El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Jueves 19 de Julio de 2.012.
Que Nos Sirva de Ejemplo
Por Rubén Vicente
No es Chuck
Norris, pero por lo menos, es Patrick Norris (63), y es el alcalde de una
ciudad del estado de California (San Bernardino), en la que viven doscientos
ochenta mil habitantes (280.000
Habs.).
La
administración pública municipal tiene absolutamente todo tercerizado a
favor de empresas privadas de capital local (léase: el compre californiano), a
las que se les deben casi cincuenta mil millones de dólares (50 MMD´s), pero no hay un mango.
¿Y
cómo ashemo fiera?
Aunque no era el
día del inocente, el diez de julio pasado, El Alcalde Norris se presentó ante
el consejo deliberante de sólo siete miembros (7), para someter a su consideración y decisión un proyecto de
resolución administrativa en cuya virtud se le otorga autorización al jefe del
ejecutivo comunal para presentarse ante la justicia en lo civil californiana,
peticionando la emisión de una sentencia interlocutoria que declare abierto en
el proceso judicial de el concurso de acreedores.
Si San
Bernardino no fuera un municipio, sino una empresa privada, eso significaría
tanto como si el presidente del directorio le solicitara autorización a la
asamblea de accionistas para presentarse ante un juzgado comercial, solicitando
el reconocimiento judicial de su estado de insolvencia, que habilita la
iniciación del proceso que concluye con la declaración judicial de la
quiebra de la empresa.
Dicho en
lenguaje popular, San Bernardino está en quiebra, o como prefieren decir en el
lenguaje jurídico estadounidense, está en bancarrota y, por esa
tradición norteamericana de la responsabilidad fiscal, corresponde que
intervenga la justicia, y no
que el gobierno pague lo que quiera, cómo quiera y cuando quiera. No sé si me
explico.
Y lo mismo que a
San Bernardino le sucedió este año a otras dos municipalidades californianas
(Stockton y Vallejo), y el año pasado a trece condados californianos (13), y hace dos semanas, a un banco de
Chicaco (El PFG Best Bank). ¿Me seguís?
Es absolutamente
cierto que los EEUU están en la lona, aunque no lo quieran reconocer, peor que
en 1929, pero no es menos cierto que ellos, cuando están quebrados, lo
reconocen, y actúan del modo que a cualquier argentino bien nacido les
encantaría, que es presentarse ante el juez, como cualquier hijo de vecino, y
pedir la apertura del concurso civil o de la quiebra comercial, según sea el
caso de un municipio o una empresa, decidiendo la justicia a quién se le paga,
cuánto se le paga y cómo se le paga; y no
que salga el gobierno a lanzar bonos o a pedirle ayuda al tesoro nacional. No se
si ….
La
responsabilidad fiscal es uno de los intitutos más antiguos del derecho
tributario estadounidense, y lo bien harían los intendentes y los gobernadores
argentinos en la misma situación de iliquidez o de insolvencia en presentarse
ante la justicia, a tramitar su concurso o su quiebra, y no que sea el gobierno nacional el que decida quién zafa y
quién no. Right?
Y si, porque eso
de la responsabilidad fiscal, acá se instituyó por ley en 1999, cuando
El Turco Menem decía que estamos mejor que la UE (sic), pero todo el mundo hizo
de cuenta que no pasó nada, porque no les gusta ser tan ordenados y prolijos,
y quieren arreglar todo tocando y retocando la maldita alícuota de la
coparticipación federal de impuestos, o mangándole al tesoro nacional adelantos
transitorios de mosca que nadie sabe en qué bolsillo queda. ¿Me
pescás la idea?
No, acá lo que
hay que hacer es empezar a pensar en una nueva ley de coparticipación y en
empezar a aplicar la ley de responsabilidad fiscal, y que quiebren
todos, a ver si así nos damos cuenta de una buena vez que hay que abandonar
el dólar y conformar la reserva monetaria nacional en oro,
contra la cual se emitan billetes no convertibles, pero totalmente
respaldados en metálico, a una tasa fija (léase: la moneda sana
= la inflación cero de verdad).
Y empezamos otra
vez de cero, pero con una deuda que no supera el quince por ciento (15%), con
rescesión pero sin depresión, y con bastante trabajo, aunque sea en negro, ah,
y nunca más en dólares, porque son paquilombo, obvio. No sé si me
explico.
Y si me dijeran
que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.
[1] La libre expresión y la segura circulación
de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente
garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art.
19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14), la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código
Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).
[2] Para uno de
Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El
Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero
que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería
catastrófico.
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