El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Lunes 23 de Julio de 2.012.
La Moneda Mundial IV
Por Rubén Vicente
La
Crisis Mundial (the subprime crisis = la gran recesión = la segunda gran
depresión = 2008-2014) es algo así como el paroxismo de la emisión de
dólares sin respaldo en metálico (léase: la giga inflación global), que es la
causa única del aumento irreversible, indetenible, constante y
exponencial de los precios, de los salarios, de las tarifas, de los cánones, de
los impuestos y de las gabelas aduaneras (léase: la carestía); es decir, de el
divorcio del mercado mundial respecto de la ley natural de la oferta y de
la demanda, o si se prefiere, es el fin del capitalismo, tal cómo lo
conocemos, sea de empresas o de estado, lo mismo da.
Los
niveles macroeconómicos de la hiperpotencia planetaria (pbi, reservas
monetarias, inflación, doble deficit, deuda pública y alto desempleo crónico)
tornan inevitablemente inviable el mantenimiento de la supremacía
mundial estadounidense, de su capitalismo privatista y de su divisa nacional
como moneda del comercio mundial, básicamente, por tres razones (3).
La
primera es porque la casi totalidad de los bancos centrales del mundo
entero (orbis) tienen constituídas sus reservas montarias en dólares
estadounidenses, bajo la forma de billetes o de bonos, trasladando la guerra de
monedas (léase: la debilidad del dólar), a los sistemas monetarios nacionales,
causándoles inflación exógena, determinante de una carestía interna de la que
no son responsables ni los pueblos ni sus gobiernos.
La
segunda es porque el mantenimiento
del patrón dólar-dólar no tiene otro beneficio que causar la tera
transferencia de riqueza de los paises subdesarrollados a los paises
intermedios (léase: las economías emergentes), y de éstas hacia las economías
de los grandes bloques (ASEAN, UE y EEUU), y finalmente, del Asia Oriental y de
Europa Occidental hacia los EEUU, sin que ello implique para el gran
país del norte una solución rápida y verdadera a los problemas macroeconómicos
apuntados más arriba. [3]
Y
la tercera es que esa tera transferencia de riqueza hacia la economía
fracasada de los EEUU está causando la muerte masiva por inanición
(léase: el genocidio) de bastante más que cien millones de seres humanos
(100), más la indigencia de otros dos
mil millones (2.000), la
pobreza de otros dos mil millones (2.000),
más el razago injustificado de otros novecientos millones de personas (900).
En
otras palabras, media humanidad está en la lona sin esperanzas de revertir su
situación (50%), y la otra mitad, que vive por lo menos dignamente, no hace
otra cosa que temer por su futuro material, viéndose expuesta a la caída de su
nivel de vida, o peor aún, a la pérdida de sus empresas o sus empleos, con casi
insalvables posibilidades de no recuperarlos en las mismas condiciones.
Y
el problema que hará fracasar absolutamente todas las medidas tenientes
a solucionar los efectos adversos de la crisis mundial es la cuestión de los
derivativos. [4]
En
todo el mundo (orbis) circulan derivativos nominados moneda estadounidense por
un monto total que es equivalente a diez veces el pbi de la hiperpotencia
mundial (10). Ese excedente monetario descomunal está siendo prestado desde el
inicio de la segunda gran depresión a los gobiernos de Los Pig´s, y ya
ha causado la bancarrota nacional de Islandia, de Irlanda, de Grecia, de Italia
y de España, amenazando con la de Hungría, Austria y Bélgica, y sobre todo
(supra tutto), con la volatilización del euro y con el desmembramiento de la UE,
que es la aliada natural de los EEUU contra la competencia asíatica de
Japón y China.
Como
factores adicionalmente agravantes de la guerra de monedas (léase: el dólar débil)
se suman El Derrame Perolero del Golfo de México (2010); La Revolución de los
Jazmines (léase: La Primavera Árabe) en Yemen, Tunez y Egipto (2011); La
Operación ´Odisea del Amanecer´ en Libia (2011); los asuntos vinculados con WikiLeaks,
con Annymous, con Los Indignados y con Los Ocupas (2012) y, como si esto no
fuera poco, con La Cuestión Siria (2012).
Y
no nos olvidemos que el estado de salud del paciente (léase: el dólar) es tan
pero tan grave que, hace sólo once meses atrás (11), tuvo su primer paro cardíaco,
y que aún así sigue fumando como un escuerzo. [5]
En resumidas cuentas, esto no da para más, y lo
que falta saber que cuándo y cómo los EEUU resolverán la cuestión del dólar, y
qué harán los grandes, medianos y bancos centrales del mundo entero (orbis) para
defender los intereses vitales de los gobiernos de los que forman parte y de
los pueblos a que ellos sirven.
En
el próximo y último artículo de esta serie vinculada con La Moneda Mundial,
ensayaré el escenario prospetivo que yo considero más probable, diciendo lo que
yo creo que debería hacer la Argentina y sus habitantes para beneficiarse.
Y
si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo
sabremos.
[1]
La libre expresión y la
segura circulación de la información contenida en el presente documento se
halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos
Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de
1995 (Art. 14), la Ley Nacional N°
26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).
[2] Para
uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente
posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si
ocurriera sería catastrófico.
[3] La unidad de medida cibernética es el byte, y sus
múltiplos ascendentes de mil son los kilobytes, los megabytes, los gigabytes y
los terabytes. Actualmente (2012), la capacidad de almacenamiento de los
ordenadores más grandes se mide en centenas de terabytes, pero en la
fase avanzada del nivel experimental, ya se está midiendo esa capacidad de
almacenamiento de los soportes cibernéticos en pentabytes. Conste.
[4] Para ver el origen y la evolución histórica de los
derivativos, puede consultarse El Cisne Negro (Edicción 221), del lunes
dieciseis de abril, bajo el título de La Fiesta Inolvidable.
[5] Véase El Cisne Negro (Editorial 79) del lunes
dieciseis de noviembre de 2011, bajo el título de El Abismo Insondable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario