Año II – Primera
Edición – Editorial: 00000509 [1]
El
Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Martes 26 de Febrero de 2.013.
Los Pincharruedas
Por Rubén Vicente
Si
vos hicistes la primaria, el secundario y la universidad, graduándote en
derecho, para luego incorporarte al poder judicial de la nación, que te hizo
jurar por las actas del proceso al hacerte juez federal en lo criminal y
correccional, en la misma provincia en que nació el presidente de facto de
aquel entonces, no esperes ser tenido como un juez de la república, porque está
claro que sólo sos un juez de la dictadura militar, obvio.
Pero
si cuando vuelve la democracia, tenés la suerte de que te confirmen en el
cargo, y te transfieran a la capital federal, no esperes que te crean que sos
el defensor de los derechos humanos que ayudastes a conculcar.
Y
menos lo esperes si lo tuyo se va al extremo de empezar a hacerte el progre,
defendiendo el anarquismo legal del garantismo, mientras tus libros aconsejan despenalizar
el derecho penal de tu nación, bajo el pretexto de que las ciudades son
cárceles, y que las cárceles son sus celdas de castigo, prentendiendo que los
criminales anden sueltos por la calle, mientras vos tenés custodia todo el
tiempo.
Y
menos si llegás al paroxismo de decir en una de tus sentencias psicóticas que
violar a una nenita de ocho años con la luz apagada es menos grave que
hacércelo con la luz prendida, porque lo único que vas a lograr es que, además
de no creerte, te empicen a agarrar bronca, sospechando que son un maldito
degenerado, o algo por el estilo, y si se enteran que encima sos un culastro,
ni te cuento cuántos te van a colgar el cartel de enfermo mental.
Pero
si tenés el recontra ojete de que, nada más ni nada menos, que el presidente de
la república, vaya a saber uno por q ué,
te recomiende ante el senado, para nombrarte ministro de la corte suprema de
justicia de la nación de todos los argentinos, no esperes que tus fallos u
opiniones extrajudiciales sean respetadas o admiradas.
Y
menos si se enteran que vos le tenés varias propiedades, que no se sabe cómo
las hicistes, y que las alquilás a los mercaderes del sexo por dinero,
olvidándote que un juez tiene evidenciar una vida pública y privada regida por
la integridad, por la probidad, por la austeridad y, sobre todo, por el
decoro, nada más que porque así lo prescribe el reglamento de la justicia
nacional. ¿Verdad?
En
síntesis, si sos un tipo de baja estofa, pero disfrazado de venerable
gran magistrado de la democracia pedorra que supimos conseguir, no esperes que
los colombianos de la cocaína, no te consideren el candidato perfecto para
la narco justicia que ellos necesitan para hacer acá lo que quieran.
Por
eso los pincharruedas se la agarraron con tu sobrino, a ver si entendés el
mensaje de que, o jugás para ellos, o te cortan, y a otra cosa mariposa.
Si
yo fuera vos, renunciaría más rápido que volando, nada más que porque no me
daría la face, pero obvio, yo no soy vos, y como vos sos vos, con todo lo que
ello implica, seguí convirtiéndote en el flamante lacayo del nuevo imperialismo de la narcocracia sudaca,
mientras nosotros nos seguimos jodiendo la vida, gracias a la escoria humana de
la que sos la fiel encarnación.
No
te preocupes. No falta mucho tiempo para que algo empiece a cambiar en esta
sufrida pero heroica nación, que vos ayudás como pocos a hacer trizas cada día,
porque te puedo a asegurar que vos no vas a figurar entre sus próceres ni entre
sus grandes hombres, ni en los próximos años ni nunca.
¿Y
sabés por qué? Porque vos eras de Dios, pero está re claro que hace décadas que
decidistes cambiarte de bando, en todos los sentidos, pretendiendo fingir que
estás de este lado, y eso es lo que jamás te vamos a perdonar. ¿Entendés?
Porque
si no entendés, te lo puedo decir todo en latín, pero la verdad, no creo que
haga falta, ni que lo tuyo de como para que te respetemos tanto.
Chau,
y mandales saludos a tus nuevos patrones pincharruedas, eh?. Que también ellos
van a tener que tomarse el buque, cuando el pueblo diga basta de satanismo.
Y
si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo
sabremos.
[1]
La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en
el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración
Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional
de la República Argentina de 1995 (Art. 14),
la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts.
153 y 155).
[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de
Grecia (Solón) El Cisne Negro es la
alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es
prácticamente improbable, pues si ocurriera sería catastrófico.
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