martes, 3 de julio de 2012

299 Historia (Israel)


Año I – Primera Edición – Editorial: 00000299 [1]



El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Martes  3 de Julio de 2.012.





El Pueblo Elegido VIII [3]
Por Rubén Vicente 

En 1894, la sección suiza de La Hermandad de los Sabios de Sión (léase: los javadistas), que es la rama judeo-rusa de la masonería mundial (la venerable hermandad azul = la masonería inglesa = la masonería anticatólica = la masonería antipapista = la masonería diabólica = la masonería satánica), que brega por el fracaso de El Plan Divino de Salvación; aupició, financió y organizó la celebración de El Primer Congreso Judío Mundial, que tuvo lugar en la ciudad helvética de Basilea. 

En el evento se dieron cita prominentes personalidades del quehacer judío de los cinco continentes o sus representantes oficiosos (Oceanía, Asia, Africa, Europa y América), que comulgaban con las ideologías conservadora del cosmopolitismo; liberal del judaísmo; radical del nacionalismo; anarquista del internacionalismo; socialista del marxismo y nazi del sionismo.  

En ese contexto, el mejor abogado del nacionalismo alemán fue, justamente, el encargado de defender la visión de los nazis judíos (léase: los sionistas), es decir, el corresponsal en París del diario La Nueva Prensa Libre de Viena (Die Neue Freie Presse), Agte. ORW C-3 Dr. Teodoro Herzl (a) Moisés, de treinta y cuatro años de edad, quien comenzó su discurso recordándole a todos los presentes que El Monte Sión es el lugar en el que se encuentra situada La Tumba del Rey David, motivo por el cual, en ese lugar era para él y para los sionistas, nada más ni nada menos, que el corazón espiritual de los judíos y de La Tierra Prometida de que habla la ley yavista (la toráh). 

Continuó el Dr. Herlz diciendo que ser judío es entonces tener como patria, justamente, La Tierra Prometida, cuyo nombre ancestral es Eretz (léase: el factor telúrico). Prosiguió asegurando que los judíos son individuos (varones, mujeres, niños y ancianos) que forman parte de la raza blanca; de la subraza semita y de la etnia indoasiática (léase: el factor racial).

Agregó que el idioma sagrado de los judíos era el hebreo (léase: el factor lingüístico). Y afirmó que los judíos creen en Yavé (Jehová), motivo por el cual, su religión es el yavismo (léase: el factor religioso).  

Bajo esa comprensión, Teodoro Herlz concluyó que ser judio es entonces ser semita, hablar en hebreo y profesar el yavismo, restando reconvertir a Eretz en la patria (léase: el territorio) del futuro estado judío (der judden stadt). 

La inmensa mayoría de los concurrentes, en vez de aplaudirlo hasta quedar con las palmas de las manos enrrojecidas, cayeron en la cuenta de que ellos no eran semitas sino arios; que ellos no hablaban en hebreo sino en idish; que ellos no eran demasiado ortodoxos en su yavismo, por la sencilla razón de que ellos eran los judíos rubios (los judíos europeos = los nórdicos = los ashkenazíes), concluyendo en sus almas que tampoco querían que el estado judío tuviera su futuro territorio en un lugar tan caluroso y yermo como La Palestina Turca (léase: Eretz). 

En consecuencia, El Primer Congreso Judío Mundial desaprobó por una mayoría de doble contra sencillo las posturas sionistas (66%), resolviendo en cambio conformar dos asociaciones civiles sin fines de lucro (2), que comenzarían a girar bajo la razón social, la primera de El Congreso Judío Mundial (CJM), con domicilio legal en la capital británica (Londres), y la segunda de La Agencia Judia Mundial (AJM), con domicilio en la ciudad autónoma estadounidense de Nueva York; de modo tal de que el CJM funcionara como el parlamento no permanente y que la AJM fuera como una suerte de el gobierno judío mundial; dejando al estado judío (der juden stadt) posicionado en el rol de el supraestado pla-ne-ta-rio. ¿Cómo? 

Desde entonces, dentro de la propia comunidad judía mundial, empezó la interna, entre la mayoría ashkenazí, conservadora y cosmopolitista (66%) y la minoría sefaradí sionista (33%) y, fuera de la comunidad yavista, entre la mayoría global no judía (95%) y la minoría judía (5%). Esto es lo que hoy se conoce con los nombres de el antisemitismo y de el antijudaismo, que son dos cosas bien diferentes, claro está. [6] 

Y claro que la prensa mundial, que nunca le presta atención a las sutilezas, juntó todo en una misma bolsa y, fogoneada por los servicios de inteligencia europeos, empezó a batir el parche contra la masonería, contra los judíos, contra el comunismo, contra el sionismo y contra todo lo que sonara a no tradicional (léase: lo subversivo), llamándolo con el nombre de la sinarquía internacional. ¡Guau¡ 

De pronto, la gente común del mundo entero (orbis), que venía escuchando desde hacía décadas que había un fantasma que recorre Europa, sumaron en sus mentes, y el resultado fue que les cayó la ficha, concluyendo que la raza humana, evidentemente, estaba bajo efectivo ataque tenebroso de la sinarquía internacional, una de cuyas ramas eran, justamente, los judíos, obvio. 

Pero la minoría sionista, básicamente sefaradí, ganaría apoyos askhnaziés en pocos meses, hasta convencer al Dr. Herlz de que había que crear el movimiento sionista mundial, bajo el lema de marchemos hacia a la tierra prometida (sic); que en 1896 publicó su primera obra literaria (de opera prima), titulada con el nombre de El Estado Judío (der judden estadt) que, en su concepción repensada sería para todos (sefaradíes, ashkenazíes, hassídicos y javadistas). 

Y en 1897 se celebró, también en la ciudad helvética de Basilea, nada más ni nada menos, que El Primer Congreso Sionista Mundial, lógicamente presidido por el Agte. ORW C-3 Dr. Teodoro Herlz (a) Moisés (37), del que surgiría una asociación civil sin fines de lucro, que comenzó a girar bajo la razón social de El Partido de los Obreros Sionistas Unidos (POSU) que, en hebreo, se dice Mapam, que principió siendo, obviamente, un partido suizo, claro está. [7] 

Hasta entonces, el gran ícono simbólico de La Hermandad de los Sabios de Sión (léase: los javadistas), y desde hacía tres años, del congreso judío mundial y de la agencia judía mundial, era El Candelabro de Siete Brazos. Pero el Mapam adoptó como propio un símbolo que no era típicamente judío, es decir, proveniente del antiguo gran reino oriental de Judá (léase: Judea), sino más bien, del mucho más antiguo de la confederación samaritana mediterránea occidental, posterior a la disolución de El Imperio de Jezrell (léase: Israel), como fue y volvía a ser, una vez más, La Estrella de David. Conste. 

La primera causa que defendió el Mapam fue la del Agte. III-D C-3 Cap. EF Afred Dreyfus, haciendo coincidir los intereses del sionismo con los de El Segundo Imperio Alemán (La Gran Prusia = La Pequeña Alemania = Das II Reich); pero un tipo como El Barón Rothschill, que tenía el asiento principal de su familia y de sus negocios (léase: el domicilio) en Gran Bretaña, le aportó al Dr. Herlz y al Mapam el dinero necesario para persuadir al monarca de El Imperio Turco (La Gran Turquía), Mcl. ET ® Dr. Murad V Otmánidas (59) de la conveniencia otomana de venderle al Mapam, nada más ni nada menos, que la toda la provincia turco-siria de Palestina. [8] y [9] 

Para cuando se celebró La Primera Conferencia Mundial de Paz en La Haya (1907), Teodoro Herlz ya había fallecido hacia tres años en Viena, pero todos los representantes diplomáticos de las grandes potencias, reunidas para tratar de que la paz armada no se transformara en la gran guerra mundial, le rindieron homenaje unánime a la personalidad política rutilante del que sería conocido por la historia universal como El Segundo Moisés, y nada más, claro está. 

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.


[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).

[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería catastrófico.

[3] Teodoro Herlz (1860-1904) nació en Budapest. Profesaba el yavismo mesianista (el hassidismo). Hablaba hebreo, idish, húngaro, alemán, francés e inglés. Leía vorazmente sobre las ideologías políticas contemporáneas (el convervadorismo, el liberalismo, el radicalismo, el anarquismo, el socialismo y el comunismo). Su pensador predilecto fue Karl Grün (ver El Cisne Negro, Editorial 28). Se graduó como doctor en derecho constitucional. Trabajó para la municipalidad de Viena y se unió a los nacionalistas alemanes, hasta que fue iniciado en un taller de La Hermandad Teutónica y fue reclutado como agente secreto por el servicio de informaciones del ejército imperial austro húngaro (das oster reich wehrmatch), ignorándose su nombre supuesto, pero sabiéndose que su nombre de guerra era Moisés. Cumpliendo órdenes, renunció a su empleo público y tomo un trabajo en la redacción del diario vienes (La Nueva Prensa Libre = Die Neue Freie Press), de línea editorial partidaria de el nacionalismo alemán, siendo nombrado corresponsal en París (1891). Conste

[4] Para el análisis del socialismo nacional (el nacional socialismo = el nazismo), y su versión judía (el sionismo), véase El Cisne Negro (Editorial 28).

[5] Hasta ese momento, a falta de templo de Yavé, los judíos de la primera migración a Palestina (léase: La Primera Aliyáh), era El Monte Sinaí, situado en el territorio del gran reino pro británico de Egipto), donde El Patriarca Moisés recibió La Tablas de la Ley (léase: la torah). Quiere decir que, para los sionistas, que eran básicamente sefaradíes y hassídicos, el lugar más santo de La Tierra Prometida (léase: Eretz) no era El Monte Sinaí, sino El Monte Sión, y que Moisés no era para ellos tan importante como El Rey David, cuyo nombre de familia (léase: el apellido) era Elohim, de los que descendían Los Barrabás, cuyo ícono máximo fue, obviamente, Nuestro Señor Jesucristo, claro está. No sé si ….. Conste. 

[6] Bajo esa comprensión, se puede ser un judío antisemita o bien, un sionista anti judaismo. ¿Cómo?

[7] En 1910, el Mapam cambió sede a Viena y en 1950 a Tel Aviv.

[8] III-D es la sigla del servicio de inteligencia militar alemán anterior a la Abwerh, predecesora del BND.
[9] Aunque todos fueran musulmanes, los turcos, que eran arios y pro alemanes, odiaban a los sarracenos (léase: los árabes), que son semitas y pro británicos, y por eso ayudaron a los sionistas, aunque fueran judíos, pues sus intereses eran, como ya se dijo, coincidentes con los de El II Reich. Conste.

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