El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Martes 16 de Octubre de 2.012.
La Izquierda Nacional VII.a
Por Rubén Vicente
En
1878, la primera revolución industrial, cuyos materiales críticos eran el agua,
la piedra, la madera, el carbón y el hierro, ya estaba completamente
consolidada en Europa y en América del Norte, es decir, en El Occidente, y ya
se estaba empezando a expandir fuera del nucleo duro euronorteamericano,
básicamente al Japón y, en mucha menor medida, a lugares perisféricos tales
como, por ejemplo, Sudáfrica, México y la Argentina; pero sólo en Rusia, en
Gran Bretaña, en Alemania y en los EEUU, ya se estaba desarrollando la
segunda revolución industrial, basada en el petróleo, en la electricidad y
en los motores.
En
ese contexto, la Argentina vivía en la etapa de la organización nacional,
caracterizada por la democracia constitucional no participativa, y por
los fenómenos económicos y sociales de la inmigración, de la urbanización, de
la industrialización liviana británico dependiente y de la formación de las dos
nuevas clases sociales vernáculas, como eran el pequeño y mediano empresariado
nacional, inspirado en la ideología del liberalismo, y en su doctrina derivada
de mínima, es decir, en el minarquismo, y por la otras, el movimiento
obrero semi organizado, casi completamente paridario de el anarquismo. [3]
Esas
eran las circunstancias de modo, tiempo y lugar en las que, exactamente el sábado
diez de agosto de ese año (1878), con el sol en la constelación del león (leo)
y con la luna en la casa del tigre (léase: géminis), mientras la cristiandad conmomoraba
el maritiro de San Lorenzo (258 d.C.), en el relativamente nuevo barrio porteño
de La Boca, perteneciente a la ciudad de Buenos Aires, capital de La Argentina,
gobernada por su presidente masón-liberal, Dr. Nicolás Avellaneda (a) El
Indomable (41), sobrevino el nacimiento de un niño católico apostólico romano
(el primogénito) que fue bautizado bajo el nombre de Alfredo Palacios (1878-1965). [4]
Era
hijo de un abogado uruguayo (Lorenzo Palacios), que quiso que su
primogénito hiciera la escuela primaria y el colegio secundario en un
establecimiento confesional de su barrio natal, administrado por los frailes de
la orden de los jesuitas, graduándose posterioremente como licenciado en
derecho, con diploma expedido por la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Mientras
hacía la facultad, el Bach. Palacios, leía mucha historia universal,
latinoamericana y argentina, pero también, las obras literarias de Pierre
Prohudom, de Karl Grün, de Karl Marx y de Fridrich Engels, haciéndose
partidario de la ideología del socialismo y de la revolución social pacífica
(la revolución impura = la revolución democrática = el engelismo = la
social democracia).
Cuando se graduó (1900), el Lic. Palacios comenzó
a trabajar como procurador, en el estudio jurídico de su padre, mientras empezaba
a estudiar historia del derecho en la UBA, doctorándose en 1904, luego de que
el consejo académico aprobara sus tesis, titulada con el nombre de La Quiebra
de las Empresas y la Miseria de los Obreros Despedidos.
Y
para ese entonces se autodefinía como un engelista (léase: la social
democracia = el laborismo), decidiendo firmar un contrato de empleo público (la
función) en cuya virtud comenzó a desempeñarse como letrado patrocinante de
pobres y ausentes, en el servicio gratuito de los tribunales, del fuero
especial en lo civil y comercial, del departamento judicial bonaerense de La
Plata. [5]
Pero
pocas semanas más tarde, se afilió a la seccional platense de El Partido
Socialista (PS), liderado por su primer secretario general, Dr. Juan Bautista
Justo (a) Juan B (39), mientras que, en absoluto secreto mortal (léase: la
omertá = el que habla se muere), fue iniciado en un taller especulativo (léase:
filosófico) de la masonería mundial (léase: la venerable hermandad azul = la masonería inglesa = la masonería
anticatólica = la masonería antipapista = la masonería atea = la masonería
diabólica = la masonería satánica), que brega por el fracaso de El Plan
Divino de Salvación, tomando el nombre esotérico de El Payaso (léase:
the clawn).
Semanas
más tarde, cumpliendo directivas esotéricas y políticas superiores, planteó su
candidatura a diputado nacional, por el pueblo de la provincia de Buenos Aires,
resultando electo y convirtiéndose de esa forma en el primer legislador
socialista de la historia de toda América (léase: el hemisferio
occidental).
Dos
años más tarde (1906), el Dr. Palacios (28), publicó su primera obra literaria
(de opera prima), titulada con el nombre de El Nuevo Derecho, en la que propuso
la organización de cátedras universitarias, de grado y de post grado, en la
nueva rama jurídica de el derecho del trabajo y de la seguridad social,
como así también, en los juicios entre los patrones y los obreros, que
tramitaban en el fuero judicial civil ordinario, la adopción del nuevo
principio jurídico de en la duda a favor del trabajador (in dubio pro
operarius).
Al
concluir su mandato como legislador nacional bonarense, el Dr. Palacios empezó
a atender el estudio jurídico de su padre, en su barrio porteño natal de La
Boca, tomando a su cargo la defensa de los intereses profesionales de los
obreros, pero también, las causas penales que afectaban a sus líderes de las
sociedades de resistencia obrera anarquistas.
Paralelamente,
firmó un contrato de empleo público (la función) en cuya virtud comenzó a
desempeñarse como profesor adjunto, de la segunda cátedra de grado, del
departamento de historia del derecho, de la facultad de ciencias morales, de la
Universidad de Buenos Aires (UBA); comenzando a militar en el socialismo
porteño.
Cabe
aclarar que, en ese entonces (1906), absolutamente toda la izquierda (radical,
anarquista, socialista y comunista) se nucleaba formalmente en el PSA de Juan
B. Justo, motivo por el cual, El Partido de Palacios, visto desde el punto de
vista ideológico; no era más que una gran bolsa de gatos zurdos. Right!
En
1912, el Dr. Alfredo Palacios (34) firmó un contrato de empleo privado (el
trabajo) en cuya virtud comenzó a desempeñarse como asesor letrado de la Unión
General de los Trabajadores (UGT), planteando paralelamente su candidatura a diputado
nacional por el pueblo de la Capital Federal, con el apoyo del Partido
Socialista (PS), resultando electo para el período 1912-1916.
Durante
su gestión parlamentaria, sometió a consideración de la cámara baja del
congreso nacional diversos proyectos de ley, vinculados con el descanzo
dominical, el sábado inglés, el pago de los sueldos en moneda y no en vales, el
salario mínimo, vital y móvil, los accidentes laborales, el trabajo femenino y
el estatuto docente, pero sólo logró la aprobación de La Ley de
Accidentes de Trabajo.
Y
en el tercer año de su mandato (1915), el Dr. Palacios (39), se batió a duelo
por el amor de una mujer y, como los estatutos del socialismo prohibían
expresamente esas conductas sentimentaloidemente burguesas, fue expulsado
de las filas políticas lideradas por el Dr. Juan Bautista Justo (a) Juan B (60),
optando por renunciar a su banca parlamentaria, alegando razones morales
que, en realidad, parece que eran personales (sic). [6]
Y
si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo
sabremos.
[1]
La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en
el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración
Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional
de la República Argentina de 1995 (Art. 14),
la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts.
153 y 155).
[2] Para uno de
Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El
Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero
que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería
catastrófico.
[3] Históricamente, la ideología del liberalismo, ha tenido tres
vertientes (3). El liberalismo
ortodoxo del estado mínimo (el minarquismo). El liberalismo héterodoxo extremo
(el radicalismo). Y el radicalismo ultra héterodoxo extremo (el anarquismo). El
anarquismo, también es llamado con el nombre de el libertarismo. Como todo liberalismo, tanto el
minarquismo como el radicalismo y el anarquismo, son individualistas e internacionalistas.
La ideología opuesta al liberalismo es el asociacionismo, con sus
corrientes ortodoxa del colectivismo, su corriente héterodoxa del socialismo y
su corriente ultra héterodoxa del comunismo. El asociacionismo esa un ideología
que, igual que el liberalismo, es internacionalista pero que, a diferencia de él,
no es individualista, sino gregarista, pues no concibe al
individuo fuera de una estructura gregaria (la familia, el estado, la
comunidad internacional, la clase social, etc.). Por eso, en 1878, el pueblo
argentino en su conjunto, estaba imbuído de una mentalidad genéricamente liberal, donde el socialismo
existía sólo en la mente de unos pocos avanzados, como Esteban Echeverría o
German Lallemant. Véase El Cisne Negro (Editoriales 392 a 394).
[4] Para la presidencia de Nicolás Avellaneda, vésase El Cisne Negro
(Editoriales 361 a 365). En ese
entonces, La Boca era un barrio de Buenos Aires casi totalmente habitado por
inmigrantes genoveses, que hablaban el dialecto xeneize y que construían sus
casas en chapas de cinc importadas de Gran Bretaña, que pintaban con colores
vivos, predominando el azul marino y el amarillo oro. Sin embargo, no todas
eran viviendas unifamiliares, pues ya empezaban a surgir las casas colectivas,
también conocidas como los pequeños conventos (léase: los conventillos) y,
también, unas poquísimas casas grandes construídas en piedra (léase: los
caserones), habitados por familias que vivían en una posición económicamente
desahogada (léase: la pequeña burguesía). Por otra parte, astrológicamente
hablando, Alfredo Palacios fue un individuo cuyo destino estaba signado por la
ambigüedad y el poder, o si se prefiere, por el poder dual. Y San
Lorenzo Martir fue el santo de los
pobres, que subió a los altares portando en su cabeza una corona de
laurel romana. Conste.
[5] Véase El Cisne Negro (Editorial 346).
[6] No faltan quienes
sostienen que la dama en cuestión era la Dra. Alicia Moreau de Justo (a) La
Loca (30), tomando la representación de su marido ofendido, un oficial
subalterno de la armada, que era instructor de gimnasia, esgrima y tiro, cuyo
nombre permanece en el anonimato hasta el día de la fecha, pero que parece que
también, le colaba el agua de los fideos a la pendeja, que parece que
era un tanto ligerilla de cascos, como buena mujer joven, hermosa, atea,
socialista y feminista, obvio. ¡Gordo, sos un facho!
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