganaron las católicas, lideradas por Francia, que quedó posicionada como la primera potencia económica, diplomática y militar del mundo entero (orbis).  

Para ese entonces (1648), Francia tenía colonias en La India y en América (léase: El Canadá, la Luisiana, Las Antillas Francesas, La Guayana y Las Malounies, es decir, Las Malvinas). De ahí sacaba las materias primas para su producción artesanal, hecha en Francia (made in france).  

Para asegurarse contra la competencia extranjera de Rusia, de Escandinavia, de Inglaterra, de Holanda, de Portugal y de España, la corona francesa (Luis XIV), a través del ministro de finanzas (Jean Baptiste Colbert), implementó un nuevo modelo económico genéricamente proteccionista, pero específicamente francés, que recibiría el nombre de El Colbertismo. 

La idea de Colbert era cerrar a Francia, aislándola del resto del planeta. Las materias primas francesas se obtendrían en las colonias, se las emplearían para elaborar productos artesanales, y se colocarían esos productos artesanales franceses, justamente, en las colonias francesas, formando un círculo cerrado, pura y exclusivamente francés. 

Sólo por excepción, cuando Francia necesitara alguna materia prima que no pudiera obtener en sus propias colonias, las importaría de las colonias pertenecientes a otras potencias europeas. La verdad era que, teniendo a La India,  al Canadá, a La Luisiana, a Las Antillas Francesas, a La Guayana y a Las Malvinas, eran muy pero muy pocas las materias primas que Francia estaría obligada a importar desde una potencia extranjera. 

Y la idea era que, por cada materia prima importada, Francia pagaría con productos artesanales franceses, que normalmente, eran más baratos que los rusos, los escandinavos, los alemanes, los holandeses, los ingleses, los portugueses y los españoles. 

¿Por qué? Bueno, porque en la Europa de 1648 sólo había pequeños talleres artesanales, de no más de diez operarios, donde todos hacían lo mismo (ej.: vasos, tenedores, alfileres, etc., etc.).   

En cambio, Colbert creó los grandes talleres del estado francés, con cientos de operarios, que elaboraban los productos artesanales, en base al nuevo esquema de la división del trabajo (este compró un huevito, este lo puso a hervir, el otro lo enfrió pasándolo por agua, el otro lo peló y el más chiquito se lo comió). Right? 

Con la división del trabajo, los grandes talleres del estado francés se convirtieron en poderosímas herramientas de política económica francesa, capaces de destrozar a la competencia extranjera, porque producían en mucha mayor cantidad, a la misma calidad y a la mitad de precio (léase: les rompían el tor a todos). 

Entonces, Francia compraba muy pocas materias primas en el extranjero, y las pagaba con productos artesanales franceses que eran más abundantes y de la misma calidad, pero a la mitad de precio, y así, la importación de materias primas extranjeras, se convertia, a la vez, en la herramienta que destrozaba la competencia artesanal de los que le vendían a Francia sus materias primas. 

Así Francia iba copando las economías nacionales de las restantes potencias competidoras europeas, y encima, de ese comercio diabólico, siempre terminaba quedando un saldo a favor de Francia, que se liquidaba en oro, que iba a parar a las arcas del primer banco central de la historia universal, es decir, El Banco de Francia (Le Banque de France), obviamente, con sede en París, oh la lá¡ 

Entonces, Francia tenía las materias primas, tenía la producción artesanal, tenía el oro, y destrozaba a la competencia extranjera con el proteccionismo colbertista. En otras palabras, una auténtica pesadilla para todos. Y ahora: ¿Quién podrá salvarnos del mounstruo francés? Yo, El Chapulín Colorado (léase: Inglaterra).

 
El Contra Proteccionismo Inglés  

En ese mismo año, había tenido lugar La Revolución Inglesa de 1648. Había caído la monarquía y se había instaurado una república, liderada por Oliver Cronwell (a) El Puritano. Él fue el que envió al parlamento para su aprobación El Acta de Navegación de 1651, en cuya virtud, de allí en más, ningún producto artesanal entaría a Inglaterra, o saldría de Inglaterra, si no era en un buque mercante de bandera in-gle-sa. Right? 

Los puertos ingleses se cerraron para todos los buques extranjeros, y eso alentó las inversiones inglesas en la artesanía de la arquitectura naval (léase: los astilleros ingleses), que construyeron muchísimos buques, tanto mercantes como militares.  

Para los buques mercantes ingleses se creó La Real Compañía Inglesa de Navegación, Comercio y Colonización (the english company), que era cincuenta y uno por ciento de la corona (51%) y, para los buques de guerra inglesa, se creo la marina de guerra inglesa (the english royal navy). 

El resultado fue que veinticinco años más tarde (1675), Francia era la primera potencia económica del mundo, pero los océanos del mundo (Atlántico, Pacífico, Indico, Artico y Antártico), eran controlados por the english royal navy, que protegía los negocios de the english company, que transportaba las materias primas de Francia y los productos artesanales de Francia, y así hubo paz entre Inglaterra y Francia, aunque se jodieran bien jodidos todos los demás, obvio.
 

La Revolución Industrial Británica

En 1688 hubo otra revolución en Inglaterra, y se restauró la monarquía. Paralemante, los pastores puritanos fundaron las nuevas academias, que empezaron a cultivar las ciencias básicas (las matemáticas, las física y la química), como así también, las ciencias aplicadas (la cosmología, la geología, la biología y la antropología), y además, de las ingeniaron para usar esos conocimientos y llevarlos al campo práctico de la producción artesanal (léase: el saber cómo se hace = the know how = la ingeniería), y finalmente, elaboraron los manuales de uso de los descubrimientos y de los inventos que iban surgiendo (la técnica). 

Ciencias básicas, ciencias aplicadas, ingeniería y técnica. Esas fueron las cuatro etapas sucesivas (4) de algo completamente nuevo, que llamaron con el nombre de tá tecné logos, es decir, la tecnología (the technology). Y así, los tecnólogos puritanos, de las academias inglesas de finales del siglo diecisiete y principios del siglo dieciocho, hicieron fortunas colosales, patentando sus descubrimientos y sus inventos, y transfiriendo sus conocimientos a los empresarios artesanales ingleses, por el sistema de las regalías por transferencia de tecnología (the royalties). Okey? 

En base a esa tecnología inglesa, cuando Inglaterra se unió con Gales, con Irlanda y con Escocia, para formar Gran Bretaña (1702), fueron armándose los nuevos establecimientos artesanales, que empezaron a usar las primeras máquinas, que producían cien veces más cantidad, con la misma calidad, pero a la mitad de precio de cualquier producto artesanal francés (lésase: las fábricas británicas). 

Esas fábricas británicas, que trabajaban con tecnología inglesa, se convirtieron en el alma de La Revolución Industrial, que le rompió el tujea todos, pero a todos, incluyendo a Francia, y desde entoces, su supremacía mundial comenzó a ser abiertamente discutida por Gran Bretaña, que controlaba los océanos, el comercio mundial, y la revolución industrial, es decir, todo, porque no existía revolución industrial en ningún otro lado del mundo. Right?
 

Adam Smith 

En 1776, justo cuando las trece colonias británicas de América del Norte se independizaron, transformándose en Los Estatados Unidos de América (USA = EEUU), el director de la oficina de aduanas británicas de la ciudad ecocesa de Glagow (Adam Smith) publicó un libro titulado con el nombre de La Riqueza de las Naciones. 

Ahí explicó que, cómo Gran Bretaña tenía el control de los oceános, tenía el control del comercio mundial, tenía el control de la tecnología y tenía el control de la industria, pero había perdido sus colonias de América del Norte, que le suministraban las materias primas necesarias para la industria británica, el gobierno de Londres debía abandonar la vieja estrategia del proteccionismo de Cronwell, que ya tenía más de ciento veinticinco años de antigüedad (125), y adoptar una nueva política económica, que llamó con el nombre de El Capitalismo. Ups. 

Smith aclaró que todo lo anterior en materia económica se había basado en el trabajo, pero explicó que, gracias a la revolución industrial, Gran Bretaña era la única nación que basaba su riqueza en el trabajo acumulado, es decir, en el capital, representado por el oro, por los descubrimientos, por los inventos y por las máquinas, es decir, por el capital británico. 

Y lo que también decia Adam Smith era que El Capitalismo Británico debía tener una nueva política económica exterior, que él llamó con el nombre de El Libre Cambio. 

El gobierno de su graciosa majestad debía organizar la guerras imperialistas contra todos, para que al ganarlas, dejar a las naciones vencidas con sus propios símbolos patrios y con sus propios gobiernos, pero adueñándose de sus sistemas económicos nacionales, haciendo que los mismos caigan bajo el control de Gran Bretaña, y que esos paises estuvieran felices de ser colonias económicas británicas (léase: las neo colonias británicas del siglo diecinueve). 

Eso es a lo que Adam Smith llamaba con el nombre de El Libre Cambio, es decir, tené tu bandera y elegí a tu presidente, pero que cumpla las órdenes del gobierno de su graciosa magestad, haciendo como que sos independiente, aunque seas dependiente de nosotros los británicos. Right?
 

David Ricardo 

En 1815 concluyeron Las Guerras Napoleónicas. Francia perdió, y dejó de ser la primera potencia económica, diplomática y militar mundial. Esa posición de supremacía planetaria la pasó a ocupar Gran Bretaña, con El Capitalismo y con El Libre Cambio de Adam Smith, que ya estaba mirando los rabinitos desde abajo. 

Fue entonces cuando brillaba su gran alumno (David Ricardo) que explicó que en el resto del siglo diecinueve (léase: el siglo de la industria) habría, por un lado, paises productores de materias primas y, por el otro, paises industrializados (léase: las neo colonias económicas británicas), entre los que se contarían Rusia, Francia y los EEUU. Por eso, él explicó La Teoría de las Ventajas Comparativas. ¿Qué? 

La idea no estaba dirigida a las neo colonias económicas británicas (Rusia, Francia y los EEUU), sino más bien, a los paises todavía no subyugados por el capitalismo británico, ni seducidos por el sistema del libre cambio británico. 

Él los quería convencer de aplicar la vieja teoría colbertista de la división del trabajo, pero llevándola al nivel de los paises productores de materias primas, elaborando La Teoría de la División Internacional del Trabajo. 

De esa manera, los paises se tendrían que especializar en aquella producción de materias primas en las que tuvieran ventajas comparativas ante la competencia. Por ejemplo, tanto Chile como Perú son paises productores y exportadores de metales preciosos, pero Chile produce y exporta más cobre que oro, y Perú produce y exporta más oro que cobre. 

Entonces, la idea de David Ricardo era que Chile dejara de producir y de exportar oro, y centrara su economía nacional exclusivamente en la producción y exportación de cobre a Gran Bretaña, que le vendería todos los productos industriales que Chile necesitara. Y que Perú dejara de producir y de exportar cobre, y centrara su economía nacional en la producción y exportación de oro a Gran Bretaña, que le vendería a Perú todos los productos industriales que necesitara. 

De esta manera, decía David Ricardo, cada país tendría asignado su rol en el mundo industrial británico (Perú produce oro, Chile produce cobre, Brasil produce café y bananas, Argentina produce carne y cereales, Colombia produce esmeraldas, La China produce el té, Egipto produce el algodón, etc., etc., etc.).

 
El Tarado de Carlos Marx

El Manifiesto Comunista, escrito recién en 1848, es la fe de bautismo del marxismo (léase: el comunismo). Antes, nadie había dicho las estupideses que dijo Carlitos Marx, por la sencilla razón de todos sabían que la economía es algo demasiado serio como para andar tomándola en joda, y si la tomás en joda, no sólo te convertís en un boludo, al que nadie te da bola, sino que además, cruxificás a tus seguidores para siempre, estropeándoles la cabeza de manera irremediable. 

Te la hago corta. Max quería volver a la era de las cavernas, donde sólo había trabajo, y no existía el capital. Marx no entendió lo qué era La Revolución Tecnológica, lo que era La Revolución Industrial, lo que era El Capitalismo, lo que era El Libre Cambio, lo que era La Teoría de las Ventajas Comparativas, ni lo que era La Teoría de la División Internacional del Trabajo. 

Él solo se dio cuenta de que la ganancia se la quedaban los empresarios (la plus valía de la burguesía), y de que los que se jodían eran los trabajadores (el proletariado). 

Y su negocio fue llenar de odio a los proletarios contra la burguesía, planteando que se podría crear una sociedad con una única clase social proletaria, y un estado proletario, donde el capital fuera de todos, pero lo administrara el gobierno, que no sería genéricamente proletario, sino específicamente obrero industrial, porque Engels, que sí sabía de lo que hablaba, porque él era empresario, lo convenció de que los obreros industriales debían ser la vanguardia del proletariado. 

Más de ciento cincuenta años después (150), tenemos la experiencia de que el comunismo crea estados obreros que durán, en el mejor de los casos, setenta y cinco años (75), mientras las grandes potencias capitalistas son tales desde hace más de ciento cincuenta años (150), es decir, el doble, y nada parece indicar que vayan a dejar de ser capitalistas, sino más bien, todo lo contrario,  off course. 

No confundas la decadencia de los EEUU con la extinción del capitalismo. No cometas el estúpido error de analizar el mundo en la clave marxista, porque sería como si Messi y Ronaldo pretendieran darnos a todos lecciones de ingeniería nuclear, o algo por el estilo. 

Vos dejá que los tarados marxistas sigan creyéndose lo que quieran, pero cuando hables de economía, elegí aprender de gente que hablaba en serio, como Colbert, Smith o Ricardo, que por algo les llaman los clásicos. ¿Sabés? 

Eso si, si te toca una cátedra marxista, sabete hasta dormida todas las idioteses que quieran que vos sepas, y vomitalas en el examen, así aprobás la materia, y a otra cosa mariposa. Total… 

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respontería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.


[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).
 
[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es un hecho teóricamente posible que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.
 

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