El
Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Miércoles
3 de Abril de 2.013.
Viajar en el Tiempo
Por Rubén Vicente
Parece
increible, pero hay mucha gente que odia la historia, porque le parece que es
como una suma de datos, que no tienen nada que ver con la realidad del acá y
ahora, y por eso, les resulta soporíferamente aburrida, y no sirve para nada.
Te
suelen decir que eso ya fue; o que lo que se viene no tiene precedentes, o peor
aún, cuando se ven obligados a hablar del pasado, lo hacen desde el presente,
es decir, leen el lunes el diario del domingo.
Por
eso, a mis alumnos de derecho administrativo y de crímenes financieros, yo les
repetía el latiguillo de que estudien historia y después hablamos.
Y
los que querían aprobar la materia, no tenían otro remedio que estudiar la
historia de la institución o del crimen sobre el que versaría el examen.
Di
clases entre 1989 y 2000, y mi experiencia como docente fue que muchos alumnos
me reconocieron que, lo que no entendían al principio, les empezó a entrar en
la cabeza cuando vieron el origen y la evolución de las cosas que yo les
explicaba en el aula.
Y
si, porque lo que a mi me importaba, no era que se supieran la ley de
procedimientos administrativos o el código penal, sino que adquirieran el
sanísimo hábito de autotransportarse mentalmente al pasado, es decir, de
viajar en el tiempo, hasta cuando no había ley o código que regulara la
convivencia entre los seres humanos.
Y
los ponía en aprietos. Por ejemplo, les decía imaginate que estuviéramos en mil
novicientos treinta, y que en ese entonces, vos ya tenías cincuenta años de
edad… Ahora figurate que vos sos un ministro de la corte suprema de justicia de
la nación; que el poder judicial del que formas parte cogobierna con un poder
ejecutivo y con un parlamento elegidos por el pueblo…
Por
favor, no dejes de retener esas ideas en tu cabeza, y sumale que te imaginás
que sobrevino un golpe de estado, que instauró un gobierno militar; que no
existen precedentes en la historia argentina; y que los otros ministros de la
corte te propusieron juntarte con ellos, para analizar los hechos, pero a la
luz del derecho, con la mira puesta en preservar las declaraciones, los
derechos y las garantías que consagra la constitución nacional recién quebrantada.
Ysuponete
que ya estás situado en ese contexto de tiempo-espacio. Te pregunto:
¿Vos
qué harías? ¿Votarías por la declaración de invalidez del golpe, haciendo que
los milicos te remuevan del cargo al otro día, para poner el juez que ellos
quieran, a fallar lo que ellos quieran; o tratarías de conservar tu cargo, para
que, desde adentro de la corte, intentar preservar lo preservable del sistema
constitucional que hizo grande a tu patria?
No,
si hasta hubo uno que se animó a preguntarme y eso qué tiene que ver con la
doctrina de facto. ¡Naaaa…, no podéss!
Le
dije, para el martes, quiero que estudies bien la segunda presidencia de
Yrigoyen, en lo económico, en lo social, en lo cultural, en lo político, en lo
militar y en lo internacional. Te vas a Eudeba y te buscás alguna obrita de
bolsillo, cualquier autor, no importa, y
el martes pasás a dar lección ante tus compañeros.
Y
el martes dio lección, y parece que algunos compañeros algo sabían del tema,
porque se armó un flor de debate pendejeril, obviamente, moderado por un
servidor, porque había chicas que gritaban como gallinas cluecas, y muchachos
que, directamente, se querían ir a las manos.
Pasó,
pero el jueves dije, ahora todos ustedes son ministros de la corte del treinta.
¿Qué resuelven respecto de los hechos de público conocimiento? Discutan en
calma, como corresponde a la gente de derecho, y proyécteme una acordada para
el martes, sin falta.
¿Y
saben qué pasó el martes siguiente? Que la acordada no era más que una versión
pedorra de la doctrina de facto, porque decía que el golpe no era un asunto sobre
el cual la corte tuviera el poder de decir si estaba bien o si estaba mal,
porque los hechos son la base del
derecho, y no al revés. Right? [3]
Y
recién en ese punto, me puse a explicarles la doctrina de facto de la corte
suprema de justicia de la nación de mil novecientos treinta, con todos los
tecnicismos correspondientes, entendiendo absolutamente todos, pero todos, qué
es esto de las cuestiones
políticas no judiciables, que les pareció una buena fórmula para
sintetizar lo que ellos decían en su proyecto de acordada que les mandé
elaborar.
Y
les dije, ahora estudien el tema de los libros de texto, para terminar de
redondear la idea y de cetearla en el cerebro para siempre, pero cada vez que
tengan que meterse con cualquier tema, de lo que sea, estudien el origen y
la evolución del mismo, y después debátanlo con fundamento, y no diciendo
lo primero que se les viene a la cabeza.
Había
que verlos en el final, la manera en que expresaban con claridad las ideas,
fundamentándolas con los precedentes históricos de la institución jurídica
sobre la que versaban los exámenes; exponiendo las críticas de los maestros del
derecho, y hasta formulando las propias, con un alto grado de razonabildad, como
verdaderamente corresponde, diría El Compañero Saúl Ubaldini, ja ja já.
Ah,
y dicho sea de paso, aprobaron todos, menos uno que porfiaba con que
estudiar la historia era una pavada, y al que lo bajé, preguntándole de dónde
viene esto de la libertad de prensa, y me respondió que no sabía ni le
interesaba, a pesar de que estaba en quinto año de la facultad para graduarse
de abogado.
No
hay nada que hacele ni vueltas que darle. El que nace para pito nunca llega a
corneta, por la sencilla razón de que no sabe la historia del pito ni la
historia de la corneta, porque si la supiera …
Por
eso digo, que no cuesta nada viajar
en el tiempo. ¿Verdad?
Y
si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo
sabremos.
[1] La libre
expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente
documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de
los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la
República Argentina de 1995 (Art. 14),
la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts.
153 y 155).
[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia
(Solón) El Cisne Negro es un hecho
teóricamente posible que todos creen que es prácticamente improbable, pues si
ocurriera sería castastrófico.
[3] En el siglo diecinueve,
el monarca del gran reino germano de Prusia (Federico II (a) El Grande)
escribió: “Mis ejércitos matan, secuestran, violan, roban e incendian todo lo que
se interpone entre ellos y la victoria. Sólo después vienen mi leguleyos, dando
excelentes razones de por qué han hecho lo que han hecho” (sic). Y si
no se entendió, te lo puedo traducir al alemán, pero no creo que haya falta,
porque está suficientemente claro, y además, porque yo no sé un soto de alemán,
ja ja já.
No hay comentarios:
Publicar un comentario