El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Jueves 13 de Septiembre de 2.012.
Piensa Mal Y Acertarás
Por
Rubén Vicente
Como
amante de la historia, me procupé por reunir y de ordenar información vinculada
con mis propios orígenes. En la historia de mi vida ocupa un lugar casi central
mi madre (Dora Damis – Clase: 1923 – Capricornio - Fallecida). Para que se den
una idea de cómo fue su infancia, baste decir que mi abuelo era empleado en un
puesto de venta de fruta y verdura de El Mercado de Abasto; que mi abuela era
empleada doméstica en casa de ricos. Y mi mamá hizo la primaria en El Patronato
de la Infancia, de la avenida Almafuerte del barrio porteño de El Parque de los
Patricios. Right?
Ni
bien empezó el año siguiente a que mi madre terminó la primaria con diploma y
mención especial por sus calificaciones sobresalientes (1938), mi abuela se la
llevó a recorrer la avenida Caseros. Iban las dos por los negocios, y mi abuela
hablaba con los responsables de los establecimientos, pidiéndoles un trabajo
para mi mamá. Hasta que un señor muy mayor, que era algo así como el gerente de
esa sombrerería femenina, la examinó y le dijo a mi abuela tiene buena
presencia, se expresa bien y parece que tiene buen carácter; mándemela mañana a
las ocho.
Tenía
sólo trece años de edad, y la ley laboral de ese entonces ya establecía que los
menores de catorce no podían trabajar, ni aunque fuera decentemente, como
vendedora de sombreros para mujeres. Por eso, el viejo aceptó correr el riesgo
de tenerla un año en negro, porque se daba cuenta perfectamente de qué clase
eran mi abuela y mi mamá, que ya de adulta, me metió en la cabeza su lema de
que más vale andar por la calle con los bolsillos dados vuelta, pero libres.
Cuento
esto para que figuren desde dónde yo analizo el hecho que trato en este
artículo, dedicado a El Caso Play Women, que empezó cuando dos adolecentes
pobres de trece años de edad tomaron un taxi (¿¿??) entrando en
conversación con el chofer (¿¿??), que les habría dicho que en
La Recoleta están tomando chicas y pagan sueldazos (¿¿??), dándole
supuestamente la dirección (Azcuénaga 1968), a donde las dos chicas se
dirigieron (¿¿??).
La
Prensa dice que hablaron adentro del local nocturno con un NNM, al que se
refirieron como El Jefe, y que éste les dijo que está pagando dos mil pesos
por noche ($ 2.000,000/N), por
hacer no se sabe qué tipo de tarea, pero aclarándoles tres cosas (3).
La
primera era que el establecimiento se quedaría con la mitad de sus
ingresos (50%). La segunda era que
debían presentarse a trabajar munidas de su DNI. Y la tercera es que se fueran vestidas con ropas livianas
(sic), a pesar de que estamos en invierno, y que a todas las cabareteras de La
Recoleta le proveen la indumentaria de trabajo, sea que limpien los baño, que estén
atrás del mostrador o que hagan el shaw, obvio.
Supuestamente,
una de las dos chicas estaba contenta como mona con dos colas, y se lo contó a
su padre, que optó por fomalizar una denuncia policial, interviniendo el juzgado
nacional de primera instancia en lo criminal y correccional federal en turno, a
cargo del Dr. Marcelo Martinez De Georgi, quien caratuló la causa como trata
de menores (sic).
Aunque
hace casi veinte años que no ejerzo la profesión de abogado, soy especialista
en derecho criminal, y los casos sexuales me fascinan, ja ja já. También desde
ese lugar digo que my first impression es que acá había una chica de por
lo menos dieciocho años de edad, metida en la prostitución, que fue la que
indujo a una de las dos supuestas víctimas a buscarse una amiguita para ir a
ver a El Jefe, y la otra agarró viaje, pensando que no iban a suscitarse
problemas, pero a la salida le agarró el julepe, cuando el padre le hizo
entender que no sólo estaba a punto de no anotarse para el secundario, sino que
además, le iban a arruinar la vida, como a Marita Verón, o algo por el estilo.
Y
me juego una ficha a que El Jefe las vió con buenos lomos y lindas caritas
(léase: dan el perfil de búsqueda), pero es lo suficientemente prolijo como
para pedirles DNI, así que zafa.
La
que no zafa es su pupila, que más que seguro consume drogas, o peor aún,
trafica, y las dos chiquilinas ya deben ser sus clientes desde antes del
intento de reclutamiento, induciéndolas a empezar a trabajar para El Jefe, nada
más que para que tengan plata para bancarse el vicio caro, y por parte, zafar
ella de alguna deuda pendiente que tiene, justamente, con El Jefe.
Así
que acá no pasa nada, ni con el negocio ni con El Jefe, pero falta saber
quién es la reclutadora traficante, y esperemos que no sea una botinera
o una modelo todavía sin cartel, porque la cosa se puede poner fea para otra
gente que no tiene nada que ver con El Caso Play Women, pero que son
personas políticamente expuestas, no sé si …
Y
lo último y me dejo de elucubrar en el aire. ¿A qué se dedica el padre
denunciante? ¿Es taxista? Por eso le digo al juez en clave goebbeliana piensa
mal y acertarás.
Y
si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo
sabremos.
[1]
La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en
el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración
Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional
de la República Argentina de 1995 (Art. 14),
la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts.
153 y 155).
[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de
Grecia (Solón) El Cisne Negro es la
alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es
prácticamente improbable, pues si ocurriera sería catastrófico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario