lunes, 30 de julio de 2012

326 Historia (Mundial)


Año I – Primera Edición – Editorial: 00000326 [1]



El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Lunes 30 de Julio de 2.012.





El Anarquismo I
Por Rubén Vicente 

En su estado natural, la humanidad ha avanzado de acuerdo con fases evolutivas estudiadas por la antropología que, en orden suscesivo, han sido las de la atrocidad, la ferocidad, el salvajismo, la barbarie y la civilización. 

En esa última fase, que es la actual, los individuos de nuestra especie (los varones, las mujeres, los niños y los ancianos) se consideran a si mismos y son considerados por los demás como sujetos y no como objetos, es decir, son tenidos como personas, regidas por el principio de la autonomía de la voluntad. 

Del mismo derivan dos libertades fundamentales (2). La primera es la libertad de contratar y la segunda es la libertad contractual. La libertad de contratar implica que yo contrato con quién yo quiera, y la libertad contractual supone que yo contrate lo que yo quiera. Contratar con quién yo quiera, lo que yo quiera, sin que nadie tenga por qué meterse en mi vida, ni en la de la persona que contrata conmigo, ni en lo que ella y yo contratemos. Eso es la autonomía de la voluntad. 

Bajo esa comprensión, si A decide contratar con B, y B decide contratar con A, en teoría, está todo bien. Y si A y B deciden contratar lo que sea, por ejemplo, la compraventa de un celular, también en teoría, está todo bien. Pero esa es la teoría, porque la práctica es que si esa contratación causara daños, perjuicios o agravios a una de las partes de ese contrato que, en general, reciben el nombre de las lesiones, sufridas por uno de los contratantes o por terceros ajenos al contrato, la cosa ya no estaría tan bien. ¿Verdad? 

Por eso, desde la consolidación de la primera civilización de la historia universal, que fue la de los sumerios, concluyó la prehistoria y comenzó la historia antigua (la antigüedad), que trajo consigo, justamente, lo que define a toda civilización como tal, que es la institución de el estado,  sea antiguo, medieval, moderno, contemporáneo o postcontemporáneo, lo mismo da. 

Y el estado puede ser entendido como un ente, compuesto por tres elementos (3), que son el territorio, la población y el gobierno. El territorio es el espacio geográfico del estado. La población es el conjunto de las personas que habitan el territorio del estado. Y el gobierno es la autoridad, investida de poder, para ejercer el dominio eminente sobre el territorio y el señorío soberano sobre la población. Right? 

Bajo esa comprensión, se destaca el hecho de que, desde el principio de la edad moderna (1453-1789), fueron quedando delineados los distintos conjuntos de ideas, es decir, las ideologías, referidas al estado (léase: las ideología políticas). 

Y a finales del siglo diecinueve, en el ámbito del derecho constitucional británico, el genio de un político y constitucionalista de la talla de Gladstone, enlazó en su teoría jurídica con las distintas ideologías políticas. 

Para él, la primera ideología era el conservadorismo, que quiere que nada cambie, y la segunda era el liberalismo, que quire que todo cambie, pero sólo si hace falta, y del modo en que la gente lo quiera, bajo el axioma de dejar hacer y dejar pasar (laissez faire, laissez passer). [3] 

Pero mientras para Gladstone habían pocas posibilidades de distinguir, dentro de la ideología conservadora, corrientes específicas bien diferenciadas y diferenciables, es decir, las doctrinas conservadoras, no sucedía lo mismo con la ideología liberal.  

En ese sentido, él entendía que existía la posibilidad de diferenciar varias doctrinas liberales, una ortodoxa y las demás cada vez más heterodoxas, es decir, cada vez más liberales. 

Al liberalismo ortodoxo, Gladstone lo llamó con el nombre de el minarquismo, con i latina, al cual hoy se hace referencia llamándolo, indistintamente, bajo las denominaciones alternativas de el ultra liberalismo o bien, de la doctrina del estado mínimo (léase: el estado minarquista). 

Bajo la concepción de la doctrina minarquista, el gobierno del estado debe limitarse a ser el guardián de las fronteras que separan las libertades de los individuos (léase: el gobierno gendarme). Entonces, el gobierno gendarme sólo intervendrá cuando el efectivo ejercicio de la autonomía de la voluntad implique lesiones a los individuos contratantes o a terceros ajenos a la contratación. Y si no hay lesiones no sólo no interviene sino que, además, no debe intervenir. Right? 

A esa doctrina liberal ortodoxa del minarquismo, Gladstone la ubica a la derecha del espectro ideológico del liberalismo, de modo tal que las doctrinas liberales heterodoxas vayan siendo ubicadas cada vez más a la izquierda, definiendo a cada una de ellas como el extremismo de la anterior. 

De esa manera, Gladstone dijo que, el minarquismo extremo, recibe el nombre de el radicalismo, como así también, que el radicalismo extremo, recibe el nombre de el anarquismo y, a la vez, que el anarquismo extremo, recibe el nombre de el nihilismo. 

Entonces, dentro de la idología del liberalismo enrolamos, de derecha a izquierda, las doctrinas del minarquismo, del radicalismo, del anarquismo y del nihilismo. Right? 

Desde desde el punto de vista de Gladstone, el radicalismo implica que, para que el gobierno gendarme intervenga, no sólo será necesario que exista una lesión concractual, es decir, un daño, un perjuicio o un agravio sino que, además, será necesario que el que se sienta lesionado acuda a un tribunal judicial demandando activamente la reparación del daño, el resarcimiento del perjuicio o la compensación por el agravio sufrido. 

El caso de la doctrina del radicalismo extremo, es decir, de el anarquismo, lo veremos en los siguientes artículos de esta serie, en la que será incluída la doctrina del anaquismo extremo (el nihilismo), porque considero que las expresiones nihilistas son más instrumentales del anarquismo que propiamente doctrinarias del anarquismo. 

Sin embargo, desde ya quisiera dejar aclaradas dos cosas (2). La primera es que la teoría de Gladstone puede ser aplicada para examinar la tercera ideología, que es el asociacionismo 

Y la segunda es que Glastone pensaba que dicha tercera ideología del asociacionismo es contraria al sistema político británico, que sólo concibe como ideologías sistémicas al conservadorismo y al liberalismo, mientras que el asociacionismo es para él una ideología antisistémica, es decir, subversiva. Conste. 

Entonces, dentro de la ideología subversiva del asociacionismo, Gladstone distinguía la doctrina ortodoxa de el colectivismo, como así también, las sucesivas doctrinas cada vez más heterodoxas, extremas e izquierdistas, del colectivismo extremo (léase: el socialismo) y del socialismo extremo (léase: el comunismo). Right? 

Por lo expuesto, la conclusión es que el anarquismo es, en principio, la doctrina política más extrema de la ideología del liberalismo, que sólo eventualmente opera a través del instrumento del nihilismo, y que nada tiene que ver con la ideología del asociacionismo, ni con sus tres doctrinas (el colectivismo, el socialismo y el comunismo). Conste. 

Y una cosa más y termino. Voy a desarrollar el tema del anarquismo contextualizándolo en el marco histórico que lo vio nacer, organizando la información contenida en los siguientes cinco artículos de la serie (5), tomada casi directamente de mi archivo personal (léase: copia y pega) y presentándosela a ustedes del mismo modo en que yo la registré, pidiéndoles de antemano que no se disgusten conmigo por mi estilo de contar cómo fueron las cosas, que es un estilo riguroso, pero que no está exento de un humor que debe divertir, antes que nada, al propio autor, porque sino de los demás ni hablamos, claro está. 

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.


[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).

[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería catastrófico.

[3] Una manera más clara de expresar ese axioma liberal sería decir: dejad que los cambios se hagan solos y dejad que los cambios sucedan sólos.

[4] Actualmente, los politólogos y los constitucionalistas británicos distinguen, dentro de la ideología convervadora, tres doctrinas (3), que son el reaccionarismo, el progresismo y el populismo. El reaccionarismo, no sólo no quiere que nada cambie, sino que si algo cambia, reacciona con la violencia para evitarlo. El progresismo no quiere que nada cambie, pero si algo cambia, sin llegar a aceptarlo, lo tolera y maniobra de modo tal de neutralizar el cambio, a través de cambios coyunturales que, al final del día, vuelven las cosas a a su estado anterior, preservando así los intereses vitales de la clase gobernante. Y el populismo tampoco quiere que nada cambie, pero si algo cambia, sin llegar a aceptar el cambio, lo tolera y maniobra de un modo aparentemente progresista, pero en beneficio la elite gobernante, sino de la masa gobernada, pensando que así el cambio aperado será neutralizado, preservando los intereses vitales de la clase gobernante, pero pareciendo, y sólo pareciendo, que la beneficiada es la clase gobernada. Históricamente, el color herárdico de la ideología del convervadorismo y de las doctrinas conservadoras del reaccionarismo, del progresismo y del populismo es el blanco. Conste.

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