viernes, 12 de octubre de 2012

400 Historia (Argentina)


Año II – Primera Edición – Editorial: 00000400 [1]

 

El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Viernes 12 de Octubre de 2.012.




La Izquierda Nacional IV.c
Por Rubén Vicente 

Antes de que terminara el 1950, con el apoyo subrepticio del gobierno peronista, se arreglaron las elecciones internas de la UCR, y Moisés Lebensohn (43) fue nombrado presidente del comité central del partido de Leandro Alem en la provincia de Buenos Aires, gobernada por el Cnel. EA ® Dn. Domingo Mercante (52). 

Pero ya sabemos cómo son los hombres, y cómo es de sucia la política, y más cuando están forjándose grandes acuerdos nacionales. Balbín y Mercante querían destrozar El Pacto Perón-Lebensohn, porque los militares de El GOU le metieron en la cabeza a Mercante, que él debía primero acompañar a Perón en 1952, y luego suceder a Perón, en 1958. 

Y la rama naval del GOU (léase: Alberto Tessaire), que no quería saber absolutamente nada con Mercante, le insinuó a Balbín que ya era hora de contribuir con la causa de el tercer golpe de estado de la historia moderna de la Argentina (¿?). 

El Chino entendió perfecto el mensaje naval, y como era habilísimo, se empezó a mover en las sombras, al mejor estilo Yrigoyen de los primeros tiempos. Por eso llamó a su amigo, Raúl Damonte Taborda a Montevideo, para que le contara a La Comisión Visca que Lebensohn andaba metido en una conspiración cívico-militar destituyente (¿¿??). [3] 

Visca y Apol lo convencieron a Perón de que Lebensohn sería el presidente de la nación de los militares antiperonistas, y El Pocho se calentó mal, y mandó clausurar el diario Democracia de Junín, rompiendo las tratativas de Evita para forjar El Pacto Perón-Lebensohn (1951). 

Fue un desastre en toda la línea para Lebensohn, que con Evita ya muy enferma, empezó a pensar en su retiro de la vida política activa. Pero no había nadie en la UCR que fuera capaz de conducir el partido, ni de restañar los más que necesarios puentes del entendimiento con Perón. 

Por eso, a los pocos meses, con la ayuda subrepticia de La Oficina de Control de Estado (léase: La Side), liderada por el Myr. SS Dr. Rudoph Freude (a) Rodolfo (a) Rudi (a) El Amor Imposible de Evita (30), que puso la guita, el Dr. Moisés Lebensohn fue nombrado presidente del comité nacional (1952), y tras cartón, Perón ordenó el levantamiento de la clausura del diario Democracia de Junín, porque se dio cuenta de que Lebensohn no anduvo metido en ninguna conspiración cívico-militar, ni nada por el estilo, sino más bien, todo lo contrario. 

Y vino el acuerdo intra GOU, entre el ejército y la marina, y la fórmula presidencial fue Juan Perón-Alberto Teissaire (léase: un general y un almirante elegidos por el pueblo). Conste. 

Bajo esa comprensión, el peronismo le reservó a Lebensohn el rol de presidente del principal partido de oposición, y a Balbín, el de lider de la bancada radical en la cámara de diputados de la nación, y paz, por lo menos, con el radicalismo, que ya estaba lo suficientemente herido como para perdonarle al peronismo las afrentas inflingidas y, a la primera de cambio, se subiría a cualquier trole bus que lo condujera a nuevo intento destituyente, de un segundo gobierno justicialista, que ya pintaba tan transformadador, pero también, tan desdeñoso de los formalismos institucionales como el primero, o más, comenzando a parecerse a una dictadura. 

Moisés Lebensohn (55) recuperó la fe, y se planteó el doble objetivo de dejar que el peronismo hiciera lo que quisiera, pero a la vez, de esperar paciéntemente las elecciones parlamentarias de 1954, para tratar de formar un frente liderado por el radicalismo, en el que estuvieran todas las fuerzas antiperonistas, posicionándose como alternativa de poder válida desde 1956, conquistando a la mayoría del electorado peronista en 1958, en que se haría cargo de la presidencia de la nación, con la fórmula Moisés Lebensohn-Arturo Frondizi o bien, Moisés Lebensohn-Alejandro Gomez. 

Pero se ve que La Argentina estaba meada por los perros, porque fallaron cuatro cosechas (dos gruesas y dos finas), y el banco central se quedó sin oro y sin dólares para financiar el segundo plan quinquenal, y hubo devaluar el peso y racionalizar el consumo popular, y si ya tenía en contra a las fuerzas armadas, ahora Perón ya no contaba con el apoyo del empresariado nacional (léase: sin plata, se me acabó el amor). [4] 

Y en ese contexto ciertamente álgido, la UCR de Lebensohn ya empezaba a ser visualizada por el pueblo argentino en su conjunto como la alternativa futura de recambio institucional, en un país que era mayoritariamente nazi democrático (léase: laborista), fuera que anduviera con la camperera peronista de la centro izquierda o con el saco y la corbata radical de la centro derecha, porque en el fondo, ambos partidos laboristas eran las dos únicas representaciones de el campo nacional y popular, porque el resto, era una bolsa de gatos, transformados en sellos de goma que, electoralmente hablando, no existían, obvio. 

Pero si, a veces pasa, porque siempre hay imponderables, y cuando nadie lo hubiera esperado, un ataque cardíaco terminó con la gran esperanza nacional de aquel entonces, cuando el sábado trece de junio de 1953 murió Moisés Lebensohn. 

Ya sé que si mi abuela no se hubiera muerto…, pero la verdad, es que con la muerte de Moisés Lebensohn, nuestra nación, transformada en una gran potencial mundial gracias a Perón, se perdió la gran oportunidad de alcanzar una calidad institucional tan refinada como la británica o la estadounidense con Lebensohn, y sobre todo, se hubiera evitado la tercera guerra civil argentina (1955-1983), y nada más, claro está. 

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.

[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).
 
[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería catastrófico.
 
[3] En 1941, el presidente radical antipersonalista de la Argentina (Roberto Marcelo Ortiz) envió al parlamento un proyecto de ley en cuya virtud quedó conformada la Comisión de Actividades Anti Argentinas (CAA), para investigar las presuntas acciones encubiertas en nuestro país de gobiernos totalitarios extranjeros (léase: Rusia y Alemania), que fue presidida por el propietario de El Diario Crítica y diputado radical antipersonalista, Dr. Raúl Damonte Taborda. En la segunda mitad del año 1943, Damonte Taborda se hizo muy amigo del Cnel. Perón, pero al año siguiente (1944), el gobierno del Gral. Farrel ordenó la clausura de El Diario Crítica, y Damonte Taborda mudó su publicación a Montevideo. Desde 1946, El Diario Crítica de Montevideo (Damonte Taborda) lanzó una furibunda campaña de prensa antiperonista. En 1949, Perón envió al congreso un proyecto de ley de reinstauración de la CAA, cuyo primer presidente fue un periodista y político conservador de Zárate, que se hizo peronista (José Emilio Visca); motivo por el cual, comenzó a ser conocida como La Comisión Visca, que operaba en línea con el secretario de prensa y difusión de la presidencia de la nación, Drl Raúl Apol (1898-1980).
 
[4] Durante el primer gobierno de Perón, estuvo vigente la paridad inconvertible entre el peso moneda nacional y el dólar estadounidense (1:1). La política económica del ministro Miranda, era financiar el desarrollo tecnológico, industrial y social, con reservas del banco central, cuyas arcas, literalmente, se vaciaban y se volvían a llenaban cada año, configurándose las mismas como una suete de ruleta rusa, hasta que la sequía hizo lo suyo, dejando al segundo gobierno peronista sin fondos públicos que financiaran el segundo plan quinquenal. El nuevo ministro de hacienda, Dr. Alfredo Gomez Morales, hizo lo único que podía hacerse, que fue reconocer la realidad insoslayable, y dispuso una mega devaluación del peso frente a dólar del ciento por ciento (100%). Desde entonces, el dólar comenzó a cotizar a dos pesos moneda nacional (2:1). De esa forma, el circulante volvió a quedar completamente respaldado en oro y en dólares, manteniéndose el régimen de inconvertibilidad. Pero esa inflación del 100%, comenzó a traducirse en el inicio de un aumento constante y permanentemente ascendente de los precios, los salarios, las tarifas, los cánones, las multas y los tributos (léase: la carestía), que no fue contrarrestada mediante el aumento de las tasas de interés  y/o la proporcional reducción del gasto público municipal, provincial o federal y/o el proporcional aumento de la presión tributaria. Fue entonces, como nunca antes en la historia de nuestra nación, el sector público del estado comenzó a padecer el problema de el doble deficit (fiscal y comercial). Conste.

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