domingo, 28 de octubre de 2012

415 Geopolítica (Argentina)


Año II – Primera Edición – Editorial: 00000415 [1]

 

El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Domingo 28 de Octubre de 2.012.





Yo Creo En Las Comparaciones
Por Rubén Vicente 

Los piscianos son tipos muy reservados. Lo sé porque mi viejo era pisciano, y en algunas cosas, era directamente insondable. Si uno vive junto a un pisciano, tiene la sensación permanente de que está ante una persona que guarda un gran secreto en su alma, que podrá estar referido a algo bueno o malo, grande o pequeño, vanal o transcendente, pero que jamás de los jamases estará dispuesto a revelarle, ni siquiera a su almohada, así que de ahí en más, calculá vos, cuál será su actitud frente al mundo.
Son ideales para formar parte de hermandades esotéricas, de esas cuya ley es el silencio mortal (léase: la omertá), o para ser comandantes de los servicios de inteligencia militares, que saben el resultado de las guerras mundiales antes de que comiencen. Y ni que hablar de cuando se dedican a la política en serio, y les es revelado el futuro de su patria, que si es bueno, ellos lo potenciarán ad infinitum, y si es malo, ellos descubrirán los secretos necesarios para sacarla del fondo del mar, devolviéndole la dignidad a su nación y la esperanza a su pueblo.
Mi padre, pisciano y peronista, fue subsecretario general re electo de la Federación Argentina del Personal de Gas del Estado (FAPGE), durante los gobiernos de Frondizi, Guido e Ilia (1960-1966), y yo trabajé para La Gran Familia durante más de quince años (1976-1993). [3]
Por eso, tuve la oportunidad de charlar y de conversar con sus antiguos aliados y adversarios, y todos coinciden que era un lider sindical honesto en su conducta, leal con sus colaboradores, inteligente para negociar con la administración de la empresa estatal, en aquel entonces gestionda por un liberal de aquellos como fue el Ing. Esteban Pérez, y jodido con los adversarios radicales, socialistas y comunistas, que reconocieron que era jodido porque arrasaba en las elecciones internas del gremio.
En la intimidad, los piscianos son seres sencillos y afables pero taciturnos, que hacen un culto de la amistad y de la lealtad, y que tienen un excelente humor ácido, y a veces negro, pero que nunca es realmente ofensivo para nadie.
Eso si, les gusta el juego verbal del verdugueo, pero no recíproco, porque cuando viene de ellos, es como que te están demostrando que te quieren, pero cuando viene de vos, ellos piensan que te has tomado una libertad que no es propia de un subordinado, no se si…
La historia universal demuestra que los piscianos son gobernantes lentos pero contundentes, sobre todo a la hora del contrataque, y que no hablan, pero cuando lo hacen, dejan a todos, alidados y adversarios, con la boca abierta, pues saben sorprender a propios y extraños con sus acciones, pero también, con los argumentos que subyacen en las mismas, que parecen extemporáneas y drásticas, pero que tienen una lógica de hierro, aunque los contemporáneos no estén en capacidad de comprenderlas o de justificarlas.
Y su gran punto débil astrológico es que tienen destinos trágicos, y existencias filosóficamente inconclusas, ideales para que sean continuadas en sus principios, fines, medios e instrumentos por otras personas que los hayan amado en cuerpo y alma.
En la casi totalidad de los casos, la historia recuerda a los piscianos con benignidad, minizando sus defectos humanos y maximizando su obra pública.
El paradigma universal del lider pisciano es Julio César; el latinoamericano es José Francisco de San Martín y, para mi, el paradigna argentino es Néstor Carlos Kirchner Koening y Ostoic Dragnic (a) Néstor Kirchner (a) Lupín (a) Lupo (a) El Pinguino (1950-2010).
Mi relación con mi padre pisciano fue agradulce, pero transcurridos más de veinticinco años de su temparana muerte (60), mi saldo es que él era un alma grande, un mahadma, cuyo legado de sabiduría, trabajo y filelidad a su familia y a su patria, trascendieron todos los defectos personales de su vida terrena, convirtiéndose en un arquetipo de lo que quise, quiero y querré ser hasta que Dios quiera.
Y los mismos sentimientos de incomprensión, pero de paradógico respeto y admiración, me genera la figura política de Néstor Kirchner, a quien recién después de dos años de su muerte, empiezo a entender y a valorar en su demensión histórica.
Sea este entonces mi homenaje ciudadano a su personalidad y a su misión, continuada por su mujer, que también es pisciana, con todo lo que ello implica, claro está.
Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.

[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).
 
[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería catastrófico.
 
[3] Desde su creación en 1945, Gas del Estado se caracterizó por el hecho de que sus trabajadores de ambos sexos hacían entrar a sus hijos a la empresa, advirtiéndoles que su permanencia dependía no sólo de su conducta personal, sino de no dar motivo para avergonzar en modo alguno a sus padres, ni siquiera, en la esfera privada extra laboral. Era evidente que la empresa favorecía la formación de parejas de compañeros de trabajo, que era usual que se casaran, tuvieran hijos y los llevaran los fines de semana al club de la empresa (léase: El Rincón de Milberg), donde se organizaban las fiestas infantiles de bautismo y de cumpleaños. Los mieleros disfrutaban en El Hotel de Lago Mascardi, que obviamente, era de la empresa. La obra social funcionaba en El Policlínico de Gas del Estado, que era empresarial y no sindical. Los hijos de los agentes iban a las colonias de vacaciones de la empresa, y así conocían todo el país. Por eso, todo el mundo sabía que el personal de la empresa eran los padres, los hijos y, hasta los nietos, motivo por el cual, todos decíamos que Gas del Estado era La Gran Familia. Algunos años después de su privatización (1993), vi un video de The History Channel, referido al Japón, titulado con el nombre de La Tribu Tecnológica, donde se explicaba que uno de los secretos del éxito del milagro japonés, fue que el personal de las grandes empresas privadas era conformado por los padres, los hijos y los nietos, dándome cuenta de que yo había trabajado en una empresa japonesa, o algo por el estilo. Ahora, a eso le llamancon el nombre de la cultura corporativa, sin darse cuenta de que lo que tienen ahora es la cultura plutocrática, que sólo beneficia a los accionistas, a los directivos y a los síndicos, pero no al personal, no sé si…

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