domingo, 10 de febrero de 2013

494 Historia (Francia)




Año II – Primera Edición – Editorial: 00000494 [1]

El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Domingo 10 de Febrero de 2.013.


 

El Diario de la Revolución XII
Por Rubén Vicente

El viernes diecisite de julio de 1789, su alteza, el duque de Mulon, como así también, alcalde de la capital (léase: La Comuna de París) y, a la vez, jefe del estado mayor general (JEMG) del cuerpo francés (l’ armée) del ejército sacro imperial (das reich wehrmatch), y flamante primer ministro legítimo del gobierno de su majestad, Mcl. RW ® Dr. Jean Silvain Bailly (a) El Astrónomo (a) Macri (54), emitió su primer decreto, en cuya virtud declaró la disolución del ejército revolucionario (léase: l´ armée revolucionnaire), la amnistía general de todo sus miembros, y su reincorporación a las fuerzas militares legales.

Asimismo, El Doctor Bailly declaró que la asamblea nacional (léase: el nuevo parlamento francés), se transformaría en el nuevo poder legislativo del gobierno de su majestad, nombrando como primer presidente del cuerpo a su alteza, el duque de Frejus y abad del monasterio parisino de Frejus, como así también, obispo de la diócesis de E Santo Suplicio (léase: Le Saint Sulpice) y arzobispo auxiliar (el coadjutor) de la arquidiócesis de París y, a la vez, diputado por el alto clero secular (la curia) a los disueltos estados generales, Agte. M C-3 Tte. Gral. RW ® Msr. Dr. Dn. Emmanuel Joseph Seiyes (a) Fray Emmanuel (ns) Nicolas Bruni (ng) Abderramán (ng) Salud y Salvación (léase: sig heil), de treinta y nueve años de edad (léase: El Abate Seiyes).

De la misma manera, El Doctor Bailly declaró su renuncia al cargo de alcalde municipal de la capital imperial (La Comuna de París), convocando elecciones municipales para dentro de sesenta días (60).

Asimismo, El Doctor Bailly nombró como nuevo ministro de finanzas, nada más ni nada menos, que a su alteza, el duque de Copet, como así también, principal accionista minoritario (33%) del Thoulsson, Vernet und Necher Bank AG de Ginebra y, a la vez, ex primer ministro del gobierno imperial francés (léase: el ex secretario de estado = el ex canciller imperial), Mcl. RW ® Dr. Matias Jacques Necker (a) El Suizo (a) Juan Manuel Abal Medina (h) (a) Tengo un Plan (64). ¿Pero qué mierda es todo esto? ¿Me podés explicar? ¿Otra vez este tipo?

En otras palabras, había triunfado la revolución francesa, pero lo cierto era que, evidentemente, ella estaba bajo el control, exclusivo y excluyente, de la francmasonería universal (léase: la venerable hermandad roja = la masonería colorada = la masonería escocesa = la masonería francesa = la masonería franca = la franca masonería = la francmasonería = la masonería católica = la masonería papista = la masonería divina = la masonería sagrada), que brega por el éxito del plan divino de salvación, y cuyo lema sempiterno es que todo tiene que cambiar, pero para que nada cambie en realidad. ¿Se entiende la idea?

Bajo esa comprensión, la gran derrotada había sido, sin duda alguna, la masonería mundial (léase: la venerable hermandad azul = la masonería inglesa = la masonería anti catolica = la masonería anti papista = la masonería diabólica = la masonería satánica), que brega por el fracaso del plan divino de salvación, y cuyo lema sempiterno es divide y reinarás (léase: divide et imperat).

Por eso, desde el punto de vista estrictamente esotérico, la revolución francesa sirvió para dejar a Francia en poder de los franceses, y no de Gran Bretaña y de sus aliados locales (léase: los molotinos = los jesuitas reciclados = los jacobitas = los jacobinos). Right?

Pero al día siguiente, luego de tres días de incertidumbre y de desesperación por el hambre (3), que estaba causando el fallecimiento de no pocas criaturas y de decenas miles de ancianos, mientras el parlamento francés revolucionario (léase: la asamblea nacional), sencillamente, no reaccionaba ante las exigencias de comida; el cuerpo francés (l ´ armée) del ejército sacro imperial (das reich wehrmatch), cumplimentando órdenes ilegítimas provenientes de su majestad (Luis XVI), se reorganizó en El Palacio de Versalles, para retomar el control territorial en la capital de la nación (París). ¿Qué?¿Pero no era que ya estaba todo bien? ¿Y ahora, qué carajo quiere el rey? ¿O está jodiendo la masonería azul, que no sabe perder en un proyecto que considera propio?

En semejante contexto, el consejo de los jefes de las bandas criminales de la ciudad (léase: los sin calzones = les sans culotes), en su bastión armado hasta los dientes de La Fortaleza de la Bastilla, sin tener un jefe máximo visible, sino tomando una decisión colegiada, envió un contingente de malechores a la sede del ayuntamiento para, lisa y llanamente, privar ilegítimamente de la libetad (léase: el plagio) a su alteza, el duque de Flessilles y, a la vez, vicealcalde de París, Tte. Gral. RW Dr. Jacques Pilau (73), sometiéndolo a tormentos psíquicos y a torturas físicas, para luego proceder a su eliminación (el homicidio calificado = el magnicidio), en la horca (léase: el ahorcado). ¡Ah bueno!

Acto seguido, el palacio de gobierno de La Comuna de París fue, sencillamente, entregado a las llamas del infierno, enviando un más que clarísimo segundo mensaje a la asamblea nacional y a su gobierno revolucionario, pero institucionalizado, en el sentido inequívoco de que exigían comida o, siemplemente, sería peor, porque estaban todos lanzados a su cruel destino de luchar por la supervivencia, propia y de los suyos, obvio (léase: que se vayan todos, vamos por todo y al que no le guste se jode se jode). Right?

En síntesis, horribles atrocidades de la guerra civil, si las hay. En efecto, esta gente, que era de la peor calaña, sencillamente, luchaba por su vida, movida por lo que jurídicamente se califica como el estado de necesidad, que no elimina los delitos cometidos, pero que les garantiza la no aplicación de sanciones retributivas de carácter represivo, es decir, la no apliación de las penas correspondientes, esto es, la impunidad. ¿Cómo?

Lo que correspondía, de acuerdo con la letra y con el espíritu de la propia declaración de derechos del hombre y del ciudadano, que aún no ha sido aprobada, pero lo estaría, de un momento a otro, era que a esa gente, directamente, se les diera comida (sic), para luego iniciar una negociación con sus cabecillas, tendiente a persuadirlos de abandonar la plaza fuerte parisina y dispersarse, restableciendo el orden y, con él, la tranquilidad pública, pero sin violencia física irresistible sobre ellos, es decir, sin emplear la fuerza pública, haciéndolos responsables de los daños y perjuicios sufridos, incluídas las indemnizaciones a los deudos del Dr. Pilau, con cargo al erario público, financiando un programa de asistencia alimentaria permanente (léase: el plan trabajar), hasta que cesaran las causas del hambre, que no era otra que la especulación de los comerciantes de grano y el deseo viceral e irracional (léase: ciego = fanático = maligno = satánico) de desarticular el nuevo orden establecido (léase: le nouvelle regime), es decir, de generar, justamente, el caos (léase: la anarquía = el infierno), que sólo podía beneficiar a los enemigos de Francia, es decir, a Gran Bretaña, y nada más, claro está.

Por eso, véase qué sutil e invisible puede llegar a ser la estrategia de desestabilización de una gran potencia (Gran Bretaña), cooptando actores internos de la nación agredida (Francia), haciéndolos maniobrar de un modo que genera violencia pública, a cargo de verdaderos actores inconscientes de lo que está sucediendo, es decir, de los auténticos idiotas útiles (sic).

Era una deleznable forma de guerra secreta que, lamentablemente, era total, porque en ella se involucraronn, lo quisieran o no, en mayor o menor medida, activa o pasiva, consciente o inconsciente, absolutamente todos los individuos con discernimiento, que formaban parte de los pueblos en pugna, especialmente, sus clases dirigentes (eclesiástica, militar y secular = civil = gubernamental = política) y, sobre todo (supra tutto), sus agencias de seguridad nacional (léase: los servicios de inteligencia), claro está.

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.


[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).

[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es un hecho teóricamente posible que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.

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