miércoles, 4 de julio de 2012

300 Historia (Israel)


Año I – Primera Edición – Editorial: 00000300 [1]



El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Miércoles 4 de Julio de 2.012.





El Pueblo Elegido IX
Por Rubén Vicente 

Teodoro Herlz era un miembro de La Hermandad Teutónica, que era la rama austro-hungara de la francmasonería universal (la venerable hermandad roja = la masonería colorada = la masonería escocesa = la masonería francesa = la masonería vaticana = la masonería católica = la masonería papista = la masonería sagrada = la masonería divina), que brega por el éxito de El Plan Divino de Salvación. 

Por eso, yo digo que, tanto el movimiento sionista mundial y El Partido de los Obreros Sionistas Unidos (POSU), es decir, el Mapam, estaban controlados, en forma exclusiva y excluyente, por dirigentes de filiación esotérica francmasónica, y no masónica, claro esta. 

En realidad, desde el principio del siglo veinte (el siglo de la alta tecnología), La Hermandad de los Sabios de Sión (léase: los javadistas); el congreso judío mundial de Londres y la agencia judía mundial de Nueva York, quedaron posicionados en la interna judía como las organizaciones no gubernamentales (léase: las ong´s) que representaban los intereses de la burguesía ashkenazí en los cinco continentes (Oceanía, Asia, Africa, Europa y América).

En cambio, el movimiento sionista mundial y el Mapam quedaron posicionados como la representación económica, diplomática y política de los intereses de las clases proletarias de todo el viejo continenente (Europa = La Gran Leitania), excepto en Rusia, donde los trabajadores, rurales y urbanos, políticamente representados por el Partido Social Demócrata de Rusia (PSDR) del Cda. Pleganov, estaba bajo el control esotérico, exclusivo y excluyente, de los javadistas. Conste. 

Esa brecha esotérica ya existente entre el judaísmo y el sionismo se ahondó, cuando la policía nacional francesa detectó la presencia en los anqueles de la biblioteca de El Museo del Louvre, nada más ni nada menos, que de una copia de Los Protocolos de los Sabios de Sión, que era el manual de los  havadistas del mundo entero (orbis), destinado a forjar el supraestado judío planetario (1905). 

La reacción sionista no se hizo esperar porque, inmediatamente después, el Mapam dejó de llamar a La Tierra Prometida con el nombre de Eretz, y empezó a llamarla con el nuevo nombre de Eretz Israel o bien, de Israel, a secas, para dejar claro que los sionistas eran israelistas fracmasónicos, y ya no más partidarios de el judaísmo masónico mundialista. 

El siguiente hito en la evolución histórica de el pueblo elegido fue el estallido de La Gran Guerra Mundial (1914-1918), en la que se enfrentaron las grandes potencias nucleadas en la entente cordiale (Gran Bretaña, Francia, Italia, Rusia, Japón y los EEUU) contra los imperios centrales (Alemania, Austria Hungría, Turquía y China).  

En semejante contexto, en 1916, las fuerzas armadas británicas, que pretendían conquistar el sultanato turco de Siria, estructuraron La Brigada Judía, que tomó parte en las escaramuzas y en los combates de La Batalla de Siria que, desde el mismísimo momento de su conclusión, quedó ocupada por el ejército británico (the royal british army) y por la marina de guerra británica (the british royal navy), quedando conformada en el sur sirio, desde entonces, La Palestina Británica, donde las funciones de inteligencia criminal y de seguridad criminal (léase: la policía criminal), quedaron a cargo, en los hechos (in fact), de La Brigada Judía, y no de la policía imperial británica (léase: Scotland Yard). [3] 

Y al año siguiente (1917), el ministerio de asuntos exteriores de Gran Bretaña, dejó que se filtrara a la prensa mundial, nada más ni nada menos, que La Declaración Balfour, en cuya virtud, La Rubia Albión decía que apoyaba explícitamente la conformación de El Hogar Nacional Judío en La Palestina Británica. 

En la práctica, estos dos hechos (léase: la brigada judía y el hogar nacional judío), tuvieron una doble implicancia pues, por una parte, causaría el divorcio definitivo entre el judaísmo masón pro británico y el sionismo francmasón pro alemán y, por la otra, generaría el odio nacional de los alemanes hacia sus, hasta entonces, protegidos sionistas quienes, como ya se explicara en los artículos de esta serie, dedicada a la historia de el pueblo elegido, a partir de ese momento, directamente, se quedaron sólos contra el mundo. 

En esa situación, políticamente desesperante, los sionistas del Mapam tomaron la drástica e irreversible decisión de buscar apoyo mundial a su causa, nada más ni nada menos, que en el ministerio de asuntos exteriores del gobierno de la república federal socialista soviética de Rusia, liderado por el Cda. Dr. León Trotsky, de obvia filiación esotérica francmasónica colorada; motivo por el cual, desde entonces, ideológicamente hablando, el Mapman comenzó a evidenciar un inequívoco giro hacia la visión ideológica de el trotskismo, empezando a lucir como un movimiento ideológica y estratégicamente nazi judío (léase: sionista) que, sin embargo, pasaba a estar táctica y operativamente aliado con los bolcheviques. Conste. 

Bajo esa comprensión, la dirigencia del Mapam tomó también la decisión de conformar una asociación civil sin fines de lucro, que comenzó a girar bajo la razón social de La Defensa, que en hebreo traduce como Haganáh, con domicilio legal en la ciudad suiza de Zurich; cuyo objetivo explícito era fomentar la emigración de todos los sionistas del mundo entero (orbis) hacia Eretz Israel (léase: La Palestina Británica), pero cuyo objetivo inconfesable era servirse de esa nueva organización no gubernamental helvética (léase: la ong), para organizar, obviamente en forma clandestina, nada más ni nada menos, que un servicio de inteligencia, seguridad y operaciones paramilitares (léase: la milicia sionista), destinada a equilibrar la fuerza, justamente, de la brigada judía, claro está. 

En ese contexto esotérico-político-paramilitar, comenzó la segunda oleada migratoria de los judíos hacia La Palestina Británica, es decir, hacia Eretz Israel, históricamente conocida con el nombre hebreo de La Segunda Aliyáh (1920). Para entender a fondo lo que estaba ocurriendo en El Medio Oriente inmediatamente después del final de la gran guerra mundial, tenemos que ver cómo evolucionó el sultanato turco de Siria antes de que Gran Bretaña se apoderara de él.  

En efecto, históricamente, Siria era una tierra habitada por los sarracenos (léase: los árabes) que son semitas quienes, luego de la invasión tártara del siglo trece, quedó gobernada por los arios del Asia, cuyos herederos históricos son los turcos, motivo por el cual, desde entonces, Siria quedaría siendo una tierra habitada por una población semita (léase: los sarracenos = los árabes), pero gobernada por una dirigencia aria (léase: los tártaros occidentales = los turcos).  

Con el transcurso del tiempo, esa diregencia turca se fue arabizándo en el idioma y en la cultura, forjando una dirigencia turca ma no tropo, que recibiría el nombre colectivo de los payá, de donde le vino el nombre al cargo político de los payá, obvio.  

Dos años después de la conclusión de la gran guerra mundial (1920), La Sociedad de las Naciones (SN´s), liderada por Gran Bretaña, emitió una resolución en cuya virtud todo el ex sultanato turco de Siria (léase: La Palestina Británica) fue dividido en un sector norte, que abarcaba los antiguos emiratos de Damasco y de Beirut, con los que se conformaron las nuevas repúblicas árabes (léase: payá) de Siria y de El Líbano, ambas bajo protectorado francés; mientras en el sector sur se confirmó el mandato de Gran Bretaña, justamente, sobre La Palestina Británica, con capital en la ciudad santa de Jerusalén.

Los británicos tuvieron que resignar sus aspiraciones en el norte de La Palestina Británica (léase: Siria y El Líbano) en beneficio de Francia, pero conservaron el sur, con lo cual, con la misma resignación, tuvieron que padecer tanto el judaísmo como el sionismo 

Desde entonces, La Palestina Británica quedo siendo un territorio formado por una superficie total de bastante más que veinseis mil kilómetros cuadrados (26.000 Km2 = 2.600.000 Has.) que, en propiedad privada legal, pertenecían al Mapam.

Por eso, a partir de 1923, comenzó la segunda migración de los judíos (léase: la segunda aliyáh) hacia La Tierra Prometida (Eretz Israel = La Palestina Británica) que, a diferencia de la primera (1889), fue auspiciada por el Mapam y operativamente manejada por La Haganáh, siendo entonces una aliyáh sionista, es decir, esotérica, política y paramilitarmente opuesta a los intereses vitales de Gran Bretaña en Palestina.

Cinco años más tarde (1928), Gran Bretaña auspició la instauración del reino de Transjordania, con capital en la ciudad de Ammán, gobernado por la dinastía formalmente árabe, pero sustancialmente turca arabizada (léase: payá) de Los Al Hechemi. Desde ese momento, el gobierno jordano prohibió en su territorio nacional la continuación de la segunda aliyáh sionista  

Al momento de iniciarse la misma, La Palestina Brítánica registraba una población total de trescientos cincuenta mil habitantes (350.000) de los cuales más de dos tercios (66%) eran sarracenos (léase: árabes); el veintinco por ciento eran tártaros (léase: turcos arabizados = los payá = 25%) y sólo el restante nueve por ciento estaba conformado por los judíos, desperdigados por las zonas rurales y urbanas (9%), pero con dos núcleos de concentración urbana principales en la pequeña ciudad mediterránea oriental de Tel Aviv y en el sector occidental de la ciudad sagrada de Jerusalén. 

Pero la segunda aliyáh sionista trajo la novedad de las granjas paramilitarizadas (léase: los falansterios = los kibutz), que antes eran un pocos, muy pequeños y no contaban con granjeros armados, mientras los nuevos sionistas (léase: los kibutzim) eran financiados, entrenados y armados por La Haganáh. 

En semejante contexto, los pashá de las ciudades comenzaron recibir ayuda subreptica en inteligencia, en dinero y en armamentos, del servicio de inteligencia militar (III-D) de la república social de Alemania (léase: La Alemania de Weimar), conformándose una milicia pashá (léase: turca y no árabe), conocida con el nombre árabe de Tanzim, cuyo primer jefe del estado mayor general (JEMG) fue el Agte. III-D C-3 Cte. Gral. T Dr. Assedín Al Kazam (31), especialmente dedicada a atacar a los judíos de toda La Palestina Británcia, pero especialmente, a los kubutz sionistas. 

Por eso, desde mil novecientos treinta, cuando en La Palestina Británica, la segunda aliyáh sionista ya había provacado una auténtica explosión demográfica judía, el ambiente entre los británicos, los pashá, los árabes y los judíos se había enrarecido ostensiblemente, con el aumento exponencial de los fenómenos de la corrupción, la prostitución, la trata de personas, el narcotráfico, el tráfico de armas, el lavado de dinero, el espionaje, el terrorismo, la guerrilla y el financiamiento del terrorismo (léase: el crimen organizado). 

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.


[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).

[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería catastrófico.

[3] En ese entonces, el ex sultanato turco de Siria estaba conformado por los ex emiratos de Damasco, Beirut, Jerusalén y Akkaba. Y en la concepción sionista, La Tierra Prometida (Eretz) abarcaba todo el espacio geográfico comprendido entre El Eufrates, El Orontes, El Mediterráneo Oriental, El Nilo, El Golfo de Akkaba, El Wadi del Jordán y delta que se forma en El Estrecho de Shat Al Arab; es decir, que incluía la totalidad de La Ex Siria Otomana, pero también, la totalidad del sultanato turco de Transjordania y toda la parte oriental del territorio nacional del gran reino turco pro británico de Egipto, con capital en la ciudad de El Cairo. Conste.

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