El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Domingo 28 de Octubre de 2.012.
Yo Creo
En Las Comparaciones
Por Rubén Vicente
Los piscianos son tipos
muy reservados. Lo sé porque mi viejo era pisciano, y en algunas cosas, era
directamente insondable. Si uno vive junto a un pisciano, tiene la sensación
permanente de que está ante una persona que guarda un gran secreto en su alma, que
podrá estar referido a algo bueno o malo, grande o pequeño, vanal o
transcendente, pero que jamás de los jamases estará dispuesto a revelarle, ni
siquiera a su almohada, así que de ahí en más, calculá vos, cuál será su
actitud frente al mundo.
Son ideales para formar
parte de hermandades esotéricas, de esas cuya ley es el silencio mortal (léase:
la omertá), o para ser comandantes de los servicios de inteligencia militares,
que saben el resultado de las guerras mundiales antes de que comiencen. Y ni
que hablar de cuando se dedican a la política en serio, y les es revelado el
futuro de su patria, que si es bueno, ellos lo potenciarán ad infinitum, y si
es malo, ellos descubrirán los secretos necesarios para sacarla del fondo del
mar, devolviéndole la dignidad a su nación y la esperanza a su pueblo.
Mi padre, pisciano y peronista,
fue subsecretario general re electo de la Federación Argentina del Personal de
Gas del Estado (FAPGE), durante los gobiernos de Frondizi, Guido e Ilia
(1960-1966), y yo trabajé para La Gran Familia durante más de quince
años (1976-1993). [3]
Por eso, tuve la
oportunidad de charlar y de conversar con sus antiguos aliados y adversarios, y
todos coinciden que era un lider sindical honesto en su conducta, leal con sus
colaboradores, inteligente para negociar con la administración de la empresa
estatal, en aquel entonces gestionda por un liberal de aquellos como fue
el Ing. Esteban Pérez, y jodido con los adversarios radicales, socialistas y
comunistas, que reconocieron que era jodido porque arrasaba en las elecciones
internas del gremio.
En la intimidad, los
piscianos son seres sencillos y afables pero taciturnos, que hacen un culto de
la amistad y de la lealtad, y que tienen un excelente humor ácido, y a veces
negro, pero que nunca es realmente ofensivo para nadie.
Eso si, les gusta el
juego verbal del verdugueo, pero no recíproco, porque cuando viene de ellos, es
como que te están demostrando que te quieren, pero cuando viene de vos, ellos
piensan que te has tomado una libertad que no es propia de un subordinado, no
se si…
La historia universal
demuestra que los piscianos son gobernantes lentos pero contundentes, sobre
todo a la hora del contrataque, y que no hablan, pero cuando lo hacen, dejan a
todos, alidados y adversarios, con la boca abierta, pues saben sorprender a
propios y extraños con sus acciones, pero también, con los argumentos que
subyacen en las mismas, que parecen extemporáneas y drásticas, pero que tienen
una lógica de hierro, aunque los contemporáneos no estén en capacidad de
comprenderlas o de justificarlas.
Y su gran punto débil
astrológico es que tienen destinos trágicos, y existencias filosóficamente
inconclusas, ideales para que sean continuadas en sus principios, fines,
medios e instrumentos por otras personas que los hayan amado en cuerpo y alma.
En la casi totalidad de
los casos, la historia recuerda a los piscianos con benignidad, minizando sus
defectos humanos y maximizando su obra pública.
El paradigma universal
del lider pisciano es Julio César; el latinoamericano es José Francisco de San
Martín y, para mi, el paradigna argentino es Néstor Carlos Kirchner Koening y
Ostoic Dragnic (a) Néstor Kirchner (a) Lupín (a) Lupo (a) El Pinguino (1950-2010).
Mi relación con mi
padre pisciano fue agradulce, pero transcurridos más de veinticinco años de su
temparana muerte (60), mi saldo es que él era un alma grande, un mahadma, cuyo
legado de sabiduría, trabajo y filelidad a su familia y a su patria,
trascendieron todos los defectos personales de su vida terrena, convirtiéndose
en un arquetipo de lo que quise, quiero y querré ser hasta que Dios quiera.
Y los mismos
sentimientos de incomprensión, pero de paradógico respeto y admiración, me genera
la figura política de Néstor Kirchner, a quien recién después de dos años de su
muerte, empiezo a entender y a valorar en su demensión histórica.
Sea este entonces mi
homenaje ciudadano a su personalidad y a su misión, continuada por su mujer,
que también es pisciana, con todo lo que ello implica, claro está.
Y si me dijeran que
estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.
[1]
La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en
el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración
Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional
de la República Argentina de 1995 (Art. 14),
la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts.
153 y 155).
[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de
Grecia (Solón) El Cisne Negro es la
alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es
prácticamente improbable, pues si ocurriera sería catastrófico.
[3]
Desde su creación en 1945, Gas del Estado se caracterizó por el hecho de que
sus trabajadores de ambos sexos hacían entrar a sus hijos a la empresa,
advirtiéndoles que su permanencia dependía no sólo de su conducta personal,
sino de no dar motivo para avergonzar en modo alguno a sus padres, ni siquiera,
en la esfera privada extra laboral. Era evidente que la empresa favorecía la
formación de parejas de compañeros de trabajo, que era usual que se casaran,
tuvieran hijos y los llevaran los fines de semana al club de la empresa (léase:
El Rincón de Milberg), donde se organizaban las fiestas infantiles de bautismo
y de cumpleaños. Los mieleros disfrutaban en El Hotel de Lago Mascardi, que
obviamente, era de la empresa. La obra social funcionaba en El Policlínico de
Gas del Estado, que era empresarial y no sindical. Los hijos de los agentes
iban a las colonias de vacaciones de la empresa, y así conocían todo el país. Por
eso, todo el mundo sabía que el personal de la empresa eran los padres, los
hijos y, hasta los nietos, motivo por el cual, todos decíamos que Gas del
Estado era La Gran Familia. Algunos años después de su privatización
(1993), vi un video de The History Channel, referido al Japón, titulado con el
nombre de La Tribu Tecnológica, donde se explicaba que uno de los secretos del
éxito del milagro japonés, fue que el personal de las grandes empresas privadas
era conformado por los padres, los hijos y los nietos, dándome cuenta de
que yo había trabajado en una empresa japonesa, o algo por el estilo.
Ahora, a eso le llamancon el nombre de la cultura corporativa, sin darse
cuenta de que lo que tienen ahora es la cultura plutocrática, que sólo
beneficia a los accionistas, a los directivos y a los síndicos, pero no al personal, no sé si…
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