El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la
Geopolítica
Lunes 4 de Febrero de 2.013.
El Diario de la Revolución VI
Por Rubén
Vicente
Durante la sesión
matutina de los estados generales (léase: el parlamento francés) del martes siete
de abril de 1789, su primer presidente provisional, es decir, su alteza, el
duque de Copet y, a la vez, primer ministro del gobierno imperial (el
secretario de estado = el canciller imperial), Tte. Gral. RW ® Dr. Matias
Jacques Necker (a) El Suizo (a) Tengo un Plan, de sesenta y cuatro años de edad
(léase: El Duque de Copet), somete a consideración de todos los diputados la
propuesta de su alteza, el duque de Tayllerand, conde
de Villafranca, barón de Perigord y marqués de La Dordona y, a la vez, obispo
de la diócesis de La Dordona, arzobispo de la arquidiócesis de Guayana y
cardenal del ordinariato occidental de Aquitania de la iglesia católica apostólica
romana de la nación francesa (léase: la hija mayor de la santa sede romana),
Tte. Cnel. Gral. RW (R) Msr. Dr. Dn. Charles Maurice Delacroix (a) El Rengo, de
cuarenta y ocho años de edad (léase: El Cardenal Tayllerand).
En entonces cuando levanta la mano su alteza, el duque de Mulon y, a la
vez, alcalde de la capital imperial (La Comuna de París), Tte. Gral. RW ® Dr.
Jean Silvain Bailly (a) El Astrónomo, de cincuenta y cuatro años de edad (ver
la foto del artículo), diciendo que él, a título personal, declara su
aceptación de la propuesta de El Cardenal Tayllerán intentando, evidentemente,
influir sobre la decisión personal de los diputados de la aristocracia (el
estado llano = el tercer estado = la mayoría calificada = la izquierda = la
gauche), en el entendimiento de que no sería un mal arreglo avalar
políticamente el empréstito forzoso que, si o si, se cobrará igual, por las
buenas o por las malas, si con ello se logra que el monarca (Luis XVI) acepte
quedar sujeto a una constitución nacional, claro está.
Entonces, listo, quedamos así, pero nada porque, justo antes de votar,
levanta la mano, en representación de toda la aristocracia del interior de
país, su
alteza, el duque de Robespierre, Tte. Gral. RW ® Dr. Maximiliano François
Carraud
(a) Maxim, de treinta y un años de edad (léase: El Duque de Robespierre), quien
le solicita a Necker el uso de la palabra, para referirse a un tema de suma
importancia para todos los miembros del cuerpo (?).
Anoche no hubo agua
corriente en El Palacio de las Tullerías y, por eso, Necker cree que El Duque
de Robespierre quiere hacer el reclamo correspondiente que, obviamente, el
gobierno no puede solucionar, porque es un tema de los plomeros, que ya están
trabajando para solucionarlo, y nada más.
Bajo esa comprensión, Necker
le informa a El Duque de Robespierre que hablará, pero sólo después de votar la
propuesta de El Cardenal Tayllerand, que mira a El Duque de Robespierre,
sencillamente, con cara de jodete.
Pero nada porque,
levantando el tono de voz (léase: vociferando), El Duque de Robespeirre dice
que la aristocracia del interior, sencillamente, no convalida el
emprestito forzoso de su majestad, declarando su invalidez, es decir, su
nulidad (?), pero además, exigiendo (?) la inmediata
transformación de los estados generales en un nuevo parlamento francés
permanente, que conforme la comisión de asuntos constitucionales y que, en su
momento, sancione la ley fundamental (léase: la constitución nacional),
exigiendo (?) su juramento a su majestad
(Luis XVI), olímpicamente, bajo apercibimiento de destitución (?),
y nada más, claro está (anotación del taquígrafo: ovación).
Aro, aro, aro. A ver, a
ver, a ver. Acá tenemos un tema. Por una parte, están los miembros de la alta
nobleza y de el alto clero secular (la corte y la curia = el consejo de estado
= el parlamento de la elite = la oligarquía vernácula = la minoría = la derecha
= la droite), liderada por El Cardenal Tayllerand, mostrándose conciliadora
(léase: moderada = de centro derecha = la centre droite), aún sin saber a
ciencia cierta cuál será la actitud de su majestad (Luis XVI) que, en teoría,
podría ser que esté de acuerdo, pero también, que no lo esté y, por tanto, él
representaría algo así como la derecha propiamente dicha (la droite).
Por el otro, está la
aristocracia parisina (el estado llano = el tercer estado = la izquierda = la
gauche), liderada por El Duque de Mulon que, evidentemente, es más práctica y
quiere contemporizar con la oferta generosa de El Cardenal Tayllerand,
sencillamente, para evitar la guerra civil, posicionándose, en los hechos, como
una suerte de centro izquierda (la centre gauche).
Finalmente, está la
aristocracia del interior (el estado llano = el tercer estado = la izquierda =
la gauche de l´ interieur), liderada por El Duque de Robespierre que,
directamente, no concede nada y, como asi eso fuera poco, lo exige
todo, y listo, pero sin necesidad de contar con la anuencia del monarca (léase:
de prepo), evidenciando con ello una posición ciertamente idealista,
principista, intransigente y, sobre todo, extrema (léase: extremista =
izquierdista propiamente dicha = la gauche = le radicalisme = el radicalismo).
Consecuentemente, desde
ahora mismo, en el seno de los estados generales, suceda lo que suceda, queda
claro que hay cuatro facciones diferenciadas (4), a saber:
1) El monarca (Luis
XVI) y quienes esten con él, operando como la derecha (la droite), que no
quiere que nada cambie, es decir, posicionándose como el componente conservador
(los conservadores);
2) La monoría de la
derecha moderada de El Cardenal Tayllerand, es decir, de los que quieren que
algo cambie, pero para que nada cambie en realidad, esto es, algo así como los
liberales (la centre droite = les libéreaux) que, teóricamente, son el
treinta y tres por ciento (33%);
3) La otra minoría
de la izquierda parisina de El Duque de Mulon (33%), que quieren que todo cambie, aunque nada cambie en realidad,
posicionándose como una suerte de izquierda moderada, esto es, como una centro
izquierda reformista (le centre gauche réformiste = le reformismo = el
progresismo = le progressisme), teóricametente, con otro treinta y tres por
ciento (33%); y
4) La otra minoría
de la aristocracia extremadamente izquierdista del interior de El Duque de
Robespierre, es decir, la extrema izquierda radical (l´ extreme gauche = la
gauche radical = le radicalisme = el
radicalismo) que, también en teoría, contaría con el treinta y tres por
ciento (33%).
En síntesis,
conservadores (Luis XVI = Cristina), liberales (Tayllerand = Anibal Fernandez),
progresistas (Mulon = Macri) y radicales (Robespierre = D´ Elía), ja ja já.
En otras palabras, se
partió la izquierda (léase: los progresistas versus los radicales). Dicho
de otro modo, ganó la derecha (los conservadores y los liberales). [3]
Pero nada porque,
directamente, no se vota la propuesta de El Cardenal Tayllerand y, como si eso
fuera poco, interviniendo imprudentemente, creyendo que es algo así como un
mago de la política (léase: un boludo insigne), Necker, sencillamente, levanta
la sesión, y nada más, esto es, sin decir cuándo se reunirán los estados
generales.
Fuera de programa, es
decir, dándose cuenta de que ha cometido un error (léase: se mandó un moco), Necker
levanta la voz, para rogar a todos que permanezcan en El Palacio de las
Tullerías hasta nuevo aviso, pues él irá esta misma noche a El Palacio de
Versalles a sondear la opinión de su majestad (Luis XVI) respecto de la
propuesta de la derecha moderada (los liberales reformistas) de El Cardenal
Tayllerand, que parece haber aceptado la izquierda moderada (los liberales
progresistas) de El Duque de Mulon, con lo cual, dice Necker, tendríamos
consenso suficiente (66%).
Entonces, estamos mal,
pero vamos bien. ¿Verdad?
Y si me dijeran que estoy
muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.
[1] La libre expresión y la segura
circulación de la información contenida en el presente documento se halla
jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos
de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995
(Art. 14), la Ley Nacional N° 26.032 de
2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).
[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es un hecho teóricamente
posible que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera
sería castastrófico.
[3] Este es un momento oportuno para decir, primero, que puede
haber una derecha, conservadora o liberal y, también, una izquierda,
progresista o radical, que esté integra y exclusivamente conformada por
miembros de la nobleza, alta o baja, pero nobleza al fin y, segundo que,
bajo esa comprensión, no es verdad lo que aseguran ciertos historiadores como
por ejemplo, el Prof. Félix Luna o bien,
el Prof. Mariano Grondona, que sostienen que, en su inicios, el
liberalismo de la revolución francesa era una idelogía de izquierda
(sic), pues está cristalinamente claro que, desde el mismo arranque de las
cosas, el liberalismo, no sólo fue la derecha, moderada, pero derecha al fin
sino que, además, como si eso fuera poco, representaba, a través de una sola
persona (Tayllerand) a los tres estamentos decididamente liberales o, si se prefiere,
reformistas: 1) El alto clero
secular, a que él pertenecía; 2) La
baja nobleza, a la que él también pertenecia; y 3) A la alta nobleza, a la que no pertenecía pero que, gracias a su
manejo político, termina liderando, a
modo de caudillo informal de la misma (léase: el jefe = le chef = the boss = il
capo = der fuhrer). Conste.
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