El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Domingo 14 de Abril de 2.013.
Alfonso XIII y Miguel Primo de Rivera
Por Rubén Vicente
El
pueblo originario de la península ibérica es el de los guanches. Le sucedieron
las invasiones sucesivas de los vascos, de los íberos y de los celtas, que se
fusionaron, para dar lugar al surgimiento de los celíberos.
Los
celtíberos vivieron felices y comieron perdices, pero hasta que fueron
subyugados por los israelitas del reino mediterráneo oriental de Fenicia
(léase: los fenicios), fundadores del reino peninsular de Tartesis.
Después
fueron sucesivamente subyugados y civilizados por los griegos (Gadez), por los
romanos (Hispania), por los visigodos (Cantabria), por los árabes (Al Andaluz =
Andalucía) y por los francos (La Marca Hipánica), hasta que, vía las cruzadas,
quedaron conformadas las naciones portuguesa y española, que fueron el alma de
los dos imperios modernos de las indias orientales y de las indias
occidentales, ambos pertenecientes a El Sacro Imperio Romano de la Nación
Alemana (léase: La Gran Alemania = Das Reich = El Imperio de Los Mil Años =
800-1815 = La Primera Proto Unión Europea).
Carlos
V daría una idea de lo que era España en el siglo dieciseis (el siglo de la
reforma protestante), cuando dijo que en sus reinos nunca se ponía el sol, pues
cuando era de noche en la península ibérica, era de día en las filipinas, y
viceversa; y cuando escribió que a los caballos les hablaba en alemán porque es
la lengua de las bestias; que a los comerciantes les hablaba en inglés, porque
es el idioma de los piratas; que a los diplomáticos les hablaba en francés,
porque es un idoma refinado; que los clérigos les hablaba en latín porque es la
lengua de la iglesia, pero aclarando que a Dios le rezaba en castellano, porque
es una lengua de origen divino.
Bajo
esa comprensión, España fue el estado lider del sacro imperio y del mundo
entero (orbis), durante más de ciento cincuenta años (1492-1648), siendo
junto a Portugal, la nación responsable de que el catolicismo apostólico romano
haya echado raíces espirituales profundísimas en los cinco continentes
(Oceanía, Asia, Africa, Europa y América), y de que, a diferencia del portugés,
el castellano sea una de las únicas cinco lenguas oficiales de la comunidad
internacional en la actualidad.
El
declive geopolítico español comenzó con el final de La Guerra de los Treinta
Años (1618-1648), cuando el planeta empezó a dejar de ser español, para
trasnformarse en un nuevo mundo francés (1648-1815).
Por
eso, a principios del siglo dieciocho (léase: el siglo de las luces), ni bien
concluída La Guerra de Sucesión Española (1702-1715), fue firmado El Pacto de
Familia (1717), en cuya virtud, en los hechos, el imperio español se
convirtió en el principal de todos los dominios del imperio francés de Los
Borbón, iniciándose la España de los afrancesados, cuyo ícono fue Carlos III
(1759-1788).
Pero
la locura de la revolución francesa, provocaría la invasión gala al territorio
ibérico, retemplando el sentimiento nacional español, a partir de El Motín de
Aranjuez de 1808, que señaló el divorcio espiritual definitivo entre Madrid y
París.
Las
guerras napoleónicas (1793-1815), independizaron a España del sacro imperio,
pero al precio de convertirla en un satélite de Gran Bretaña. Por eso, a lo
largo de todo del siglo diecinueve (el siglo de la industria), mientras se
desmembraba y se perdía para siempre el imperio español, el reino metropolitano
con capital en Madrid, quedaba enfrentado contra si mismo, inmerso en la
pugna ideológica esteril entre la monarquía absoluta o la monarquía constitucional;
y entre la monarquía constitucional y la república constitucional; y entre el unitarismo
o el federalismo; y entre capitalismo o el colectivismo; y en el medio, todas
las variantes y combinaciones que vos te puedas imaginar; causantes de las
guerras civiles, de los cambios de régimen político, de incoherentes
transformaciones económicas, sociales y culturales, y de una decadencia
geopolítica sin cuento, que ya era un hecho consumudado al iniciarse el siglo
veinte (el siglo de la alta tecnología).
La
última centuria del segundo milenio de la era cristiana no pudo comenzar de
peor manera para España, que en La Guerra Hispano-Norteamericana (1898-1902),
perdió sus últimas colonias valiosas (Las Filipinas y Cuba), para luego ver reducida
su presencia en el norte de Africa a sólo tres enclaves del territorio residual
atlántico-mabrebí (Ceuta, Melilla y El Sahara Español).
Como
si eso no fuera suficiente para garantizar que la decadencia se transformara en
virtual extinción, vino la crisis económica desvastadora de Europa, destruyendo
hasta los cimientos la prosperidad neocolonial local pro británica generada en
la centuria decimonónica.
Y
el broche de oro de todo este penosísimo vía crucis final, que fue
protagonizado por su majestad, el Gn. Mcl. EE ® Dr. Dn. Alfonso XIII Borbón (a)
El Rey (1886-1941) fue La Gran Guerra Mundial (1914-1918), que dejó a España en
estado terminal.
La
mejoría de la muerte le vino a España cuando el monarca toleró La Dictadura de
Primo de Rivera (1923-1930), ideológicamente consustanciada con los principios
de el socialismo verdadero (léase: el socialismo nacional = el nacional
socialismo = el nazismo decimonónico = el nazismo original = el
grünismo = el prohudonismo = la doctrina social de la iglesia). [3]
Desde
el punto de vista estratégico, Primo de Rivera maniobró para que España se
incorporara a El Movimiento Solidarista Mundial (MSM), en ese entonces,
liderado por los EEUU. [4]
Desde
el punto de vista táctico, Primo intentó vanamente desarticular el poder
y la participación de los liberales ortodoxos, de los liberales heterodoxos
(léase: los progresistas), de los liberales extremos (léase: los radicales), de
los radicales extremos (léase: los anarquistas), de los anarquístas extremos
(léase: los socialistas) y de los socialistas extremos (léase: los comunistas).
A
base de capital y de tecnología alemana, Primo de Rivera maniobró para crear
las primeras empresas del estado nacional español, de los rubros de la minería,
de la energía, de los transportes y de las comunicaciones (léase: la
infraestructura), pero la ineficiencia y la corrupción, ahogaron sus
intenciones de indepedencia económica de España respecto del imperialismo
británico.
Y
operativamente, adquirió armamento alemán, para una fuerzas armadas casi
inexistentes, con las que sin embargo, organizó la invasión y la satelización
de Marruecos que, de hecho, había vuelto a convertirse en una colonia española,
gracias a los acuerdos alcanzados en el marco de La Conferencia de Algeciras de
1906.
Pero
ni la supresión de las autonomías regionales, ni la convocatoria a una asamblea
nacional constituyente, ni la constitución nacional nazi de 1929, pudieron
evitar lo inevitable, es decir, La Gran Depresión (1929-1935), y El Pacto de
San Sebastían (1930), en cuya virtud, sería abolida la monarquía
constitucional, instaurándose entonces La
Segunda República de España, con capital en Madrid, gobernada por su
primer presidente liberal, Dr. Niceto Alcalá Zamora (52), pero por intermedio
de su primer ministro socialista, Dr. Manuel Azaña (42).
Y
si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo
sabremos.
[1]
La libre expresión y la
segura circulación de la información contenida en el presente documento se
halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos
Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina
de 1995 (Art. 14), la Ley Nacional N°
26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).
[2] Para uno
de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es un hecho teóricamente posible que todos creen que
es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.
[3]
Ver El Cisne Negro (Editorial
28).
[4]
A lo largo de toda su evolución
(1921-1945), el MSM estuvo conformado por Japón, China, Afganistán, Irán,
Turquía, Bulgaria, Rumania, Hungría, Polonia, Finlandia, Suecia, Bélgica,
Luxemburgo, Alemania, Italia, Francia, España, Portugal, Haití, Cuba, México,
Nicaragua, Colombia, Chile, Bolivia, Brasil y La Argentina. Desde 1933, los
EEUU se apartaron del MSM, siendo reemplazadados en el liderazgo del bloque
mundial anti británico por El III Reich. Conste.
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